Nguyen Chi-Trung: Vientos

Presentamos un fragmento del extenso poema Vientos del poeta vietnamita Nguyen Chi-Trung (Saigón, 1948). Reside en Stuttgart, Alemania desde finales de los años sesenta. En ese país comienza estudios de filosofía, matemática y mecánica aplicada. Escribe en alemán y vietnamita, y traduce poemas en su lengua materna. En 2013 se publica en Saigón su poesía escrita hasta la fecha. Su obra está traducida a diversas lenguas. La traducción es de Jona y Tobias Burghardt. El libro puede comprarse dando click aquí.

 

 

Vientos

 

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Vientos son un gran aliento manteniendo en vida lo vivo; un suspiro intemporal aflorando desde el principio, ¿será para siempre? ¿Un malhablar planteando y aclarando el ser con todos los enigmas que nos acompañan? ¿Son una palabra que pretende contener nuestro principio dramático y nuestro final incontable en todos sus detalles? ¿Son todo lo que hemos cubierto, la vida lo ha cubierto y el tiempo lo ha enterrado? ¿También son el hedor que ahora se esparce supliendo el aroma del día de antaño, son lo antibello del que consiste el último soplo de nuestra existencia?

 

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Vientos, ¿son la demasía de la ética, el hastío del amor, el apartamiento de lo humano? Nosotros, los coetáneos, ya no requerimos de todo aquello, pues partimos orgullosos en la necedad y desnudos como un guijarro tosco. Sí, nos esforzamos en olvidar. Pero el interior del corazón todavía no llegó hasta el final. ¿Fue por nuestro poder que nos vimos una vez hasta el interior intuyendo la última vez? ¡Qué juego simple es el olvido! ¿Por qué no puede olvidar nada un poeta? Ni la visión pasada y aún viva, ni al hombre mismo, la tarde estival, el aire ondulando entre dos corazones… Aunque de noche venga la mensajera del olvido.

 

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Vientos son uno y el mismo habitando dos sitios alejados de sí, el lugar de la cercanía y lejanía, del saber y no-saber, de la espera y no-espera. ¿Es que la vida puede ser rechazada por la poesía? ¿O sólo la poesía por la vida? No, la vida de cada cual no es única, es sólo la vida misma. No contemples lo tuyo como lo único que tienes, arrójalo a los vientos, déjalo ser efímero y olvido. Lo particular de la vida sólo yace en la palabra que escribes.

 

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