Mauricio Vallejo Márquez (San Salvador, 1979) escribe crónica, ensayo, cuento, novela y poesía. Su obra se ha publicado en Latinoamérica (Argentina, Colombia, México, Venezuela y Nicaragua) y España (Revista Cuadernos Hispanoamericanos), y traducida en Europa (Rumania, Francia e Italia) y Asia (Irán y Japón). Es editor y coordinador del Suplemento Cultural Tres mil de Diario Co Latino desde marzo de 2010 hasta este día en 2023. También es Licenciado en Ciencias Jurídicas y Maestro en Docencia Universitaria.
Ha publicado los libros Tiempo en la Marea (1999); Cantar bajo el vidrio (2001), El último Salmo (2007), Cuentos de Ocio (2007) y (2008), La decisión, la venganza y otros cuentos (2013), Bitácora (2013), Nueve soy (2016) y Experiencia y literatura (2017).
Lléname
Lléname como llena la muerte a la vida
Cúbreme con tu aliento y tu voz
Hasta que esté lleno de tu esencia
Y lleno ya no exista espacio en mí
Que no esté colmado de tu nombre.
Lléname para que no exista piel
Que nunca pueda llamarse nuestra
Mientras seamos uno sin tiempo ni medida
Cubriendo de ti cada palabra y cada cifra
Para formar la palabra que dicta el día.
Y entonces lleno de ti amanezca
Colmado de piel ajena y propia
Siendo siempre nosotros, los mismos
Que colman su tiempo en una palabra labrada.
Pienso en ti
Pienso en ti y eso llena mis horas
En medio del tedio de los mismos pasos y colores
Al escuchar tu vos las sombras se ocultan
Y surge tu rostro.
Cada tanto regresa y me llena el pecho
Lo pone alto y erguimos la frente
Porque te pienso en los caminos
En la espera y cada tanto
Y quisiera decirte tantas cosas
Que se pierden con las horas
Por ser tan únicas
Y se resumen porque pienso en ti
Y eso basta.
Vamos a dejarnos caer
Vamos a dejarnos caer
Una vez al menos
Para que esta llama
Procure quedarse así
Para siempre.
Vamos a caernos bien,
Lo suficiente para creer
Que no hay forma
De pararse
De volar
De salir.
Vamos a dejarnos caer
Sin más razón que caer
De sentirnos en caída
Y creer que la lluvia crece
Y que nunca escampa.
Vamos a dejarnos caer.
Cuéntame las horas
Cuéntame las horas
Cuando esté lejos
Para que en cada descuento
Me acerque
Y así al vernos.
No cuentes las horas
Cuando estemos juntos
Para que el tiempo permanezca
Y seamos eternos.
Corazón
Mi corazón
gira en un sordo latido
En calles de ceniza y granito,
En la cabeza del viento.
Sus manos llenas de pesares
Buscan entre el ayer
un alma, unos ojos y el tiempo.
Mi corazón
En la cabeza del viento
Desea elevar el alma por los cielos
Como una cometa.
Medio corazón
Los corazones se rompen,
Se quiebran y se paren,
Se mueren y se parten.
Ya he vivido tanto
Con sólo medio corazón
Y tantos
Han vivido más que yo.
Los corazones se van
Se prenden y se espantan
Se demoran
Y se tornan.
Mi medio corazón se escabulle
Entre mis dedos,
No dice más palabras como el agua.
Es una luz de sol
sobre los papeles blancos.
Medio corazón,
Sin mirar atrás
Apresta el viento,
Aquí estoy.
Búsqueda
Tu sonrisa
Postra la luna.
Esos días
Odio las mañanas
en que el corazón se agita
deseando huir por mi boca.
Intento detenerlo
pero es obstinado y no se deja,
logra que las palabras se tornen huecas
y mis ojos asesinos.
Amenaza con salirse
— Calma corazón, reposa suave—
pero se agita
y discutimos en silencio
hasta que logro convencerlo
entonces dice:
— Será mañana, será mañana—
Diástole
Mi corazón rota en un sordo latido
En calles de granito y ceniza,
En la cabeza del viento.
Sus manos de pesares buscan entre el ayer: un alma,
Unos ojos, la inmortalidad.
Desea elevar el alma por los cielos
Como una cometa.
.
Entrega
Mi corazón no cae cansado por la carga
que no quiere llevar
y lleva.
Lo quiero dejar en cualquier parte
e irme de la mano con Dios,
como un niño, tranquilito.
Pero, mi corazón lo entrego,
porque…
qué otra casa puedo hacer,
sino darlo.
Amantes
Es la noche
la mano del tiempo,
el cielo es un guante negro
cuando baja la escalinata
donde a la sombra se cobijan
los novios
y se acarician
bordando juntos
besos y gemidos.
Verte
Eres como la música
profunda,
valiosa
y llena en tu sonrisa.
Cuando te figuro entre palabras
cae hondo en mi corazón
un amor tan fiero
qué libro cada vez
al verte.
Te espero
Tu voz arrulla el tiempo
y espero que mengue tu silencio
evocando al fin tu palabra
llena de leche y de miel
como mi eterna tierra prometida
te espero como promesa y delito
lleno de susurros.