Poesía ecuatoriana: Cristina Pavón Burbano

Presentamos una selección poética de la autora ecuatoriana Cristina Pavón Burbano (Quito, 1991). Es periodista, estudiante de Gestión Cultural de la Universitat Oberta de Catalunya. Varios de sus poemas fueron publicados en las antologías: 90 Revoluciones (Ecuador, 2015), Tea Party 4 (Chile, 2015), Silvestres y Eléctricas (Chile, 2016), Humo sonámbulo (Ecuador, 2021), Décimo Tercer Encuentro de Poesía en Paralelo Cero (Ecuador, 2021). Ha asistido a los talleres de poesía que imparte el poeta mexicano Mijail Lamas. Sus textos también han sido publicados en varias revistas digitales y blogs.

 

 

 

 

Malherbología

Algo
llega al mundo sin ser bienvenido
y llama al desorden, al desorden
Louise Glück

Nosotros
no tendemos hojas al viento
ni ondeamos corolas al sol con pistilos brillantes,
tampoco vestimos las bocas infantiles con pulpa dulce
ni engordamos animales para la mesa del rey.

Nosotros
somos ese resabiado brote de jardín
que no recibe la visita de las abejas
ni de una mano
que limpie lo muerto o remueva la tierra.
No somos privilegio ornamental
ni coloridos difuntos, en manos nupciales.

Nosotros
somos la herida del gineceo y el androceo,
el estorbo fitopatológico
de una polinización salvaje,
la molestia que se extiende,
ahoga
y roba agua a los colores primaverales.

Somos
aquello que echó raíz,
antes del abono y la semilla planificada,
el verde ilegítimo,
que se expande, grotesco e inminente,
sobre la tierra.

Somos lo que queda vivo
bajo el sol del repudio,
el verdor que no marchita
pese al intento de Dios
por cortarle la cabeza.

Somos
esa legión verde brillante
que soporta el escarde,
el herbicida
y se multiplica
extendiendo la cepa soterrada
a la sombra del más bello
sin querer su apellido.

 

 

 

Secreto familiar

El sol quiere llegar al árbol de nuestra sangre,
derribarlo y hacerlo cenizas
Jorge Teillier

Cada pariente tiene raíz,
esa punzada primitiva y violenta
que gira, tierra adentro,
para esconderse de la luz.

La pena
se extiende a los costados
(crucifijo invertido)
para despeinar la parcela
con tejido hambriento.

Pero, además,
el padecimiento viaja por un camino apretado
buscando el aire.
(Xilema, floema)
Se desentierra,
crece clorofílico y alcohólico,
se balancea en la superficie.

A la vergüenza,
le gusta vestirse de fruta
y tomar el sol.

 

 

 

Caín y Abel

Miro dos peces en un estanque claro
miro cómo uno flota junto a la comida que el otro engulle
miro cómo un cuerpo triste acaricia el ras del agua
miro cómo su hermano goza del alimento que era para dos
miro cómo el luto es un invento
(ad)miro tan prolija despreocupación.

Miro al pez más feo vivo
miro al pez más feo nadando
miro mi rostro redondo de agua
miro que ese pez es como yo.

 

 

 

Naturaleza femelina

A veces
tengo la misma habilidad higiénica del gato,
aprendí mirándolo
y acicalándome.

Me acicalo,
de brazos a pies, me acicalo.
Con la lengua ya seca
abandonando toda baba en los metros de piel
me acicalo.

Sintiendo mi sabor
a resaca y carne,
bajo a mi ombligo
y debajo,
me acicalo.
Como la hembra recién parida,
lamo y peino
la herida vertical.

La diferencia de ejecutar
esta acción de tinte felino
es que mi naturaleza de mango negro
se me atora en los dientes.

 

 

 

Ramas de fuego

Vuelo en una casa
en la que un hombre taladra campanas.
El ruido no ahuyenta
pero hiere.
Mis ojos supuran el terror del rapto,
mi pico recolecta pelos,
los míos y los suyos,
para anidarme, buitre,
sobre el closet
donde él escondió las armas.

 

 

 

Vuelo ciego*

Madrúgame mañana para reamarnos
Jorgenrique Adoum

Mis ojos, te buscan,
les nacen picos atroces
que engullen la carne blanda de los gusanos.
Pico a poco
pestañeo
“ya no será, ya no” me canta el vuelo ciego.

Me atrasé a madrugarte, me repito,
no criaré tu ropa
no coseré a tu hijo
y seguro, te veré morir.

Para calmarme
pienso en tus ojos desorbitados,
en tu gemido mayúsculo,
en los árboles que me adornaste en la nuca
y cuando me olvido de tu voz
digo Hiroshima, digo Nagasaki
digo mon amour.

 

 

 

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*Con versos de Idea Vilariño

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