Poesía colombiana: Hernán Vargascarreño

En el marco del dossier "Otros lugares, otras voces: Muestra de poesía colombiana", preparado por Martha Cecilia Ortiz Quijano y Edinson Aladino, leemos a Hernán Vargascarreño (Zapatoca, 1960). Además de poeta es traductor y editor del sello Ediciones Exilio. Algunos de sus libros de poemas son Cuerpo laborioso, Lectores y No existe otra morada.

 

 

 

 

 

Hernán Vargascarreño​​ (Zapatoca, 1960)​​ es​​ poeta, traductor y editor del sello Ediciones Exilio.​​ Traductor de los libros​​ ¿Quién mora en estas oscuridades?,​​ de Emily Dickinson;​​ Antología Spoon River, de Edgar Lee Masters;​​ Antínoo, de Pessoa;​​ Pájaros extraviados, de Rabindranath Tagore y​​ Solo una vez vemos el mundo, de Louise Glück.​​ Autor de los libros de poesía​​ País íntimo,​​ Piedra a piedra,​​ Tempus,​​ El viaje,​​ Montuno,​​ Cuerpo laborioso,​​ Lectores​​ y​​ No existe otra morada.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Cañón

 

Mientras bajamos​​ 

los estrechos caminos abiertos​​ 

sobre la montaña empinada,

y abajo el río solo semeja​​ 

una delgada ilusión de plata,

los gritos de los gavilanes​​ 

ahondan los desfiladeros​​ 

pero más ahondan el silencio

de nuestros propios espantajos. ​​ 

 

Nadie pronunció una sola palabra

durante esa hora de miedo

ante el abismo que nos llamaba

para tragarnos en sus entrañas.

 

En los pechos agitados solo cabían ​​ 

esos gritos fantamaseados

por el gran cañón,

los mismos que ahora,

después de tantas jornadas​​ 

siguen horadando el tiempo,

hollín impregnado​​ 

a las paredes del recuerdo.

 

 

 

 

 

 

 

El ala rota


Volar es preciso,
así los abismos
nos seduzcan

con sus cantos.
Volar incluso
con un ala destrozada,
perdiendo el rumbo,
cayendo, confundiendo
todo horizonte.
Volar con las palabras
heridas de tanto olvido.
Volar para oír
el canto del poema,
para vislumbrar su espectro,
su música clara... oscura,
esa música
que nos eleva
aún con las alas rotas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Paisaje

 

La rama y el pájaro​​ 

que tiemblan su belleza,

la rosada luz de las orquídeas,

el brillante misterio

del fruto que madura,

los insectos que mueven el aire,​​ 

ese canto que se escucha​​ 

entre los árboles tan absortos,​​ 

esta luz que enceguece todo azul

 

 

Si todo nos pudiera abrasar,

esta queja de estar vivos​​ 

no debería maldolernos.

 

 

 

 

 

 

 

También puedes leer