Franco Manterola nació y se crió en el barrio de San Cristóbal, Buenos Aires. Poeta inédito. Hoy día tiene 30 años y vive en el barrio de La Boca con su perro Kentaro, al cual le puso ese nombre por un mangaka que admira muchísimo y lo acompañó en momentos de bastante confusión. Escribe, toca la guitarra, canta y practica Judo desde chico.
Actualmente tiene la suerte de trabajar en el molinete de la Platea Sur de la cancha de San Lorenzo, club del que lo hizo hincha su abuelo.
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1
varias veces hice el ejercicio
de subirme al lugar más alto que estuviese a mi alcance
pararme en la cima y mirarlos desde arriba
o mirarnos si se puede
si me lo permiten
pidiéndole prestados los ojos a Dios o a algún ser celestial
porque Dios no tiene ojos o eso me imagino
porque si los tiene no me hago sentido de su rostro
no se puede estar viendo todo esto y aguantar el llanto
lo digo por experiencia
porque estuve ahí
bien alto viendo todo
viéndonos
y solo se puede abrir la boca y dejar escapar el llanto
yo lloro por la boca
el viento se abre paso entre mis labios y me hace sonar y no soy una persona
si cerrasen los ojos me confundirían
con algún animal pesado y triste partiéndose la garganta para sonar
haciéndose eco en superficies que no alojan el sonido
pero mi grito, mi llanto
sabe hacer pie en el aire
no tiene peso
pero si la densidad del mundo
porque le pertenece al mundo
es como si se lo estuviera devolviendo
yo aprieto los dientes y toda la cara
y la boca se me abre sola
2
los ojos de un perro son siempre ojos de perro
yo pienso en óxido y pienso en el mástil de la escuela
alta en el cielo un águila guerrera
le tiraban con una gomera y la bajaban con la escalera
azul sus alas
una del color del cielo y otra del color del mar
yo no me muero por ninguno de los dos
con eso quiero decir no me gustan mucho
pienso es la falta de límite
límite en sentido de mapa
tus ojos
tampoco terminan nunca por ejemplo
y me pierdo como uno se pierde
en el cielo en el mar o en un fin de semana
3
Cuál es la cruz que cargo, hasta dónde
si con la vida no me alcanza
pero con esto que soy me sobra para hacerla valer.
Hay que tener un espíritu fuerte para saberse muerto:
soy un anacronismo.
No tengo valores, pero lo tengo todo muy claro,
nada se escapa de su propio ojo, me adapto.
Puedo hacerme entender por quien sea,
me abalanzo por miedo a cerrarme pero
me cuesta cerrar después para no atropellar.
Nunca encontré lugar en los puntos medios,
o vivo en la muerte o muero por vivir,
o mastico tristeza o escupo flores.
No tengo hogar ni tempo
pero hice casa en todos lados, dejé
un pedazo mío en cada lugar que reí.
Me gusta reír, se siente bien,
es aire fresco.
Tus ojos siempre negros, los míos
sin color, sin nombre.
Todavía no aprendí a respirar los días,
las cosas pasan.
Trago, mastico y trago al mismo tiempo,
pero nunca me enfermo.
Soy un volcán …
Nunca me pude dormir temprano, la noche
me atrapa.
Te gustaba mi pecho.
El alcohol me pone idiota: en algún momento
quise salvar al mundo y también
quise destrozarlo.
Ahora lucho porque no me devore.
Siempre estoy un poco triste,
siempre siento un poco de dolor.
El dolor me hizo querer luchar siempre.
Hubo miradas que me hicieron renacer,
creí salvar al mundo,
pero no pude ni salvarte.
Jamás mataría insectos, solo parásitos.
4
Este infierno tiene sus propias leyes
Uno no puede confiar en lo que irguió
ni en los símbolos que lo alojaron en su propia orfandad
Hay cosas para las que uno no puede ni debe prepararse
El hombre cruzó alguna vez el mar
Sobre un barco de madera
Estoy lleno de memorias
De lo que no fui
Miro el cielo con indiferencia y no lo pienso mucho
tropezará en él cómo tropiezo en la tierra
El Sol nunca me resultó un Dios amable
conozco sus planes y no son dulces
Hay palabras que no se pueden decir más de dos veces ni es justo decirlas
El azar es lo único en contacto con la divinidad y veo en eso fortuna
Dudo de que la realidad exista si no la persigo
5
estoy rodeado de gente inmensa con un autoestima muy pobre
de mi opino lo contrario
soy un pibe bastante mediocre
ni muy lindo ni muy feo
muy bueno en nada pero diestro en todo
siempre me salvó un hambre feroz
si me ponen el mundo en la boca lo mastico
-quizá quiero que mi vieja esté orgullosa de mí
nada más
nunca la pude ayudar
nunca le di nada a mi familia-
yo soy el diamante
soy el diamante y se lo van a tener que tragar
como yo me tragué la vida
nací bajo la peor lluvia
sin preguntar con las alas rotas
nunca quise volar tampoco
me gusta mirar para abajo a favor de la gravedad
donde los objetos dejan marca
fui trazando camino denso
como la sangre del volcán que no tolera estar quieto
llevándose todo por delante
sin dejar nada atrás
ni huella
ni migas de pan
6
preocupate
cuando me veas con la chomba
abrochada hasta el último botón
cuando me brillen los colmillos
y el dolor no se me vea
cuando parezca que tengo todo controlado
y mi saliva tenga gusto
a metal
cuando mi sombra tenga alas
preocupate
cuando tenga una sonrisa tatuada
en la cara y no me ponga triste que me claves
una estaca en el medio del pecho
cuando mi voz te suene fresca y brinde
una tranquilidad
que no nos pertenece
cuando me creas que vuelo
y mi manera de andar te haga sentir cualquier lugar
un lugar seguro
preocupate
por mí
7
mi infierno no es circular
es más bien, como mirar un árbol de frente
a cierta altura
o como una ciudad vista desde arriba
no es muy distinto al cielo
no es otra cosa que el cielo
se escuchan tus reflexiones y algunos instrumentos de fondo
no son trompetas
ni puertas majestuosas e impenetrables
no hay respuesta para las esfinges
porque tampoco preguntan nada
un silencio pesado como el Sol
me visto con lo que tengo a mano
y salgo a cumplir
conmigo
8
El apetito y la satisfacción son un círculo dorado
Tal vez sea nuestro hijo, tal vez no lo sea
Lo sentí incrustarse entre mis costillas
En la noche larga y oscura de mis ojos
Yo con mis heridas, vos con las tuyas (los caballos lucharán)
No me importa, si somos felices, que al mundo entero se lo trague el infierno
Dios es un nombre más que define
A un fantasma del yo
Es la tranquilidad de mirar una taza sin largarme a llorar
Bailé alrededor de volcanes, en plena búsqueda
Entre enemigos que me aseguré, sean imposibles de derrotar
Nadé, por propia voluntad, en el agua del Aqueronte.
9
Dios, nombró a los ángeles pájaros
pero no les regaló alas.
Les dio un corazón
y una corona invisible.
Para que las aves
pudieran sentir suya una parte del cielo .
10
Siempre tuvimos miedo,
a la tierra, al bosque, al mar.
Nada que no entre en las palmas de las manos
puede ser seguro.
Yo intenté aferrarme a un rayo
lo hice con el respeto que tiene la lluvia por todo lo que toca,
con los ojos cerrados,
el gesto herido a puñaladas,
fingiendo valor,
como siempre.