Poema para leer un viernes por la tarde: Hospedaje de paso, de Federico Díaz-Granados

En Poema para leer un viernes por la tarde, recomendamos leer Hospedaje de paso, de Federico Díaz-Granados además de un texto que puede servir como una suerte de poética. Este poema pertenece a Las horas olvidadas que publicamos junto a Valparaíso México.

 

 

 

A manera de poética

 

He amado el fútbol. He llorado al ver películas como La guerra de las galaxias, Cinema Paradiso o Belleza Americana; he cantando a destiempo canciones de Calamaro, Morrison y Lennon y sin embargo sigo temiendo cada día por lo que debo dormir con la luz encendida. Por esos pequeños sucesos, esos pequeños asuntos que siempre me han asombrado y que de tanto repetirse se han vuelto hogareños y cotidianos es que escribo poesía. Escribo poesía por esas cosas que he amado, porque estoy enojado con algo del mundo que todavía no se qué es, porque hago parodias equivocadas como un payaso callejero, porque sueño con inmensas bibliotecas y el puntual paso de las estaciones. Escribo por miedo y convicción, por amor y desespero, escribo porque conocí la soledad y el hastío y porque no volví a marcar ese gol que se quedó detenido en mi infancia; además, porque gracias a la poesía me encontré en los silencios con esas palabras que se abandonaron en mis secretos y que me permitieron entender al viejo Homero, a Edvard Munch, a Mark Twain, a Salinger, a Cat Stevens y al gran Neruda, para ser una mejor persona y porque supe, como en Cinema Paradiso, que no tendría un Alfredo que proyectara a diario mi vida ni que me regalara los mejores besos del cine mundial.

 

Federico Díaz-Granados

 

 

 

Hospedaje de paso

 

Nunca he conocido a los inquilinos de mi vida.

No he sabido cuando salen, cuando entran,

en qué estación desconocida descansan sus miserias.

Las mujeres han salido de este cuerpo a los portazos

quejándose de mi tristeza,

en algunas temporadas se han quejado de humedad

de mucho frío, de algún extraño moho en la alacena.

Se marchan siempre sin pagar los inquilinos de mi vida

y el patio queda nuevamente solo

en este hotel de paso donde siempre es de noche.

 

También puedes leer