Casa de Poesía Silva: La Poesía del recuerdo y del olvido. Poemas ganadores

Leemos los poemas ganadores del Concurso Nacional de la Casa de Poesía Silva: “La Poesía del recuerdo y del olvido”, 2023. Leemos poemas de Naiver José Urango Viloria, Mónica Gutiérrez Sánchez, Luis Carlos Rodríguez García, Alejandra Lerma García, Carlos Andrés Ortiz Aguas, Edinson Aladino, María Angélica Rojas Becerra, Víctor Antonio Luna Prada, Camilo Restrepo Monsalve, Ena Victoria Ramírez Peñuela. Este concurso es un evento apoyado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, parte del Programa Nacional de Concertación Cultural.

 

 

 

 

Ganadores del Concurso Nacional de la Casa de Poesía Silva:

“La Poesía del recuerdo y del olvido”, 2023.

Evento apoyado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.

Programa Nacional de Concertación Cultural.​​ 

Bogotá, Colombia.

 

 

 

 

 

 

 

 

Naiver José Urango Viloria

​​ 

País de residencia: Colombia.

Departamento:​​ Córdoba.

Municipio/Ciudad: Momil.

Seudónimo: Watanabe.

 

 

 

 

Dos

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ A​​ Isabel​​ Castillo, in​​ memoriam.

 

Murió​​ la​​ abuela,

y​​ solo​​ nos queda​​ su​​ helada​​ sombra​​ de​​ muerta

haciendo​​ círculos de​​ ceniza sobre​​ la losa​​ de​​ la memoria.

 

la​​ casa​​ sigue​​ intacta.

 

se pudrieron ciertos juguetes en la alambrada del patio;​​ 

ciertos​​ juegos​​ que​​ asustaban​​ el hambre​​ y​​ el​​ miedo

hoy​​ cuelgan de​​ la​​ pared

como retratos olvidados por la música de la infancia;​​ 

se​​ acabaron​​ ciertas incursiones

al​​ país de​​ nunca jamás.

 

la​​ casa​​ sigue​​ intacta.

 

se desvanecieron ciertos amores, ciertas querencias;​​ 

solo​​ nos queda​​ una​​ tela​​ deshecha

ondeando​​ pobremente​​ en​​ el mástil​​ del​​ tiempo.

 

pero​​ la​​ casa​​ sigue​​ intacta.

no​​ ​​ si la​​ casa​​ nos odia

 

o​​ si es solo la​​ sorda​​ manera

que​​ tienen las​​ cosas de​​ vernos morir.

 

 

 

 

 

 

 

Mónica Gutiérrez Sánchez

 

País de residencia: Colombia.

Departamento: Huila.

Municipio/Ciudad: Neiva.

Seudónimo: Fáustica.

 

 

 

 

 

A veces

cuando​​ sueño​​ con​​ las​​ casas​​ que​​ fueron​​ nuestras​​ 

me despierto y busco en la penumbra

los​​ restos de​​ las raíces

que se negaron​​ a creer​​ en​​ mi​​ pecho

pero​​ solo​​ encuentro​​ los​​ pájaros​​ de​​ la​​ abuela​​ Matilde​​ 

cantando en sus jaulas

el​​ alpiste​​ y​​ el​​ agua​​ fresca​​ de​​ la​​ alberca​​ no​​ están​​ 

entonces creo que van a morirse de nuevo

otra​​ vez​​ los​​ cuervos​​ en​​ el​​ atardecer​​ partido​​ del​​ barranco

los relojes queriendo derretirse en la sala

las​​ flores amarillas​​ pudriéndose en​​ el​​ suelo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis Carlos Rodríguez García

 

País de residencia: Colombia.

Departamento:​​ Tolima.

Municipio/Ciudad:​​ Ibagué.

Seudónimo:​​ León.

 

 

 

 

¿Dónde estás ahora?

 

 

¿Dónde​​ estás​​ ahora?​​ Que​​ el​​ viento​​ te​​ ha​​ llevado​​ lejos,​​ 

Y​​ en la​​ niebla​​ del​​ tiempo,​​ se​​ perdió tu​​ mirada,

Como​​ hojas​​ en​​ otoño,​​ que​​ al​​ suelo​​ van​​ cayendo,​​ 

Se​​ desvanecen​​ sueños,​​ y​​ se​​ apaga​​ la​​ alborada.

