Leemos poesía boliviana. Leemos algunos textos de Valeria Sandi (Santa Cruz, 1991) y los acompañamos de una breve entrevista. Es productora, gestora cultural, escritora y abogada. Publicó los poemarios: Ambidiestros (2014), en coautoría. La luna lleva sal, (Ediciones Jota, Potosí 2016). Su poemario Rincón de lluvia publicado por Ediciones Andesgraund Chile (2018) fue reeditado por Literatelia en México (2019) y por Chanchito ediciones de Bolivia (2018). Desde 2019, forma parte del equipo editorial de Ediciones Andesgraund en Bolivia. Dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras.
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Alí Calderón
¿Qué te interesa hacer en un poema? O, dicho de otro modo ¿cómo despliegas tu poética en el texto?
Valeria Sandi
Abrir una posibilidad de trabajar el iceberg, seguir develando esa gran masa que esconde la escritura, a medida que profundizo siempre me sorprendo de las posibilidades que nos da el lenguaje.
Alí Calderón
¿Qué crees que ha dejado de ser importante o qué ha pasado de moda en la escritura de un poema?
Valeria Sandi
Creo que la moda, tiene una corta duración. Imagino el brillo del momento que luego se ve opacado por otra y así, siento que la poesía trasciende eso. Como en la realidad nada es estático y ahí está la riqueza de la escritura que algunos exploran de manera más acertada en esta búsqueda continua con su escritura. Lo que me parece que se ha dejado de tomar en cuenta, o en todo caso, veo que ha disminuido es establecer ciertos diálogos con otros autores en el poema.
Alí Calderón
¿Has leído recientemente poemas que te parezcan significativos o particularmente buenos? ¿Quiénes son los poetas que te entusiasman ahora?
Valeria Sandi
Sí, tengo libros de cabecera que recurro a menudo, ellos me acompañan hace años: Para leer a Aimé Césaire, Las Flores del Mal de Charles Baudelaire, La carne de los sueños de Matilde Casazola, Las hojas de la madera de Gustavo Cárdenas y entre los que recientemente han sido publicados: Exhausto en la cruz de Najwan Darwish y Nocturno Urbano de Cristina Peri Rossi.
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Frascos de tiempo
Hay
quiénes derramamos nuestra sed
junto al primer sol, que ahora
es solo
una sombra redonda, golpeada en la pared
dejando de germinar días.
Y en la tarde
somos el caldo
del que bebe
cada día la vida
y a cambio, nos devuelve
nuestros restos desperdigados
en frascos de tiempo sin memoria.
Está húmeda la noche
desde que el lago
carga dentro suyo
todos los huesos
de sus habitantes extinguidos.
Y yo
no soy más que la represa
de estos ojos
Que ya no sueñan ríos.
Hojas
Caen
hojas
mustias
al finalizar
la tarde.
Al finalizar
las horas
caen vidas.
Recojo
los colores
de las hojas
disecadas
en el tiempo.
Recorro
ojos
de las últimas
miradas.
Es otoño
una estación
de piel seca
sobre callejones.
Es mi vida
un recolectar
de hojas
para el refugio
de mis palabras.
Es mi tiempo
una escritura breve
de aquello
silenciado
por la sombra.
Rincón de lluvia
Hoy
se abre
gatillando sombras
el telón de la noche
en nuestro cuerpo
se acerca la sentencia
de fondo un árbol.
Los recuerdos
se derraman
en tajos
La mirada
se nos puebla
de fosas.
Sin hilván
la memoria cae
nos volvemos
tierra blanda
con el rostro perdido.
Llegada la sentencia
desde nuestra
nítida oscuridad
pedimos al tiempo
como juez de luto
un rincón de lluvia
como última patria.
Raíz de cenizas
De tus pulmones
no estallarán
los primeros gritos
de albedrío
no habrá matrona
que contenga este pulso
susurrando
¡Es mujer!.
No llegarás a mi regazo
como el fruto
de nuestros países
del rojo en común
no bordaremos
una bandera nueva
para tu abrigo.
La ira de la menstruación
me abrirá los meses
con cada dolor
sonarán las campanas
caerá mi fertilidad.
Contaré
desde el patio
las aves colgadas
por cada cuento
que no llegó
a tus oídos.
No existirán domingos
para llevarte
a descubrir colores
en los títeres del tío Juan.
No te soplaré
las pesadillas
ni te obligaré a comer
las lentejas
de la abuela.
No jugarás
en la Convención
de frases
ni se calentarán tus días
en la Santa Cruz.
No sabes
cuántos vestuarios
tuve que habitar
para esconder
la tristeza.
No tendrás
adolescencia
Ni me dirás
¡Mamá!
“El Derecho
pone a prueba
la rectitud de las consciencias”
Pero
“La antropología
es el conocimiento
de nuestra humanidad”.
No te dirán
tienes la vena poética
de tus padres
ni nos prepararás
fiesta sorpresa
en nuestro cumpleaños.
Abril de lluvias
¿Florecerá de noche?
no lo veré, no lo verás
de herencia
no tendrás mis ojos
la nostalgia
de un amor
se lo comió a pedazos.
Desde allá
se me parte la raíz
me crece
la sombra.
Disculpa
el temblor
de mis años llega
se derrama
nuestro sueño.
Ahora
te llevo
siendo un deseo
seco
en la garganta
desde
dónde voy
tosiendo
todo
lo que no serás.