Presentamos una muestra de la obra del poeta venezolano Felipe Ezeiza (Los Teques, 1999). Integrante del grupo Habitantes de la Calima. Mención publicación en el 6to concurso nacional de poesía joven Rafael Cadenas. Ganador del 6to concurso de poesía Descubriendo Poetas. Ganador del 5to concurso nacional de poesía joven Hugo Fernández Oviol. Mención honorifica en la primera edición del Premio internacional de poesía Bruno Corona Petit, y ganador en su segunda edición. Ha participado en el Dossier de poesía venezolana de la Revista Kametsa, y en las antologías: Sequía (Editorial Senzala, 2020), Elogio a la brevedad (Túnel Diez ediciones, 2020), I Premio internacional de poesía Bruno Corona Petit (Ediciones Palíndromus, 2021).
LIRAS
Garganta
para un canto profundo
que sostiene los ríos
con tan solo nombrarlos.
LA BRUMA
Nunca aprendí a nadar
pero sé moverme a tientas por el fondo marino
deslizar mis manos en la oscuridad
aplastado hasta el infinito
por el peso de una palabra lejos del aliento
así pasan las cosas
debemos cabalgar un azul eléctrico lleno de perlas
seguir la estrella que dando bocanadas
sabe que su tiempo está terminando y se entristece
está bien
aprender a navegar, volar o moverse bajo las aguas
sacrificar lo que haga falta para vivir la plenitud
aunque sea un instante
como la vida de un albatros
gigante maravillosa digna
hacer lo necesario para evitar
morir de hambre en tierra firme.
LA ESTACIÓN DORMIDA
a Eloísa
Debe existir otra resonancia
una para respondernos
sin deshojar las lenguas
un túnel bajo el sonido
que nos deje tocar el agua
sin perturbar su forma
las palabras son durísimas
y aun así al decirlas van heridas
nunca he leído una palabra de amor
en el poema el amor es silencio.
CORALES
En la casa de puertas azules
un perro corría a la orilla del mar
llegaba a tus pies con unos caracoles
y dibujabas el destino con una ramita
Hacías del sol un hilo de fuego
¿Cuántas palabras recuerdan la arena?
tú siempre estuviste ahí.
LA DUNA CELESTE
Exhausta
mientras temblaban sus piernas
se aferró a mis manos
y ahogada en tristeza habló de la arena:
Un día nos tragará el desierto
con sus ojos enormes
con sus fauces azules.