 

Tu​​ voz,​​ eco​​ lejano, en​​ la​​ bruma​​ se​​ ha​​ esfumado,​​ 

El​​ silencio​​ es​​ testigo,​​ de​​ mi​​ anhelo​​ callado,

¿Qué destino incierto, tus pasos ha llevado?​​ 

Por​​ caminos​​ secretos,​​ ¿dónde​​ no​​ te​​ he​​ hallado?

 

Tu​​ presencia​​ se​​ evapora, como​​ el​​ rocío​​ al​​ alba,​​ 

Y​​ en​​ el​​ eco​​ del​​ tiempo,​​ se esconde​​ tu​​ mirada,

Las​​ sombras​​ del​​ olvido,​​ en​​ mi​​ mente​​ se​​ embalsaman,​​ 

Mientras​​ mi​​ corazón,​​ busca tu​​ alma​​ apasionada

 

Que​​ el​​ tiempo​​ no​​ detenga,​​ el​​ anhelo​​ en​​ mi​​ pecho,​​ 

De hallarte entre la niebla, en este vasto trecho,​​ 

Con​​ cada​​ latido,​​ tu​​ nombre​​ yo​​ recito,

Y​​ en​​ cada pensamiento,​​ persiste este​​ recuerdo.

 

¿Dónde​​ estás​​ ahora?​​ Que​​ el​​ viento​​ te​​ ha​​ llevado​​ lejos,​​ 

En​​ un​​ baile de​​ hojas​​ que al​​ cielo​​ volaron,

En la vasta distancia ¿Dónde quedó tu rastro?​​ 

Entre​​ susurros​​ silentes,​​ mi​​ voz​​ te​​ ha​​ llamado...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alejandra Lerma García

 

País de residencia: Colombia.

Departamento:​​ Valle del Cauca.

Municipio/Ciudad:​​ Amaime.

Seudónimo:​​ Nefelibata.

 

 

 

Un bálsamo que apacigua las bestias

 

Esperar​​ es​​ un​​ verbo​​ complicado

​​ la​​ silla​​ de​​ mi​​ izquierda​​ es​​ el​​ vacío

​​ el​​ conjuro​​ se​​ rompe

 

En​​ el​​ fondo​​ hay​​ luces​​ y​​ una​​ orquesta

el​​ lamento​​ del​​ chelo​​ es​​ una​​ herida​​ rodeada​​ de​​ agua

​​ peces​​ de​​ mil​​ colores​​ me​​ atraviesan

su​​ traslucida​​ danza​​ hipnotiza​​ la​​ noche

tu​​ nombre​​ es​​ un​​ incendio​​ en​​ mi​​ memoria

 

Hay​​ algo​​ irreparable,​​ irrepetible,​​ en​​ este​​ instante​​ que​​ muere

​​ invoco​​ al​​ dios​​ de​​ los​​ olvidos

y​​ todos​​ los​​ violines​​ me​​ sosiegan

la música​​ es un​​ bálsamo​​ que​​ apacigua a​​ las​​ bestias.

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Andrés Ortiz Aguas

 

País de residencia: Colombia.

Departamento:​​ Atlántico.

Municipio/Ciudad:​​ Barranquilla.

Seudónimo:​​ Dawud Tai.

 

 

Ya no sueño

 

En Dodona tuve un espléndido palacio de cristal,

estaba​​ rodeado por los bosques sagrados de​​ Zeus.

En Thanjavur tuve un templo de secretos, sagrado​​ 

estaba​​ rodeado​​ por​​ un​​ jardín​​ de​​ colores​​ indescriptibles.

​​ En Al-Ándalus fui cercano de los Umayya, y allá​​ 

disfruté​​ de​​ tapices​​ preciosos,​​ de​​ suntuosas​​ habitaciones​​ 

de alfombras doradas, de fuentes con aguas infinitas.

