Poesía argentina: Fabio Cardarelli

Leemos poesía argentina. Leemos algunos textos de Fabio Cardarelli (1969), presentados por Juan Carlos Abraham. Los libros más recientes de Cardarelli son La breve recompensa (2016, Dinamo Poético editorial), Truco de espejos (2017, Lago editora) y Recomendaciones para un eterno descanso.

 

 

 

Recomendaciones para un Eterno Descanso​​ (2020, Lago editora) de Fabio Cardarelli.​​ 

 

Recomendaciones para un Eterno Descanso​​ es un libro que presenta un​​ emotivo y profundo viaje poético,​​ en el que se tocan​​ temas tales como​​ la vida, la muerte, el amor y la búsqueda de significados en las cosas más pequeñas.​​ Una particularidad de la obra son los títulos:​​ números en esperanto​​ que representan cada una de las​​ recomendaciones​​ o pequeña moraleja subyacente en cada poema.​​ Recomendaciones,​​ entiéndase​​ bien,​​ hábilmente​​ transformadas en un lenguaje​​ poético​​ a​​ través​​ de la​​ rítmica​​ y el sentido,​​ como cuando dice en “Tria”: “…quien no haya olido a un hijo/ saque urgente un boleto/ al campo al mar a la montaña…/ o donde crea que encuentre a la esperanza”; o cuando dice en “Kvara” que soñó haber escrito el poema​​ más​​ hermoso como si de una pesadilla se tratara, porque entonces,​​ para​​ qué seguir esa​​ búsqueda​​ estética: “mejor así, /que el límite de un hombre sea su sueño”. Estas recomendaciones se​​ escuchan​​ con una voz que reflexiona consigo misma, que gira y articula hechos del pasado, remoto o inmediato, para entender las cosas de la vida.​​ 

En conjunto,​​ Recomendaciones para un Eterno Descanso​​ es​​ una obra poética que toca los​​ vértices​​ del alma humana, dejando una huella,​​ quizás​​ por una musicalidad​​ constante, en nuestros​​ oídos.​​ Por algo, este texto obtuvo una mención en el Premio Literario Provincia de Córdoba en​​ el​​ 2018.​​ 

Sin lugar a dudas,​​ Fabio Cardarelli ha creado una obra conmovedora que resuena con la esencia misma de la vida.​​ 

J. ​​ P. A.​​ 

 

 

 

 

Unue

 

Tuve que ir​​ 

hasta tus ojos​​ 

para recordar​​ 

cómo se derrama​​ 

el sueño​​ 

de un hombre.

 

 

 

 

 

 

Tria

 

olí a mi hijo cada vez que nació

 

quien haya olido a un hijo​​ 

se hunde en su cuerpo hasta esperarlo

 

cuatro veces lo vi nacer y yo​​ 

que solo había escrito recetas de cocina panfletos​​ horóscopos​​ 

 

me entró como sable de faquir por la nariz

 

el lento caracol del universo

 

y tembló

 

 

nacía cada vez nacía​​ 

en la penumbra de la habitación me acercaba en​​ puntas de pie​​ 

y a milímetros de su carita dormida olía su cuerpo

su respiración

 

quien no haya olido a un hijo​​ 

saque urgente un boleto

 

al campo al mar a la montaña al supermercado casa​​ de cambio templo obrador​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

o donde crea que encuentre a la esperanza​​ 

intimídela​​ 

sedúzcala móntela con honestidad sin temor​​ 

y al cabo de algún tiempo​​ 

huela el fruto concebido en ella

 

olerá como mi hijo

 

el timón de la carne

la celebración de un verbo sucedido​​ 

el útero tibio y recuperado al fin

 

el poderoso amor

 

la sed.

 

 

 

 

 

 

Kvara

 

apenas sepultada la luna en su desierto desperté​​ de esa pesadilla​​ 

 

en mi cuerpo

pisadas de caballos hierbas carbones

soñé

que escribía el poema más hermoso de mi vida

de repente

desde el núcleo de las tinieblas un relámpago

y su silueta se recortó a contraluz de mi sed como​​ un árbol​​ 

 

estaba ahí

perdurando

aleteando como una mariposa mojada

acaricié su intermitencia y fue

peligrosa

la noche

al verlo

desplegué mi mano

sentí en las yemas su remanso

besé su cicatriz parecía tan pobrecito disciplinado

tan posible tan vehemente pero

en la colmada lucidez de su belleza cambió

su pluma en garra y lo vi bien

lo vi de nuevo

casi escrito pero no

casi último

mortal como huidizo

salvaje y arisco

veloz en la fuga​​ 

 

fue todo lo que quise y sin embargo​​ 

la plenitud infaliblemente anticipa la certeza del fin

 

mejor así,​​ 

sobreviví a mis imposibilidades

pero no a los ásperos rugidos de la búsqueda

 

 

 

mejor así,

Que el límite de un hombre sea su sueño.​​ 

 

 

 

 

 

 

Sepa

 

me volví a enamorar,

 

lo cuento ahora que es temprano

que estoy viejo

que al final del día se agota mi memoria

 

me doy cuenta porque riego el jardín

es imposible y absurda esa tarea de no estarlo​​ 

el deseo irrumpe y conquista mis propios restos​​ 

y algo frágil o sutil

me inunda de una antigua belleza

 

ya sé que es triste la belleza

porque se agota

porque cabe en el vuelo del párpado​​ 

pero soy en la unidad tenue y vencido

soy tan fácil

 

el solcito del patio me dice

que una jornada es el arquetipo de una vida

y un té misterioso me devuelve y desperdiga​​ 

en esta mesa con mantel y silencio

 

no es la primera vez que me sucede

 

sobreviví al fundamento de sitios poderosos que no​​ alcanzaré​​ 

pero ya no me desvelan otros cuerpos otros sitios​​ 

ni me pregunto qué otras cosas habrá​​ 

más allá de esta mesa con mantel y silencio

 

aprendí que el amor

es como una nube al que cada uno le encuentra una​​ forma

y en esta ambigüedad y esta distancia

es válido

desplomarme como un dios sin esqueleto​​ 

por este corazón

que se apropia de todo

que se despoja todo.​​ 

 

 

 

 

 

***

 

Fabio Cardarelli nació el 8 de marzo de 1969. Su infancia transcurrió en un​​ pequeñísimo​​ pueblo del sudeste cordobés (Ana Zumarán) hasta los doce años, cuando su familia se trasladó a Villa María. Actualmente vive en la ciudad de Villa Nueva. Publicó los libros de poesía​​ Donde la piedra es pájaro​​ (1986) y​​ Bis​​ (1990) ambos como ediciones autogestionadas. Sobrevino una larga etapa alejado de la escritura (aproximadamente veinticuatro años), para retomar con​​ La breve recompensa​​ (2016, Dinamo Poético editorial) y​​ Truco de espejos​​ (2017, Lago editora).​​ Recomendaciones para un eterno descanso​​ obtuvo una mención en el Premio Literario Provincia de Córdoba en 2018.

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