Poesía nicaragüense: Cinthya Paola Barrios Alemán

Víctor Ruiz construye un dossier de poesía nicaragüense. Leemos en esta entrega algunos textos de Cinthya Paola Barrios Alemán (Rivas, 1996). Nació, vive y escribe en la paradisíaca y mítica isla de Ometepe. Graduada de Lengua y Literatura Hispánicas. Poemas suyos han aparecido revistas nacionales. Desde su infancia se sintió poderosamente atraída por la poesía de Rubén Darío, razón por la cual nació decidió escribir poesía.

 

 

 

 

 

 

Cuervo

 
Amo los pájaros
ni las mañanas los opaca
roban el color a la noche
asustan al colibrí
vuelan al aire un universo oscuro
de los que vio nacer la tribu.

 
Sombras son que le cantan a leonora
aislados de sí mismos
enormes luciérnagas
                      negras del día

 
y más los amo
cuando la lluvia
le presta lágrimas.

 

 

 

 

El mundo llano

 
este mundo del que soy
se omite,
rehúsa cargar en sus manos
lo que declinaron sus pies
su extinta tierra
alberga triste una cigarra
y el desconsolado invierno
retumba del canto en busca
así caen sus párpados
recorridas lágrimas
marginados desagües
sed prisión
consumirse en ella
mar de goce
huracán diestro
revuelca esta ración de sol
brisa de chispas
universo humeante
braza que arde
al mundo que circula
por las calles.

 

 

 

 

Los versos caminan por las calles

 
El timón gira a muchas direcciones
se tambalea en la rotonda
naturalizada del mundo.

 
A soles incrustados
carga que curvean sus posturas
viene y va a la Capital
Sube y baja
pregonando su hambre
esperan la parada.

 
Los versos caminan por las calles
Gritan mascarillas, agua, cosa de horno, quesillos, rosquillas
Cada segundo sube la nota
Se baja la flauta
y Hamelín se va.

 

 

 

 

Una ternura que acompaña

 
A vos, chote que trajo raíz del cielo
Y brotó luz
                  un girasol claro
A vos, amanecer
Ternura innata
Halo de inocencia
Dios tu corazón encofre al arcoíris
calme al cielo nublado
insignia magna armoniosa.

 
A vos, huésped interno
de esta casa abandonada que soy
vos, florcita de loto nívea
que fuiste de mi cuerpo
y ahora vida propia
dulce que enternece mi ser con tu ser
y se alimentan ambas de estar
travesuras exquisitas
de infancia complacida.

 
A vos, clarinete que cantás mamá a diario
Eco sin tiempo y sin espacio
Que aun dormida la vocecita
Resguarda mi memoria.

 

 

 

 

Verle estremecer

 
Cosa rara era verle estremecer
Por algo me dolió tanto su mirada
De alguna manera sabía que no era la misma
Algo desde adentro
Comió su ira, enojó
Y  trajo con ella la amargura
Algo que solo experimentan los moribundos
No fui con ella como era conmigo
Necesitaba que le abrazara
Crucé mis manos en el estómago
Y las de ella sobre mi espalda
Así irrumpió esa noche
Una tenía miedo de sí misma
Y la otra de sí misma
No tenía nada.

 

 

 

 

Tan solo es invierno

 
Mañana saldrá un hermoso sol
nube crisálida
Hoy, solo es invierno
y pensar esa neblina
nos acongoja desde hace días

 
aguarda belleza
el espacio canicular
espera tu abril
después de todo
ninguna alegría viene de otra
y ninguna llovizna es innecesaria

 
supe de inmediato
que lo sabías
así como también quieres ignorarlo
diste espacio al fin de semana
así transcurrió el mes
ahora ponle clic al lunes
que los mortales
no esperan.

 

 

 

 

Te conozco

 
Amor no fuerza mi alma
Desde cuando yo fui un mañana
y vos ayer a mediodía
me siento habitada por vos
         huésped taciturno
que provoca desmesura
un miedo presuntuoso
de saber que estás ahí
y que sos vos a quien mi desnudez se omite
mi vergüenza es vana
una caminata al motel
y así pasamos
la cómplice mentira
aquella primera vez sin virginidad
erizar el color de la tez
a la ecuación del conjunto de besos parciales
mirarme tras la cortina encolochada de tus pestañas
que esconde tu visión
vicio que amo por las mañanas
y el café que compartimos
me consume a diario.

 

 

 

 

Un café por la mañana

 
Puedes hacerme un café por la mañana
Que mi paladar prepare
Los amargos días
Que al llorar el muerto
Sea insípido y abundante
Nada es más frío
Que los zapatos abandonados
Aquellos no pudieron morir
Nunca estuvieron vivos
Ponle ahora azúcar al café
Lleva la taza
Junto a la bandeja
Nada es más caliente
Que el hueco de su calcetín
Y el olor sublime de la taza se derrama
Pasó y pasa por el fúnebre invierno
Como si indicase la velada del sol
Cual entierro espera las seis de la tarde
Y el café hierve en la tormenta
Nada es más gustoso
Que tragar su oscuridad.

 

 

 

 

La subasta

 
¡Buenos días! ¡Buenos días!
¡Acérquense señores, abran campo!
Hoy abrimos pacas de cadáveres
todos han muerto de moquillo
otros han caído redondos en plena calle
pero aquí los tenemos fresquecitos
listos a despacharse.

 
Ponga su ataúd por aquí
que ya al instante lo atendemos.

 
He aquí un am pm 24 ∕ 7
importando las mejores ofertas
unos están todavía tibios
y flexibles, aunque la mayoría están más que tiesos
tilintes ¡Apresúrense,
que no se les escape su muertecito!
Y usted, mi estimado de camisa verde no se preocupe
que su mercancía está a salvo, a salvo.

 
Aquí se acerca el mejor cliente,
el que se lleva todo
sin discriminar mucho
¡Adelante, señor Gusano! ¡Adelante! ¡Dese gusto!
¡Esta subasta señores se ha terminado!
¡Hasta la próxima!

 

 

 

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