Robert Desnos según Raúl Zurita

Raúl Zurita, en las palabras que ofreció al recibir el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en el Palacio de La Moneda, el 14 de julio de 2016, se refirió a la trágica historia del poeta francés Robert Desnos (1900-1945) y recordó su último poema. Desnos fue miembro activo de la resistencia pero fue capturado por la GESTAPO en 1944. Fue deportado a varios campos de concentración por los nazis. Murió de Tifus tras ser liberado el último campo en el que estuvo, Terezín en la vieja Checoslovaquia. Presentamos un fragmento del discurso de Zurita.

 

 

 

 

 

 

Si el poeta Robert Desnos, uno de los fundadores del surrealismo, cruzó los campos de exterminio, ejecutando, en las condiciones más infernales que se puedan concebir, el acto absolutamente delicado de corregir un poema de amor, ¿cómo pueden comprenderse las gasificaciones masivas, los hornos crematorios, Auschwitz? Un estudiante adicto al surrealismo, que había entrado con los partisanos checos, Josef Stuma, reconoció a Desnos entre los moribundos y recogió el poema. No contenía ninguna referencia a los campos ni a las circunstancias en que fue escrito. Era solo un poema de amor; pero precisamente porque era solo eso; un poema de amor en medio el infierno, constituye la denuncia más feroz que alguien hay hecho del horror del genocidio. El poema se llama “A la misteriosa”, y pone frente a la monstruosidad de Treblinka la imagen de un sueño:

 

 

Tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.

¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero?

Tanto soñé contigo que mis brazos habituados a cruzarse sobre mi pecho abruman tu sombra, quizá ya no podrían ajustarse al contorno de tu cuerpo.

Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona y me gobierna desde hace días y años seguramente me transformaré en sombra.

Oh halcones sentimentales.

Tanto soñé contigo que seguramente ya no podré despertar. Duermo de pie, con mi cuerpo que se ofrece a todas las apariencias de la vida y del amor y tú, la única que cuenta ahora para mí, más difícil me resultará tocar tu frente y tus labios que los primeros labios y la primera frente que encuentre.

Tanto soñé contigo, tanto caminé, hablé, me tendí al lado de tu sombra y de tu fantasma que ya no me resta sino ser fantasma entre los fantasmas, y cien veces más sombra que la sombra que siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida.

 

 

Opongo entonces la infinita devoción de se poema, su insobornable pureza, a todas las crueldades de la historia, porque si la poesía de Robert Desnos no existiera, si el arte no existiera, probablemente la violencia sería la norma. Pero existe, y el solo hecho de que alguien en medio del holocausto, pudo escribir algo tan increíblemente bello como “tanto soñé contigo que pierdes tu realidad”, hace que el crimen sea infinitamente más crimen y el asesino infinitamente más asesino.

 

Raúl Zurita

 

 

 

 

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