A​​ Tadmor​​ la​​ llevé​​ en​​ la​​ cima​​ con​​ mis​​ negocios​​ prósperos;​​ 

me relacioné con el emperador Adriano cuando este​​ 

andaba en la búsqueda de los misterios eleusinos,

desde ahí empecé a adorar a Perséfone y a Deméter.​​ 

En​​ Isfahán​​ un​​ santo​​ me​​ enseñó​​ la​​ danza​​ de​​ los​​ átomos,​​ 

me​​ mostró​​ cómo​​ dominar​​ un​​ fuego​​ que​​ no​​ se​​ extingue.​​ 

Viajé sobre Buraq hasta Jerusalén, fui al séptimo cielo​​ 

y el ángel de setenta cabezas me regaló un mensaje.

En​​ Tahuantinsuyo​​ vi​​ el​​ interior​​ de​​ todos​​ los​​ seres,

vi​​ dentro​​ de​​ ​​ a​​ miles​​ de​​ dioses​​ y​​ humanos​​ antiguos.​​ 

En Tabriz encontré la pluma de un pájaro eterno,​​ 

junto a un millar de aves emprendí su búsqueda,

lo​​ encontré​​ en​​ un​​ espejo​​ en la​​ cima​​ del​​ Monte​​ Emei.

Pero​​ ¡ya​​ no​​ sueño,​​ ya​​ no​​ sueño!​​ ¡he​​ olvidado,​​ he​​ olvidado!​​ 

Se acabaron las visiones, se llevaron todo anoche,

se​​ han​​ cerrado​​ las​​ puertas​​ broncíneas​​ de​​ los​​ templos.

Ya​​ no​​ sueño,​​ se​​ han​​ cerrado​​ los​​ ojos, ya​​ no​​ veo​​ tesoros

ni​​ cielos​​ luminosos,​​ ni​​ las​​ entrañas​​ de​​ la​​ vida,​​ ni​​ la​​ Unidad,​​ 

mi palacio se ha perdido, veo múltiple, estoy disperso.

Yo​​ tenía​​ poder,​​ ciencia,​​ riqueza,​​ era​​ un​​ feliz​​ inmortal.​​ 

Ya no sueño, ahora conduzco un carro francés

en​​ alguna​​ calle​​ de​​ Barranquilla​​ como​​ un​​ infeliz​​ mortal.

Ya​​ no​​ sueño,​​ ahora​​ conduzco​​ un​​ auto​​ francés

por​​ una​​ solitaria​​ carretera​​ colmada​​ de​​ mariposas​​ muertas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Edinson Aladino

 

País de residencia:​​ México.

Departamento:​​ Puebla.

Municipio/Ciudad:​​ Puebla.

Seudónimo:​​ el Etrusco.

 

 

 

Al llegar a Trocadero 162.

 

 

Avanzo​​ desde​​ la​​ calle​​ Amargura​​ hasta​​ descender​​ por​​ el​​ Prado​​ 

y​​ veo un grupo de​​ pintores

ensayando​​ el​​ color​​ del​​ aleteo​​ del​​ colibrí​​ 

sobre​​ el​​ lienzo de​​ Yemayá.

El​​ día anterior​​ soñé​​ con​​ los​​ caracoles​​ blancos​​ 

del​​ babalawo​​ esparcidos​​ sobre​​ el​​ tapiz​​ negro

–tan​​ diminuto​​ como​​ el​​ cielo–.

Sin​​ preguntar​​ me​​ asomo​​ en​​ una​​ tabaquería​​ 

y​​ los gestos del​​ músico​​ octogenario

cambian de movimientos bajo el vidrio musgoso

​​ del​​ vacío, allí​​ donde​​ reposan sus restos.

Alguien cierra la puerta y enjuago el sudor de mi frente

​​ en​​ otro biombo.

Voy​​ pensando​​ en​​ la​​ inscripción​​ de​​ una​​ tumba:

No​​ he​​ oficiado​​ nunca​​ en​​ los​​ altares del​​ odio.

