Poesía mexicana: Mario Licón Cabrera

Proponemos la lectura del poeta mexicano, avecindado en Sidney, Mario Licón Cabrera (Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 1949). Además de poeta es traductor  y editor. Ha publicado cuatro colecciones de poesía. Ha sido traductor de destacados poetas australianos. Su publicación más reciente es Poems of Mijail Lamas, Mario Bojórquez & Alí Calderón, Vagabond Press, Sydney. En 2016 y 2017 obtuvo el premio de poesía Fundación Trilce de Sídney. Vive en Australia desde 1992.

 

 

 

 

 

Mañana de invierno

 

Frente a mí contra mi puerta un rayo de sol
semejante a un fantasma luminoso Alargado
robusto y ondulante — como un tótem aborigen

Detrás de mí contra la pared un grupo de danzantes
purépechas enmascarados en silencio Hace mucho frío
y he dormido poco  El sol acentúa el polvo del tiemp
acumulado en las ventanas

En silencio bebo manzanilla y pronto saldré a caminar y poner junto
ese sueño donde arrastraba un pesado y largo madero
repleto de afilados y toscos clavos oxidados

 

 

 

 

Desde la distancia

 

Los ojos del niño no ven
hacia la cámara sino hacia nosotros
desde la distancia de Alepo  Sus ojos
en silencio nos miran en silencio nos preguntan

¿qué hacen ahí sentados en la distancia viendo
las noticias en silencio como inútiles testigos
mirando nuestra insoportable desgracia?

Sus ojos dos profundos pozos negros
pozos de indignación y coraje entre la desesperanza

Detrás del niño montañas de ruinas y el inconsolable
aullido de lamentos sofocados por abominables siluetas
de bombarderos aliados alterando la indiferente claridad azul
del cielo sirio   Los ojos del niño me siguen… me persiguen…

 

 

 

 

 

De los días enmascarados

 

Si cierras los ojos escucharás
el lúgubre lamento del viento que arrastra
la oscura incertidumbre de los días confinados
Si abres los ojos verás
el fulgor indiferente pero cierto
del sol poniente que sin saberlo
con su luz parece alivianar el peso de los pasos
de los contados transeúntes obedientemente
enmascarados a lo largo de Glebe Point Road

Si alargas tus manos tus dedos
tocarán toda esta desoladora vastedad azul
y todos estos verdes y ocres que por ahora
te pertenecen solamente a ti porque solo tú
en estos momentos la habitas  Nadie más
transita bajo este cielo entre estos árboles
y es cuando la presencia de la muerte y su pesado silencio
se vuelve más viva — y más vivo el temor
de sentir su mano sobre tu hombro tembloroso

 

 

 

 

Instante

 

Una fachada en lo alto que al verla pasar instantáneamente
nos regresa la imagen de la sensación de algo antes
visto y hasta ahora ya era olvido —o memoria de algo visto
con los ojos de lo vivido en otro momento
( o ¿en otra vida?…)
Si es un ángel una virgen un demonio
o una flor lo que hay en el nicho en la fachada no es
posible definirlo es una imagen una borrosa
imagen de algo que tal vez nunca estuvo
donde estuvo hace un instante…Además
la velocidad siempre vence a la precisión a —
la precaria retención del crepúsculo
de aquella mirada que fue mía

 

 

 

Actitudes

 

Unos caminan mirando
al cielo, otros mirando al suelo
unos más mirando hacia los lados.

Pocos son los que caminan mirando fijamente
al horizonte — un horizonte que se aleja a cada paso dado.

Algo semejante sucede
con las llaves, los cumpleaños, los equipajes, los sueños
o los días festivos.

 

 

 

 

Cunjurong Point

               La mente navega a golpes de emoción
                              Ezra Pound

Revivo –no recuerdo—revivo
claramente aquella tarde cuando tú
surgiste de las olas y tu estatura
crecía a cada paso que dabas acelerando
el galope del deseo en mi plexo enterrado en la arena

Toda una inmensa playa enteramente para nosotros dos
Una playa perdida en el tiempo y muy lejos en la distancia

Ni una sola nube en el infinito azul sólo
aislados graznidos de aves marinas en mántrica síncopa
con el aletargado rumor del ir y venir de las olas

Ya de noche
de espaldas en la arena con asombro vemos
el fugaz tráfico de nebulosas tan cerca de nuestros ojos

Mis manos y mis labios palpan y saborean la humedad
y la sal del mar anidadas en tu pubis mientras lentamente
nos hundimos en la noche de nuestros cuerpos

 

 

 

 

Midnight blues

 

Una lluvia fina cae
sobre tus enredados cabellos
en altas horas de la noche

en la línea de la luz
yo
en la línea del sueño
Market Street
casi desierta
Todo es un sueño
caminando lento
sueño
entre tiempo y tiempo

me das tu mano
que sale del viento
yo
te doy un beso
que se pierde entre la niebla
y el ulular de sirenas invisibles
en la bahía
La lluvia
finos cuchillos de plata
van marcando
nuestros rostros

 

 

 

Librería

También puedes leer