Ganadores del Concurso Nacional de la Casa de Poesía Silva:
“La Poesía del recuerdo y del olvido”, 2023.
Evento apoyado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Programa Nacional de Concertación Cultural.
Bogotá, Colombia.
Naiver José Urango Viloria
País de residencia: Colombia.
Departamento: Córdoba.
Municipio/Ciudad: Momil.
Seudónimo: Watanabe.
Dos
A Isabel Castillo, in memoriam.
Murió la abuela,
y solo nos queda su helada sombra de muerta
haciendo círculos de ceniza sobre la losa de la memoria.
la casa sigue intacta.
se pudrieron ciertos juguetes en la alambrada del patio;
ciertos juegos que asustaban el hambre y el miedo
hoy cuelgan de la pared
como retratos olvidados por la música de la infancia;
se acabaron ciertas incursiones
al país de nunca jamás.
la casa sigue intacta.
se desvanecieron ciertos amores, ciertas querencias;
solo nos queda una tela deshecha
ondeando pobremente en el mástil del tiempo.
pero la casa sigue intacta.
no sé si la casa nos odia
o si es solo la sorda manera
que tienen las cosas de vernos morir.
Mónica Gutiérrez Sánchez
País de residencia: Colombia.
Departamento: Huila.
Municipio/Ciudad: Neiva.
Seudónimo: Fáustica.
A veces
cuando sueño con las casas que fueron nuestras
me despierto y busco en la penumbra
los restos de las raíces
que se negaron a creer en mi pecho
pero solo encuentro los pájaros de la abuela Matilde
cantando en sus jaulas
el alpiste y el agua fresca de la alberca no están
entonces creo que van a morirse de nuevo
otra vez los cuervos en el atardecer partido del barranco
los relojes queriendo derretirse en la sala
las flores amarillas pudriéndose en el suelo
Luis Carlos Rodríguez García
País de residencia: Colombia.
Departamento: Tolima.
Municipio/Ciudad: Ibagué.
Seudónimo: León.
¿Dónde estás ahora?
¿Dónde estás ahora? Que el viento te ha llevado lejos,
Y en la niebla del tiempo, se perdió tu mirada,
Como hojas en otoño, que al suelo van cayendo,
Se desvanecen sueños, y se apaga la alborada.
Tu voz, eco lejano, en la bruma se ha esfumado,
El silencio es testigo, de mi anhelo callado,
¿Qué destino incierto, tus pasos ha llevado?
Por caminos secretos, ¿dónde no te he hallado?
Tu presencia se evapora, como el rocío al alba,
Y en el eco del tiempo, se esconde tu mirada,
Las sombras del olvido, en mi mente se embalsaman,
Mientras mi corazón, busca tu alma apasionada
Que el tiempo no detenga, el anhelo en mi pecho,
De hallarte entre la niebla, en este vasto trecho,
Con cada latido, tu nombre yo recito,
Y en cada pensamiento, persiste este recuerdo.
¿Dónde estás ahora? Que el viento te ha llevado lejos,
En un baile de hojas que al cielo volaron,
En la vasta distancia ¿Dónde quedó tu rastro?
Entre susurros silentes, mi voz te ha llamado...
Alejandra Lerma García
País de residencia: Colombia.
Departamento: Valle del Cauca.
Municipio/Ciudad: Amaime.
Seudónimo: Nefelibata.
Un bálsamo que apacigua las bestias
Esperar es un verbo complicado
la silla de mi izquierda es el vacío
el conjuro se rompe
En el fondo hay luces y una orquesta
el lamento del chelo es una herida rodeada de agua
peces de mil colores me atraviesan
su traslucida danza hipnotiza la noche
tu nombre es un incendio en mi memoria
Hay algo irreparable, irrepetible, en este instante que muere
invoco al dios de los olvidos
y todos los violines me sosiegan
la música es un bálsamo que apacigua a las bestias.
Carlos Andrés Ortiz Aguas
País de residencia: Colombia.
