Poesía colombiana: Christian Rincón

Leemos poesía colombiana. Leemos algunos textos de Christian Rincón (1992). Magister en Escritura Creativa. Ganador del XXII premio de poesía internacional Aranda Arenasil en España. Ha publicado dos libros de poesía Cánsate cuerpo (2018) y Revoluciones Lentas (2022).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Karaoke zen

 

necesitas cambiar de nombre dos ibuprofenos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ dormir más pagar menos necesitas instalar un botón de pánico  ​​ ​​ ​​ ​​​​ en la ducha que todo lo que te importa esté encendido  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ las 24 horas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ poner hielo sobre las partes oscuras  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ contar hasta diez necesitas un doble de riesgo para afrontar marzo  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ hacer el amor como un animal adulto  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ necesitas dos llamadas ​​ de emergencia  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una para avisarle a tu mamá que ya comiste  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y otra para decirle a los paramédicos que tus poemas están en la nevera  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ necesitas saber que hay ranas que pueden detener su corazón cuando hace frío  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ que te cuenten una historia en la que hay un carro  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ esperándote al otro lado de la calle necesitas un poema tanto  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ como necesitas romperte una pierna  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pero te mueres de ganas de que te dibujen corazones sobre el yeso  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ necesitas abrigarte  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ empacar algunas cosas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ salir echando llave ​​ y llegar sin avisar  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ que todos nos podamos reír de lo que ha pasado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pondremos drogas duras en niños blandos

 

 

La poesía me obligó a comer para escribir

Flavia Calise

 

 

necesitamos quitarnos de encima​​ 

este embrujo del lenguaje

sacudirnos​​ como animales inofensivos

y aprender a sentir​​ 

cosas que no hemos sentido

escribir un poema como excusa

para decir la palabra pletórico​​ 

que algo sea pletórico​​ 

mi abuela desorientada en el centro comercial

el mounstro que nos devoró hace dos​​ años

que el domingo sea pletórico

necesito que no hayan pasado veinte años

ser castigado a la hora del descanso

hacer una plana en la que tenga que escribir​​ 

lo que otros quieren que escriba

que la letra no me quede chueca​​ 

necesito que dejemos de creer en la realidad

y despleguemos nuestras fuerzas ficticias en la noche

que ataquemos sin perder la alegría​​ 

necesito que la poesía de mis amigos​​ 

no sea un comunicado de la alcaldía

que se desenamoren del fracaso

y la vida les arda​​ 

porque todo ese tiempo​​ 

que pasamos en el incendio

nos dejó con ganas de escribir con​​ ceniza

pero lo que​​ realmente​​ queremos​​ 

es que lleguen los bomberos

que rescaten al gato

que nos abriguen en plena noche

y una ambulancia nos lleve de fiesta

por la avenida

pero amigos​​ 

yo los necesito vivos y feroces

que le pongamos drogas duras a niños blandos

publiquemos libros en editoriales superdependientes

y le acabemos el papel a los notarios

y los niños que nazcan se queden sin nombre

y nadie sepa si son géminis, si ascendieron en algo

si tienen o no una casa en venus

necesito que nos saquemos el embrujo de la poesía

y nos sacudamos como perros

saciados de lenguaje

y nos llevemos entre los dientes

un pedazo macizo del amor

y lo enterremos en el parque

y que ese lugar sea declarado

como el nuevo núcleo​​ 

de la tierra

a dos cuadras de tu casa

a cinco minutos de la vida

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Multitudinal y testarudo

 

 

me siento  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ vacío y tentacular equinodérmico los viernes  ​​ ​​​​ la mayoría de veces digo que sí  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pero cuando estoy volviendo a casa pienso en esos insectos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ que se quedaron  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ atrapados  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ en la resina de los árboles hasta convertirse en piedras de ámbar  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pienso en las cosas que pondría dentro  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ mi gata desperezada el nombre  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de todas las personas que besé en el 2021  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ los ojos de mis amigos al final de las vacaciones  ​​ ​​ ​​ ​​​​ la alineación completa del América de Cali en el 2002  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el tiempo que pasamos  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ a oscuras  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ un sapo estirando la lengua con todas sus fuerzas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ las ganas que tenemos de que nos muerdan el cuello  ​​ ​​ ​​​​ el libro de inglés mal fotocopiado a los ocho años a los diez años a los quince años (but  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ I still don't understand  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ I don't speak  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ I don't listen in english)  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una historia sencilla que nos de  ​​ ​​ ​​ ​​​​ cinco minutos más  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el pensamiento intrusivo de enchufar un tenedor  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y fundir los tacos de todo el edificio  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ esos tenis carísimos que nadie nos compró  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y con los que nos habríamos ido bien lejos a encontrar ​​ un lugar habitable dentro de la piedra​​ 

 

 

 

 

 

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