Poesía mexicana actual: Didier Armas

En esta entrega de poesía mexicana presentamos tres poemas de Didier Armas (San Luis Potosí, 1988). Estudió Odontología en la UC, y Lengua y Literatura Hispánicas en UNAM FES-Acatlán. Mención honorifica en el concurso Punto de Partida UNAM No.48. Becario en el Festival Cultural Interfaz-ISSSTE organizado por Círculo de Poesía. Finalista en el Premio Gerardo Diego de Poesía (España, 2019). Su obra ha sido publicada por Punto en Línea, Monolito, De-lirio, Campo de plumas, PUEDJS UNAM, Taller Igitur, entre otras. Es miembro del consejo de editorial de la revista Caína Fanzine. Primer poemario en proceso de edición con la Editorial Ponciano Arriaga, a través de la Dirección de Publicaciones de la Secretaría de Cultura de S.L.P, titulado “Desnace”.

 

 

 

 

 

FRANCISCANO INTERPRETA LA RENDICIÓN DE MOQUAMALTO

 

 

que ningún fraile escriba ni reciba carta sin que la vea su Prelado…
que no escriban ni reciban carta cerrada ni por cerrar, dentro de la Orden ni fuera,
sin que la vea su Guardián… ó también fueren hallados defectuosos en enviar indios
sin necesidad, el Padre Provincial los corrija y castigue.

Códice franciscano S. XVI
A Noviembre de 1592

 

 

 

Señores:

 

Ansí espántome de decíselo a V.M. Miguel Caldera y Fr. Diego de la Magdalena, sea pues desta vida voluntad en tierra, y cuánto fué sepultado, y cuánto espiro en la cruz, echar a nos misericordia, y á vos sancto perdón, quiero de toda mi voluntad alcanzar su gracia aquí en este mundo, para que en este mesmo cielo la memoria goce sin fin. Cuitado téngolo con veros á mis rojos á escarmiento, para valerme remedio si éste lo es, he dejado cuanto bien, nido que dejo en calma, desdicha fuerte pésame, mas si es disputado para socorro del Gran tunal haya toda claridad de quitasen muchas ofensas, agora en fructo virtuoso, procurando esperanza hasta llegar a la más alta penca.

Ningún estraño oye o siente lo invisible deste desierto, viera los bienes que florece en lo espiritual, sustenta en verdad las cosas esenciales, y si acaece el fervor en las mies del otro, sabe á maravilla y salvación. Á la calidad de cada aldea plantar dicha, ruégoles, en tiempo de mal traigan sus vendas y candelas, á estos naturales den pan y agua, excedan en ancho la verdad de la paz, dello sean convencidas las culpas, so pena de la Orden.

Confieso en peligro de muerte, gravemente punido, ya no transgresor de su Regla, dejar de quebrantar las obediencias del caparón, penda de la puncta de mis dedos buena disciplina para celebrar el camino de la Justicia. Fuera de tanta priesa dispensar asímesmo á mis rojos, donde oviere defunctos traer fin á discusiones y rigor á quien 53 pareciera causador, quiera que todo vaya en aumento de más cielo común, é instrúyanles á los suyos el sermón de la flecha ensangrentada. La gloria de como lo saben y dicen es mitad uno, mitad la piedad el otro.

Si mi nombre Moquamalto agora quitan de su antigualla, y agora úngame “Don Diego de Malto”, sea vía de mudanza á Providencia, á vísperas de la arena secreta de cosas. Canten virtud á las ánimas, canten la lengua mexicana y Maria Mater gratia, ayudarse con gran solenidad, esto tienen en todos los pueblos. Agora vecinos son desta tierra, conviene la residencia del maíz, al fervor del Tunal grande, del Tunal chico, poned oidores, cada día sirve para consentir harta Bondad. Cesar los estragos y las heridas, la vida del corazón guachichil corre peligro, por esperiencia de guerra y odios crueles averiguado téngolo que de mis rojos sea la redinción, plugo á V.M. que a la sazón de los que habitan esta tierra sea el perdón.

Yo, protetor del pueblo guachichil, lo mando desta flecha para consentir el remedio.

 

 

 

 

LA INTERPRETACIÓN DE XALE

 

Vengo a disparar flecha al nopal
a contemplar el presagio del mañana
yo, el hombre del ayer

Gime la flecha portentosa
y fluye el augurio por la penca
en el Tunal Frontero, el Tunal Grande

Que se yerga el poderío guachichil
el mañana vaga tras el guayule

Tiembla, enemigo
con la flecha ensangrentada
sé agitar a la distancia los cimientos de tu suelo
sé tu acción antes que tu corazón quiera
Desiste de gobernar al cardenal

Nada vence a la flecha ensangrentada
enloquece a quien reta su designio

 

 

 

Resto arqueológico de El gruñido de Guazcalo

 

Bajo este bioma candente no encuentro las ruinas de la tribu, tampoco encuentro lo que soy, sólo habita un gruñido en la pulpa de la chocha, la furia añeja que acidula los garambullos. En el lugar de las rocas secas: la tierra chichimeca, las cosas reiteran el combate: remanso de siglos de odio endurecen las espinas del abrojo, también se advierte un acento furibundo. El eco del ayer llega a mis oídos, y duele, es inentendible el himno de la tribu (su fatalidad crea una pátina que cubre la serranía), es una lástima que ni el mejor punzón pueda cavar el aíre -tan profundo- como para conocer el vocabulario del bozalo. 

       

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