Departamento: Atlántico.
Municipio/Ciudad: Barranquilla.
Seudónimo: Dawud Tai.
Ya no sueño
En Dodona tuve un espléndido palacio de cristal,
estaba rodeado por los bosques sagrados de Zeus.
En Thanjavur tuve un templo de secretos, sagrado
estaba rodeado por un jardín de colores indescriptibles.
En Al-Ándalus fui cercano de los Umayya, y allá
disfruté de tapices preciosos, de suntuosas habitaciones
de alfombras doradas, de fuentes con aguas infinitas.
A Tadmor la llevé en la cima con mis negocios prósperos;
me relacioné con el emperador Adriano cuando este
andaba en la búsqueda de los misterios eleusinos,
desde ahí empecé a adorar a Perséfone y a Deméter.
En Isfahán un santo me enseñó la danza de los átomos,
me mostró cómo dominar un fuego que no se extingue.
Viajé sobre Buraq hasta Jerusalén, fui al séptimo cielo
y el ángel de setenta cabezas me regaló un mensaje.
En Tahuantinsuyo vi el interior de todos los seres,
vi dentro de mí a miles de dioses y humanos antiguos.
En Tabriz encontré la pluma de un pájaro eterno,
junto a un millar de aves emprendí su búsqueda,
lo encontré en un espejo en la cima del Monte Emei.
Pero ¡ya no sueño, ya no sueño! ¡he olvidado, he olvidado!
Se acabaron las visiones, se llevaron todo anoche,
se han cerrado las puertas broncíneas de los templos.
Ya no sueño, se han cerrado los ojos, ya no veo tesoros
ni cielos luminosos, ni las entrañas de la vida, ni la Unidad,
mi palacio se ha perdido, veo múltiple, estoy disperso.
Yo tenía poder, ciencia, riqueza, era un feliz inmortal.
Ya no sueño, ahora conduzco un carro francés
en alguna calle de Barranquilla como un infeliz mortal.
Ya no sueño, ahora conduzco un auto francés
por una solitaria carretera colmada de mariposas muertas.
Edinson Aladino
País de residencia: México.
Departamento: Puebla.
Municipio/Ciudad: Puebla.
Seudónimo: el Etrusco.
Al llegar a Trocadero 162.
Avanzo desde la calle Amargura hasta descender por el Prado
y veo un grupo de pintores
ensayando el color del aleteo del colibrí
sobre el lienzo de Yemayá.
El día anterior soñé con los caracoles blancos
del babalawo esparcidos sobre el tapiz negro
–tan diminuto como el cielo–.
Sin preguntar me asomo en una tabaquería
y los gestos del músico octogenario
cambian de movimientos bajo el vidrio musgoso
del vacío, allí donde reposan sus restos.
Alguien cierra la puerta y enjuago el sudor de mi frente
en otro biombo.
Voy pensando en la inscripción de una tumba:
No he oficiado nunca en los altares del odio.
Sigo caminando y entro en la calle Trocadero.
Me digo: “Por fin llego a La casa del alibi,
a Trocadero 162,
donde la memoria prepara su sorpresa”.
El gallo japonés de Mariano
y el retrato de Lezama por Arche
ofrecen una tregua al asma y a la humedad de la palmera.
Veo estatuillas de bronce, ancestros familiares
que nos vigilan desde el mármol de los adioses
y el cuerpo de un dragón sobre un retablo
de libros, piedras o cuarzos recortados.
Empujo desmañadamente un estante
y la jarra danesa se astilla en el suelo.
Ahí están los pedazos inconexos
y los encargados del lugar corren para apaciguar mi desvelo.
Recojo los pedazos de la jarra
y memorizo sus relieves con mis dedos.
Los encargados del lugar vuelcan los fragmentos
en una gaveta y me indican la salida
al tiempo que suena un vals en el puerto.
Volví a los días a la casa de Lezama
–pabellón, pecera, gruta submarina–.
