Presentamos una muestra de Pablo Aldaco (Hermosillo, Sonora México, 1989) es poeta y cantautor. Es autor de los libros Las aguas del regreso, La noche que se expande y Corazón, punto cero.Estudió el Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Desde muy temprana edad participa en encuentros nacionales e internacionales de Literatura. Como cantautor es autor de cuatro discos, Primeros vuelos, Pablo Aldaco, Nube de Verano, Crepuscular. Ha llevado su música y poesía a países como Cuba, Perú, Argentina, Chile y España. Radica en la Ciudad de México.
Sentidos
Hay algo alucinante en el tiempo que no se sabe bien, pero sonríe.
Como lo que se escucha y no se ve,
como lo que se toca y no se siente.
Buenos aires, nuevas velas, nuevos ecos.
Volverá el ensueño, lo frágil será fuerte.
Jauría de poetas
Una jauría de poetas amenaza con invadir la ciudad
con versos explosivos,
dardos fijos en el blanco.
Más que la espada del héroe,
que el cuchillo de más filo,
las vecinas aullarán de un miedo inocente
y los poetas sólo reirán, con sonrisa de juguete.
Conjuro
Cabalgo orgulloso sobre el desierto que alguna vez me trajo
y me llevará al desafío más grande.
Alguna vez escuché a un mago decir
que la noche estrellada es el canto
y que el canto necesita ser cantado
por una boca que imite a la magia.
Caminemos hacia el regalo de la vida
que es la noche y sus eternos resplandores.
Sobre la hoja blanca de lo que no se ha escrito,
la noche se expande tan honda
que nadie puede ya parar su tiempo.
La ciudad es agua
Te he visto caminar en el frío húmedo de las calles, prestas tu sombra a lo que está debajo.
Tu paraguas, viento y calle. A lo lejos los vendedores corren, mientras arrecia la lluvia.
El agua se esconde bajo tu vieja piel. Los huesos son cal que cae cuando caminas, las sirenas gimen y en lo cóncavo de las arquitecturas terminan.
La ciudad es agua que retorna. Enorme fuente líquida.
Lecho
La tristeza del invierno reposa en un gran hueco, donde vive el deseo.
Niebla
La niebla del sueño traza el camino.
Afloran los días en el templo de la Tierra.
Los rayos del sol moribundo esperan como el arte del fuego ondulante
Vagabundo
El vagabundo orina las paredes
colma de rayas pensamientos, sobre el muro más blanco y virgen.
El vagabundo ríe, salta en carcajadas: nostalgia del hogar.
El vagabundo de mi calle llora, nadie entiende la razón de sus delirios.