Leemos a Pascal Quignard (Francia, 1948). Ha sido profesor universitario y también fue secretario general de Gallimard. Ha escrito textos que alternan la ficción y el ensayo. Ha publicado Pequeños tratados, en ocho tomos. Recibió el Premio Goncourt por Las sombras errantes. El texto que leemos pertenece a La barca silenciosa publicado en Argentina por El cuenco de plata con la traducción de Margarita Martínez.
Leodamia
Una vez muerto, Protesilao logró que se le permitiera volver a la tierra a pasar un día con su esposa.
Sin embargo dudó.
Amaba a Laodamia. Es lo que dice Ovidio.
Laevius dice que Protesilao temía la emoción que iba a embargarlo cuando tendiera sus manos hacia Laodamia. Tenía la impresión de que su cuerpo no sabría cómo desear, que una vez que se desarrollara su sexo no sabría cómo deslizarse dentro de ella, que una vez que la hubiera penetrado no sabría cómo permanecer erecto en el fondo de ella, que sería incapaz de procurar a su esposa la voluptuosidad que ella había conocido por tan poco tiempo en sus brazos.
Porque Protesilao no había estado con Laodamia más que un solo día. Al día siguiente de sus bodas, él ya se subía a los bajeles griegos que se dirigían hacia Troya.
Finalmente Protesilao aceptó la proposición que le hacían los dioses. Abandonó los infiernos. Volvió a la tierra. Se encontró con Laodamia. Laodamia abrió sus brazos. Protesilao la tomó. La noche es breve. La potencia de Protesilao le es devuelta por un momento. Ella se satisface en las tinieblas. Las sombras lo llevan al final de la noche, entre las sombras.
Ahora bien, luego de su partida, Laodamia se suicida: se ha acostado dos veces con Protesilao. Una vez antes de que partiera. La otra, antes de que volviera a partir.
De ese hombre solo ha conocido adioses.
Laevius le da a su tragedia un título extraño, cuya inscripción ya es un asedio. Protesilaodamia. Cátulo amaba esa leyenda. Ovidio la citaba todo el tiempo.
***
¿Quién ha vivido otra cosa que lo vivido por Protesilao? ¿Quién ha sentido otra cosa que lo sentido por Laodamia? El único día. La única noche.
***
Al cuerpo que se duerme, antes de hundirse en el sueño, le parece que se desprende.
El cuerpo humano en la oscuridad es como una barca que se desata, abandona la tierra y parte a la deriva.