 

Sigo​​ caminando​​ y​​ entro​​ en​​ la​​ calle​​ Trocadero.​​ 

Me​​ digo:​​ Por​​ fin llego​​ a​​ La​​ casa del​​ alibi,

a​​ Trocadero​​ 162,

donde​​ la​​ memoria​​ prepara su​​ sorpresa.

El​​ gallo​​ japonés​​ de​​ Mariano

y​​ el​​ retrato​​ de​​ Lezama​​ por​​ Arche

ofrecen​​ una​​ tregua​​ al​​ asma​​ y​​ a​​ la​​ humedad​​ de​​ la​​ palmera.

Veo estatuillas de bronce, ancestros familiares​​ 

que nos vigilan desde el​​ mármol de los adioses​​ 

y​​ el​​ cuerpo​​ de​​ un dragón​​ sobre​​ un retablo

de​​ libros,​​ piedras​​ o​​ cuarzos​​ recortados.

Empujo desmañadamente un estante​​ 

y​​ la​​ jarra​​ danesa​​ se​​ astilla​​ en​​ el​​ suelo.

Ahí​​ están​​ los​​ pedazos​​ inconexos

y​​ los​​ encargados​​ del​​ lugar​​ corren​​ para​​ apaciguar​​ mi​​ desvelo.

Recojo​​ los​​ pedazos​​ de​​ la​​ jarra

y​​ memorizo​​ sus​​ relieves​​ con​​ mis​​ dedos.

Los encargados del lugar vuelcan los fragmentos

​​ en una​​ gaveta​​ y me​​ indican​​ la​​ salida

al​​ tiempo​​ que​​ suena​​ un​​ vals en​​ el​​ puerto.

 

Volví​​ a​​ los días a​​ la​​ casa​​ de​​ Lezama

–pabellón,​​ pecera,​​ gruta​​ submarina–.

La​​ mañana​​ se​​ abría​​ con​​ la​​ sombra​​ de​​ las aves​​ 

y​​ el​​ río​​ conversable​​ de​​ la​​ calle​​ Obispo,

música​​ que​​ se​​ ladea​​ con​​ los​​ chillidos​​ del​​ molusco.

Entré​​ de​​ nuevo​​ a​​ La​​ casa del​​ alibi

y​​ lo​​ pude​​ comprobar,

la​​ jarra​​ estaba ilesa,​​ aún​​ sobre​​ el​​ estante.

 

 

 

 

 

 

 

María Angélica Rojas Becerra

 

País de residencia: Colombia.

Departamento: Cundinamarca

Municipio/Ciudad:​​ Bogotá.

Seudónimo:​​ Margarita.

 

 

La casa se volvió pequeña.

 

La casa se volvió pequeña.​​ Ya casi no cabía nada.

Y no es que hubiéramos comprado cosas, que hubiéramos sido más gente,​​ sino​​ que​​ casi​​ por​​ arte de magia se empezó a volver​​ pequeña.

Tanto que me tocaba andar en cuclillas,​​ con​​ miedo​​ a​​ pegarme​​ en​​ la​​ cabeza,​​ 

con miedo a botar​​ algo,

un​​ cristal o un plato​​ que sonara fuerte.

 

Me arrastraba buscando llamar a los otros,​​ en​​ susurros,

decía sus nombres casi con un miedo a ser oída,​​ a ser​​ encontrada.

 

La casa se volvió pequeña,​​ Ya no cabía nada.

Desesperada,

empecé a empujar cosas,

​​ a romper​​ las paredes,

 

Respiré aire fresco.

 

La casa es muy pequeña.

Tanto que mi cuerpo empezó a​​ tocar​​ las paredes.

Se rompieron cuando quise estirarme, cuando quería moverme de nuevo.​​ Logré salir​​ por​​ un hueco de la cocina,​​ rompiendo más la grieta.

La vi encogerse de nuevo.

 

La casa era muy,​​ muy pequeña.

Rota, en fragmentos logré ponerla en mi bolsillo.​​ Ahora​​ llevo​​ conmigo​​ la​​ casa​​ o​​ lo​​ que​​ queda​​ de​​ ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

Víctor Antonio Luna Prada

 

País de residencia: Colombia.

Departamento: Norte de Santander.