La mañana se abría con la sombra de las aves
y el río conversable de la calle Obispo,
música que se ladea con los chillidos del molusco.
Entré de nuevo a La casa del alibi
y lo pude comprobar,
la jarra estaba ilesa, aún sobre el estante.
María Angélica Rojas Becerra
País de residencia: Colombia.
Departamento: Cundinamarca
Municipio/Ciudad: Bogotá.
Seudónimo: Margarita.
La casa se volvió pequeña.
La casa se volvió pequeña. Ya casi no cabía nada.
Y no es que hubiéramos comprado cosas, que hubiéramos sido más gente, sino que casi por arte de magia se empezó a volver pequeña.
Tanto que me tocaba andar en cuclillas, con miedo a pegarme en la cabeza,
con miedo a botar algo,
un cristal o un plato que sonara fuerte.
Me arrastraba buscando llamar a los otros, en susurros,
decía sus nombres casi con un miedo a ser oída, a ser encontrada.
La casa se volvió pequeña, Ya no cabía nada.
Desesperada,
empecé a empujar cosas,
a romper las paredes,
Respiré aire fresco.
La casa es muy pequeña.
Tanto que mi cuerpo empezó a tocar las paredes.
Se rompieron cuando quise estirarme, cuando quería moverme de nuevo. Logré salir por un hueco de la cocina, rompiendo más la grieta.
La vi encogerse de nuevo.
La casa era muy, muy pequeña.
Rota, en fragmentos logré ponerla en mi bolsillo. Ahora llevo conmigo la casa o lo que queda de ella.
Víctor Antonio Luna Prada
País de residencia: Colombia.
Departamento: Norte de Santander.
Municipio/Ciudad: Pamplona.
Seudónimo: Valentino Abril.
Travesía de nave ligera.
Desleído por el tiempo en un jardín olvidado
tras una tapia ruinosa sobre un banco de madera
yace un poemario viejo
No descifrarán sus versos, sus códigos secretos
y muy pronto las palabras se habrán ido con el viento…
En su portada trasera
en manchas amarillentas buriladas por la lluvia
dormita el postrer poema…
Fatigado peregrino desdoblando la senda recorrida
toma con fruición el texto en sus manos tatuadas por la vida
y en el pellejo curtido los mismos signos del libro
el mismo poema dormido.
En el vetusto refugio de aquel jardín escondido
el niño que fue algún día lee de nuevo los versos
que presagiaban su estela
travesía de nave ligera, bitácora en piel marchita
los vientos que apagarán los cirios
ayer preñaron sus velas.
Camilo Restrepo Monsalve
País de residencia: Colombia.
Departamento: Antioquia.
Municipio/Ciudad: Medellín.
Seudónimo: Retrobot 1.
Mamá Gánster
Mamá ha empezado
a perder la memoria
y yo temo
pienso en aquellas
películas de gánsteres
en donde hombres sin escrúpulos
disuelven en barriles
a los muertos
Sé que una tarde
después del trabajo
abriré la puerta
y su boca temerosa
gritará desde el fondo
—¿Quién anda ahí?
vade retro
El dedo enorme de su olvido
apretará el gatillo
Mamá ha empezado
a perder la memoria
y yo temo
en la ácida marea
de su mente
me desintegro
Ena Victoria Ramírez Peñuela
País de residencia: Colombia.
Departamento: Cundinamarca.
Municipio/Ciudad: Bogotá.
Seudónimo: Juana Battenberg.
Camino al sur.
1.
Soledad de ser solo a medias
Hugo Mujica
Vengo de un río
que mojó los pies de mi padre
y los de mi abuelo,
de un verde que no es mío
de una tierra que no conozco.
En el viaje desaparecieron
el color de mi piel
el acento y mi sangre ñapanga.
Despierto en una ciudad extraña
donde la lluvia es eterna.
—Me he perdido tantas veces en ella
que ya no me encuentro—
Sin origen
sin destino.
Soledad de ser solo a medias