Poesía ecuatoriana: Aleyda Quevedo

Leemos tres inéditos de la poeta ecuatoriana Aleyda Quevedo (Quito, 1972). Poeta, escritora, comunicadora, ensayista literaria y promotora cultural. Ha escrito y publicado 10 libros de poesía, cinco de los cuales tienen segunda edición en 5 países. “Cierta manera de la luz sobre el cuerpo” es la antología que reúne su obra con un amplio estudio académico del escritor y catedrático cubano Jesús David Curbelo. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade” con su libro: “Algunas rosas verdes”. Sus poemarios “Soy mi Cuerpo” y “Jardín de Dagas”, han sido traducidos al francés, y este último publicado en Francia. Ha representado a su país en los más importantes encuentros, ferias del libro y festivales internacionales de escritores en Canadá, España, México, Argentina, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Venezuela, Francia, Cuba, Chile, Uruguay y Brasil. Ha sido traducida al francés, inglés, hebreo, sueco, portugués, rumano, ucraniano e italiano. Ha sido curadora y editora de una docena de antologías y libros de diversos autores de América Latina y el Caribe. Trabaja como consultora de comunicación, políticas sociales y culturales y educación superior en artes. Colabora con la revista de literatura: www.vallejoandcompany.com Es editora del catálogo digital Alfabeto del Mundo cuyos libros están disponibles para descarga sin costo aquí:http://lacastalia.com.ve/ https://edicionesdelalineaimaginaria.com/ La fotografía es de Anaís Madrid.

 

 

 

 

 

Teoría del tulipán

 
Es mi flor, mojada y fragante, con todas sus aspas
abriendo el grosor brilloso de la edad madura.

 
Bajo los ojos cínicos de los mismos hombres
-que, aunque te causen amadas sensaciones –
nunca dejarán de observarte con malicia y frialdad.

 
Mi flor insomne crece, abre cristales y pensamientos rígidos
de quienes aún no logran comprender la botánica femenina.

 

 

 

 

Colectar

 
Y así, las hojas perforadas, amarillas y marchitas
cubren la hierba uniforme del jardín
La noche cae vertical y el viento vence con su rigor
a todas las hojas del Cholán y la higuera
Queda resonando la belleza de su caída
entre silencio y tinieblas
entre banalidad y fe ciega
No angustiarse al caer otra noche de confinamiento
escucho el latir acelerado de mi corazón
Esto pasará -quiero creer- mientras el viento trabaja
con energía rápida y mesurada inteligencia
La vida que me resta consiste en practicar el amor
recoger las hojas perforadas de luz dichosa
y hacer piras vegetales de fuego
Este ejercicio de colectar hojas caídas
pequeñas hojas sangrantes y podridas
siempre al caer la noche, impiden que te llore
que escuche el rumor inacabado de la belleza en tiempos oscuros.

 

 

 

 

Meteorología

 
El granizo ha comenzado a disolverse,
hilos helados corren
entre las piedras y las ramas amargas.
Parecería que nada se quemó,
que nada fue despojado de su belleza.

 
Las flores del Arupo lucen crispadas,
cristalizadas por tanta bondad gélida.

 
Se aproxima el caos, pero es como
si nadie quisiera enterarse.

 

 

 

 

 

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