Municipio/Ciudad: Pamplona.

Seudónimo: Valentino Abril.

​​ 

 

 

Travesía de nave ligera.

 

Desleído por el tiempo en un jardín olvidado​​ 

tras​​ una​​ tapia​​ ruinosa​​ sobre​​ un​​ banco​​ de​​ madera​​ 

yace un poemario viejo

No​​ descifrarán​​ sus​​ versos,​​ sus​​ códigos​​ secretos

y​​ muy​​ pronto​​ las​​ palabras​​ se​​ habrán​​ ido​​ con​​ el​​ viento…​​ 

En su portada trasera

en​​ manchas​​ amarillentas​​ buriladas​​ por​​ la​​ lluvia​​ 

dormita el postrer poema…

Fatigado​​ peregrino​​ desdoblando​​ la​​ senda​​ recorrida

toma​​ con​​ fruición​​ el​​ texto​​ en​​ sus​​ manos​​ tatuadas​​ por​​ la​​ vida​​ 

y en el pellejo curtido los mismos signos del libro

el​​ mismo​​ poema​​ dormido.

En el vetusto refugio de aquel jardín escondido

​​ el​​ niño​​ que​​ fue​​ algún​​ día​​ lee​​ de​​ nuevo​​ los​​ versos​​ 

que presagiaban su estela

travesía​​ de​​ nave​​ ligera,​​ bitácora​​ en​​ piel​​ marchita​​ 

los vientos que apagarán los cirios

ayer​​ preñaron​​ sus​​ velas.

 

 

 

 

 

 

Camilo Restrepo Monsalve

 

País de residencia: Colombia.

Departamento:​​ Antioquia.

Municipio/Ciudad:​​ Medellín.

Seudónimo:​​ Retrobot​​ 1.

 

 

 

Mamá Gánster

 

Mamá ha empezado

​​ a perder la memoria​​ 

y​​ yo​​ temo

 

pienso en aquellas

películas​​ de​​ gánsteres

en​​ donde​​ hombres​​ sin​​ escrúpulos

​​ disuelven​​ en​​ barriles

a​​ los​​ muertos

 

Sé que una tarde​​ 

después​​ del​​ trabajo

​​ abriré​​ la​​ puerta

y su boca temerosa​​ 

gritará​​ desde​​ el​​ fondo

¿Quién​​ anda ahí?​​ 

vade​​ retro

 

El​​ dedo​​ enorme​​ de​​ su​​ olvido

​​ apretará​​ el​​ gatillo

 

Mamá ha empezado

​​ a perder la memoria​​ 

y​​ yo​​ temo

en​​ la​​ ácida​​ marea

​​ de​​ su​​ mente

me​​ desintegro

 

 

 

 

 

 

Ena Victoria Ramírez Peñuela

 

País de residencia:​​ Colombia.

Departamento:​​ Cundinamarca.

Municipio/Ciudad:​​ Bogotá.

Seudónimo:​​ Juana​​ Battenberg.

 

 

 

Camino al sur.

 

 

1.

 

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Soledad​​ de​​ ser​​ solo​​ a​​ medias

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Hugo​​ Mujica

 

 

Vengo de​​ un​​ río

que​​ mojó​​ los​​ pies​​ de​​ mi​​ padre

​​ y​​ los​​ de​​ mi​​ abuelo,

de​​ un​​ verde​​ que​​ no​​ es​​ mío

de​​ una​​ tierra​​ que​​ no​​ conozco.

 

En​​ el​​ viaje​​ desaparecieron​​ 

el​​ color​​ de​​ mi​​ piel

el​​ acento​​ y​​ mi​​ sangre​​ ñapanga.

 

Despierto​​ en​​ una​​ ciudad​​ extraña

​​ donde​​ la​​ lluvia​​ es​​ eterna.

 

—Me​​ he​​ perdido​​ tantas​​ veces​​ en​​ ella​​ 

que​​ ya​​ no​​ me​​ encuentro—

 

Sin origen​​ 

sin​​ destino.

Soledad​​ de​​ ser​​ solo​​ a​​ medias

 

 

 

 

 

 

 

 

 

También puedes leer