Itinerario del olvido/Itinerary of Forgetting, de Nelson Simón

Presentamos una selección del libro Itinerario del olvido/Itinerary of Forgetting (Skull + Wind Press, 2020) del autor cubano Nelson Simón (Pinar del Río, 1965), en traducción al inglés del poeta Lawrence Schimel. Nelson Simón es el galardonado autor de nueve libros de poesía y una colección de cuentos. Ha ganado el Premio de la Crítica Literaria, otorgado anualmente por el Instituto Cubano del Libro, así como otrospremios en Cuba y en el extranjero.

 

 

 

 

 

Volverás un día. Sabes que la nostalgia
te hará volver un día a escuchar un acento
dulcísimo, a perderte de nuevo por las calles
que apenas te costará trabajo reconocer, a buscar
el camino certero que lleva hasta la cima más
alta, a beber otra vez de unos labios
salados. Pero ahora el destino te arrastra
inexorable, y sientes al partir como si te arrancaran.
LUIS MARTÍNEZ DE MERLO

Uno.

Este es el último día que resignado entierro
en el estéril suelo de una isla
a la que quedo atado para siempre.
Mañana he de partir. Toda mi vida
se quedará como un bulto tirado a orillas del camino;
pocos vendrán para decirme adiós cuando inicie
mi itinerario hacia el olvido; pero hoy,
quiero que el amanecer nos descubra desnudos,
(como si con la ropa pudiéramos despojarnos
de todo lo vivido);
quiero otra vez sentirme acompañado
por tus manos y el canto lujurioso
de los gallos; que nuestros ojos guarden,
como en viejos retratos, ese instante
donde mi cuerpo es breve hilo de agua
que transcurre y se agota bajo el puente de tus piernas.

Hoy,
quiero abrazarme a ti, sumergirme como el grumete
aferrado al mástil de su barco y que mis labios
amarga almeja—descansen y apaguen su temblor
sobre la movediza arena de los tuyos.

 

 

One.

This is the last day which, resigned, I bury
in the sterile ground of an island
to which I am forever tied.
Tomorrow I must leave. My entire life
will remain like a bundle tossed to the waves of the journey;
few will come to say farewell when I begin
my itinerary toward oblivion; but today,
I want dawn to find us naked
(as if, along with our clothes, we might strip ourselves
of everything that’s been lived);
I want to feel once more accompanied
by your hands and the roosters’
lustful crowing; for our eyes to store,
like in old portraits, this moment
when my body is a brief thread of water
flowing until its course ends beneath the bridge of your legs.

Today,
I want to embrace you, to immerse myself in you like the cabin boy
clinging to the mast of his ship and for my lips
(bitter clam) to rest and still their trembling
upon the quicksand of your own.

 

 

Cinco.

Nunca antes los días pasaron con más prisa
por las empobrecidas paredes de nuestro cuarto;
ni fueron más luminosas las historias,
que el verano, tentador, colocó a nuestra puerta.
Tu y yo
nos mirábamos con esa suavidad
que poseen las imágenes de un sueño.
Y era como si en la pupila
frasco para guardar el aromático perfil del amado—
se represaran las aguas y el deseo;
y en la mano temblorosa
que se ofrecía cual báculo
estuviera contenido el dialogo más doloroso.

Temíamos a las palabras, a sus bárbaros ejércitos,
a sus enjambres dorados comiendo
de la pútrida carne del corazón.
Tendido a tu lado veía pasar las nubes
y el tiempo. Paralelos como las infinitas
vías de los trenes, rodeados de una luz
que nos hacía irreales,
nos convertíamos en conchas incompletas
que, alguna vez, guardaron en su interior
las falsas perlas de la felicidad.

No decíamos nada: nos anillábamos uno dentro del otro
y el silencio, como una autopista cubierta de niebla,
se alargaba entre los dos
Cuando dejaste tu mano entre las mías,
tenías el temblor y la dulce insistencia
de una pequeña hoguera sacudida por el viento.
Todo tuvo tu luz. Todo fue encontrando
su sitio exacto en mi interior:
el país, la libertad y la esperanza
comenzaron a existir más allá
de la oscura prisión y la engañosa música
que guardan las palabras.

 

 

Five.

Never before did days pass more quickly
along the impoverished walls of our room;
nor were the stories more luminous
that summer, tentatively, placed at our door.
You and I
looked at one another with that gentleness
that the images of a dream possess.
And it was as if within the pupil
(flask in which to guard the aromatic profile of the beloved)
both waters and desire were damned;
and within the trembling hand
that offered itself like any walking stick
was contained the most painful dialogue.

We feared words, their barbaric armies,
their gilt swarms eating
from the heart’s putrid flesh.
Lying at your side I saw the clouds
and time pass by. Parallel as the infinite
tracks of trains, surrounded by a light
that made us unreal,
we turned into incomplete shells
that once guarded within themselves
the fake pearls of happiness.

We didn’t say anything: we bound ourselves one inside the other
and the silence, like a highway covered with snow,
stretched between the two of us.

 

 

Seis.

Yo no tenía nada, sólo promesas y un amante,
sólo el cuerpo de un hombre para decir—en el estío
de las rojizas tardes—“cuando me tiendo sobre él
siento que puedo tocar los fugaces bordes de la felicidad”.

Yo no tenía casa, ni cielo, ni libertad,
ni más paloma sobre mi enferma frente
que su beso oscuro, ni más raíz que su sexo
hundiéndose en mi carne, fijándome a la tierra,
alimentándome.

Yo no tenía más que sus palabras, musicales palabras
que él dejaba a su paso y que yo recogía
como fresas silvestres,
manchas, aullidos que guardaba sobre blancos papeles
para marcar mi rumbo hacia la falsa gloria.

Yo no tenía nada, ni siquiera la certeza de estar vivo.
Si alguna vida tuve, la viví en las pequeñas muertes
que él me daba.

 

 

Six.

I had nothing, just promises and a lover,
just the body of a man to say (in the summer
of reddish afternoons) “when I stretch above him
I feel I could touch the fleeting borders of happiness.”

I had no house, no sky, no freedom,
no other dove upon my fevered brow
than his dark kiss, no other root than his sex
sinking into my flesh, fixing me to the earth,
nourishing me.

I had nothing more than his words, musical words
that he left in his passing and which I harvested
like wild strawberries,
stains, howls I kept upon white pages
to mark my course toward false glory.

I had nothing, not even the certainty of being alive.
If I had some life, I lived it in the petit morts
he gave me.

 

 

Diez.

Por primera vez, y como los dos extremos
de una cuerda,
mi amante y mi madre
se unen
y trazan en el aire,
alrededor del hueco
que dejan mis recuerdos,
un fuerte lazo.

 

 

Ten.

For the first time, and like the two ends
of a cord,
my lover and my mother
come together
and outline in the air,
around the gap
my memories leave,
a strong knot.

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