Los kolbars, cuyas montañas conocen sus pasos
Poemas de Aram Fathi
Yo fui un kolbar. Tanto mis tíos como mis amigos de la escuela y la universidad fueron kolbars. Mi padre tuvo que realizar ese oficio durante varios años por la noche y pasó el día como aprendiz de un maestro que reparaba electrodomésticos como televisores, así él proveía a mi familia que vivía en un sótano. En mi caso, cuando estaba en la universidad, siempre estaba ocupado con trabajos temporales para poder cubrir parte del costo de mis estudios. Uno de los trabajos que hice en esa época fue de kolbari, después me hice visitador, vendedor, obrero, trabajé como aprendiz en un enyesado de construcción. Me fui a otras ciudades a trabajar, recogiendo aceitunas en los jardínes de la ciudad de Zanjan al noroeste de Irán. Hasta ahora, debido a que crecí en una familia pobre y a la situación política, económica y social en esta zona, nunca he podido tener un trabajo que pueda realizar sin preocuparme por los próximos dos días de mi vida. Por eso sigo viviendo con mis padres en la ciudad de Mariwan.
Kolbar es una palabra kurda, que literalmente significa alguien que lleva una carga en su espalda. Kolbari es un oficio ilegal e indigno de la dignidad humana, no podemos considerarlo como un trabajo. No tiene edad determinada, ni salario, ni jubilación. De hecho, debido a la pobreza, la falta de oportunidades laborales y la evidente discriminación económica en las zonas del Kurdistán de Irán, mucha gente de esta región se ha dedicado a este oficio durante muchos años. Niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, en las zonas fronterizas del sur y este de Kurdistán, que según el derecho internacional se consideran la frontera entre Irak e Irán, día o noche, cada vez que tienen la oportunidad, transportan los bienes esenciales de la vida desde la frontera iraquí a través de las montañas hasta Irán. En ciudades como Mariwan, Sardasht, Bana y Kirmashan. Hay muchas familias, o más bien puedo decir que hay pocas familias cuyos miembros no se han ocupado como kolbar, aunque sea por poco tiempo, para mantenerse a sí mismos o a sus familias.
Decenas de kolbars son y serán asesinados diariamente en estas fronteras montañosas; Los guardias iraníes los matan o hieren, o pasan a través de áreas minadas remanentes de la guerra entre Irán e Irak que duró ocho años y, a menudo, quedan discapacitados, se caen o ruedan de las montañas, o mueren de hipotermia en la nieve.
Ellos han recurrido al kolbari por obligación, para sobrevivir y por un trozo de pan. Generalmente cargan cigarrillos, perfumes, colonias, neveras, televisores, aparatos de refrigeración, ropas, té y otras cosas sobre sus hombros y espalda. Caminan varios kilómetros arriba y abajo para llegar al lado de Irán. Luego los bienes se llevan a las tiendas en el mercado y se venden, así que los kolbars reciben muy poco dinero.
De hecho, quienes van a ser kolbars son personas que no tienen otras oportunidades de trabajo, su vida es tan miserable y pobre que no pueden comer su pan de cada día a menos que reciban dinero de emergencia. Hasta ahora, debido a este trabajo, muchas familias se han quedado sin proveedor, sus corazones han sido quemados por asesinar a sus hijos y el futuro de muchos jóvenes educados ha sido destruido. La mayoría de los kolbars quedan discapacitados o se meten en la cama enfermos después de varios años de trabajo continuo.
Diversos sociólogos, economistas, activistas de derechos humanos, sindicatos y centros profesionales en Irán han estudiado este tema. Todos creen que el kolbar es una persona oprimida y atribuyen la fuente de este problema a los administradores del gobierno de Irán. El régimen ha provocado deliberadamente que estas zonas se vuelvan extremadamente atrasadas económica y profesionalmente, de modo que incluso no existen fábricas en estas áreas para que algunas de estas personas pobres puedan obrar y evitar este trabajo peligroso.
Acerca de los kolbars, muchos poetas y artistas han compuesto poemas, han actuado en teatros, han compuesto música sobre ellos y han producido películas, se han convertido en el titular de la mayoría de los periódicos y noticias kurdos e iraníes, incluso de publicaciones y revistas occidentales. La gente ha realizado huelgas, protestas generalizadas contra la matanza de los kolbars y ha cerrado todos los mercados de las ciudades. Sin embargo, las autoridades han tratado este tema como una violación a la seguridad, entonces los activistas han enfrentado encarcelamiento y severas sentencias, ademas todavía no han encontrado un oído que les escuche.
Aram Fathi
***
A los miserables kolbars en las fronteras
¿Quiénes son estos, que la fatiga conoce a su sudor
que la noche conoce a su miedo?
¿Quiénes son estos, que la montaña conoce a su paso
que el hambre los ama?
Aquellos que la muerte les avergüenza
y la vida les debe
¡Aquellos que la justicia les juega!
El pan pasa por un camino aquí, tan oscuro
El pan pasa por un camino aquí, tan estrecho
Pasa por un camino, tan frío
La ley debe responder
La bala debe ser responsable
Estos de nosotros que morirían en el lenguaje de las montañas y
estos de nosotros que se asesinan en el lenguaje de la nieve
que vivían en el lenguaje de la piedra
en el lenguaje del dolor
en el lenguaje del sufrimiento
Estos de nosotros que el dinero los pisará
la muerte los pisará
la bala los pisará
¿Con quién deben compensar sus vidas?
