Beatriz Actis, primera mención en el Premio Ana María Iza 2024

La poeta argentina Beatriz Actis (1961), con el libro Fader, ha merecido la primera mención en el Premio Ana María Iza 2024 organizado por El Ángel Editor y el Encuentro Internacional de Poetas en Paralelo Cero. Actualmente es Es profesora en Letras por la Universidad del Litoral.

 

 

 

 

 

 

Beatriz Actis (Argentina, 1961) es escritora y editora. Publicó​​ Sin cuerpo no habrá crimen​​ y​​ ¿Llueve todavía?​​ (poesía),​​ Viajeros extraviados​​ y​​ Variación sobre la costa litoral​​ (cuentos),​​ Los poetas nocturnos​​ y​​ Cruces cierran los campos​​ (novelas). Obtuvo, entre otros, los premios Fondo Nacional de las Artes (Arg.) y Rejadorada (España). Es profesora en Letras por la Universidad del Litoral. Vive en Rosario, Arg.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Bailaban

 

Soñé que mis abuelos bailaban en la cocina de su casa

mientras tomaban una copa de vino

Jamás vi a mi abuela beber una copa de vino

A veces mi abuelo era mi padre​​ 

Entré preocupada a la casa porque vi luz desde el patio​​ 

y encontré esa escena,

yo les llevaba un disco de Dean Martin​​ 

(no puedo ser la que baila​​ 

y debería)

Mi abuelo sollozaba en el hombro de mi abuela agradeciendo que lo hubiera acompañado durante todos esos años

Nunca vi durante la infancia, en la realidad de la vigilia, una escena parecida

Ellos están muertos hace décadas, también mi padre

 

Qué no daría yo por atravesar de nuevo el pasillo con techo de Santa Rita

y entrar en aquella luz​​ 

imprudente​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Fantasmas familiares

 

A los fantasmas familiares se va agregando mi madre en fragmentos​​ 

 ​​ ​​​​ como una nube blanca

 

 

*

 

 

Al decir mamá parece que vuelve,

que todo vuelve:

ella, la infancia, el tacto delicado de las telas

de unos vestidos de fiesta

Todo,​​ 

y sólo por la intimidad del​​ nombre

 

 

 

 

 

 

 

 

Sobre el invierno

 

Escuchamos un ruido extraño
en el medio de la noche.
Pensé como en un sueño:
es un chico noctámbulo
jugando a la pelota
en la vereda


Nos levantamos,
espiamos a través de la ventana.
Eran caballos rompiendo las bolsas de basura
Oí tu voz
como en un trance:
 ​​ ​​​​ En las galaxias hay días
 ​​ ​​​​ y también hay noches
Y como en aquel poema
pensé en todo lo no vivido que queda
en lo vivido

Durante la mañana había encontrado
a un viejo amigo
en el justo centro de la calle
en donde el viento del puerto
nos apretaba los abrigos
y nos hacía temblar,
el viejo viento azotando nuestros cuerpos
desde el puerto
vencido.
Dijo mi amigo
después de un largo tiempo: Te extraño.
Y me acordé de tantas cosas,
aquel deambular por la ciudad
cuando éramos jóvenes apenas,
aquella sensación de amanezco en el mundo

 

 

 

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