La montaña se avergüenza de su muerte
la nieve se avergüenza
¡Salvo a sus balas!
¡Herida, mi patria es herida!
Yo soy una pregunta al hambre
Yo soy una pregunta a la matanza
Yo soy una pregunta a la oscuridad
¿De dónde viniste?
Oh opresión,
Oh hambre,
¿Quién los trajo?
¿Quién derramó aquí las fronteras?
¿Quién derramó aquí el dolor y sufrimiento?
¿Quién nos abrió la puerta de la muerte desde la casa de la vida?
Es normal que la nieve no pueda distinguirnos de sí misma
Es normal que la pesadumbre o la muerte no pueda distinguirnos de sí misma
¡No podemos distinguir
vuestros rostros y el dinero
vuestros rostros y la opresión!
Buscamos un camino
que llega a la seguridad
a la vida
Podemos cantar los mejores himnos para el honor
la mejor canción para el amor
Somos la música del sufrimiento.
Dedicado a todos los miserables kolbars de Kurdistán
Dicen al pan que venga aquí
a ver su falta
Dicen al dinero
dondequiera que se asesina la conciencia
hay muerte
dondequiera se derrama la sangre
hay opresión
Yo soy la falta de justicia,
Oh arma de fuego,
¿A quién estás tirando?
Yo soy un transgresor de la ley,
Señor Juez,
que el asesino del pan dispara desde la ley
Yo soy la voz de la fatiga
Señor Descanso,
que no se puede encontrar en esta ciudad
Soy protestando,
Señor Silencio,
que tu también representas la voz
Calla la ciudad muerta,
Señor Honor quiere hablar
Calla el estado sin sombrero
el arma engañanada
la ley robada
Yo soy la República de Resurrección
***
Aram Fathi ئارام فەتحی es un poeta kurdo, nacido en 1993 en la ciudad de Mariwan al este de Kurdistán. Licenciado del Departamento de Contabilidad en la Universidad Payame Noor en 2017. Enseñó idioma kurdo a niños en los Centros Culturales de Mariwan y Vejin durante 7 años. Fue miembro de la Organización Verde Chya, donde apagó incendios forestales. En 2014, como miles de otros kurdos, viajó de contrabando a Europa para buscar refugio, pero pronto regresó a su ciudad natal. Como activista de derechos humanos y defensor de los problemas de la mujer, la matanza de los kolbars en las fronteras, apoyando la liberación de personas condenadas a la horca, niños trabajadores y los derechos públicos, el poeta ha sido amenazado, detenido y condenado a prisión por las fuerzas de seguridad de Irán en varias ocasiones. Aram Fathi conoció la literatura cuando era adolescente y comenzó a escribir a la edad de 14. Tuvo varias lecturas de poesía en ciudades como Mariwan, Slemani, Hawler y Sanandaj. Las importantes publicaciones de Kurdistán han difundido sus obras. Tiene tres poemarios. Dos de ellos no obtenían licencia debido a la censura de la República Islámica de Irán, entonces se vio obligado a publicarlos clandestinamente. En 2019, publicó su último libro en la Región del Kurdistán en el norte de Irak. En 2022, sus tres poemarios fueron recogidos e impresos por la editorial 49 Books en Suecia. Muestras de su poesía han sido traducidas al persa y ahora al español, con su permiso.
Jiyar Homer ژیار هۆمەر (Kurdistán, 1996) es traductor y editor, miembro del colectivo Kashkul, el Centro de Artes y Cultura de la Universidad Americana de Irak, Slemani (AUIS), y del Kurdish PEN en Alemanía. Contribuye como editor de la revista Îlyan. Habla kurdo, inglés, español, portugués, árabe y persa. Principalmente traduce literatura latinoamericana al kurdo y literatura kurda a otros idiomas, incluyendo obras de casi 100 autores kurdos. Sus traducciones incluyen libros de Juan Carlos Onetti y Carlos Ruiz Zafón al kurdo, Farhad Pirbal al español, Sherzad Hassan al inglés.
Gabriela Paz گابریێلا پاز (Santiago, Chile, 1984) es periodista, poeta, co-traductora de poesía kurda, Docente de poesía de la Universidad Bernardo O´higgins, Integrante de la Sociedad de Escritores de Chile, Auch! Autoras Chilenas Feministas. Reseña literaria, colabora con diversas revistas internacionales. Es conductora del programa radial “Palabras peligrosas” de la Universidad Sek. Ha sido publicada en diversos idiomas francés, inglés y sueco, publicó los libros de cuentos “Bígota y el río” y “Helena y Zeus”. En poesía, publicó “El silencio de los intervalos” el 2016, el poemario ilustrado “Fieras” el 2018, con Signo Editorial, Pilucha; en formato digital, el año 2020 y “La Geométrica danza de las asimetrías” por Buenos Aires Poetry, 2021. Tradujo con Jiyar Homer selecciones de 20 poetas kurdos, inculenyedo Dilawar Karadaghi, Jila Hosseini, Nazand Begikhani y Choman Hardi.