Yirama Castaño es poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Ha publicado los libros de poesía: En los labios de la noche, poesía reunida (1990-2022), Malabar en el abismo (2012), Memoria de aprendiz (2011), El sueño de la otra (1997), Jardín de sombras (1994), Naufragio de luna (1990). Ha participado en diversos encuentros de poesía en España y América Latina.
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Rumor del valle
Cuando comencé a viajar,
no pude resistir la tentación de parar
en la estación equivocada.
Pequeño pueblo de bombilla en la escalera,
habitar cualquiera de tus casas era bailar
en una ronda de gaitas y tambores.
No importaba la lengua arenosa,
ni el calor colándose en la pared de la cocina.
Bastaban eso sí los olores de la tierra,
a lentitud descalza en el centro de la plaza.
Nadie tenía nombre
y sin embargo todos se llamaban.
Las mujeres pintaban sus labios
en punto de las seis
y los hombres aplastaban fichas
en medio de los gritos y la fiesta.
Pero un día llegaron los falsos monjes
a pintar con aerosoles
agujeros negros en tu cielo.
Pequeño pueblo,
ahora que vuelvo con el camino despejado,
ahora que la brújula señala el norte sin equívoco
hay algo que no entiendo,
todos callan
y una fila de cantadoras
con velas en las manos
alumbran la marcha
que aleja a los niños
de la prometida tierra.
La última alondra
He hecho parte de todos los bullicios.
He sido invitada a participar
en más de una algarabía.
Me han obligado a volar entre
estruendos y derrumbes.
He perdido el norte
y viajado al sur buscando el nido.
He cruzado inviernos y parido entre las rocas.
He regresado algunas veces al mismo año
y a la misma casa.
Me han robado el pasto,
pero he sobrevivido a la resequedad de la pradera.
He empujado cada hijo al fondo del abismo
y llorado por aquellos que no levantaron vuelo.
Me han sido colgadas todas las palabras
y he logrado guardar silencio.
Fui reina y rey de estos confines.
Y ahora sólo existo por este único instante
en el que tal vez tú me guardes.
En los labios de la noche
Hay algo ahí
en los labios de la noche
en la estela de sus horas
en lo profundo de su cráter
que me llama
Hay algo que se acerca
en la larga espera,
una luz a la deriva
aparece en la montaña
Hay algo ahí que yo no veo
un poema
un soplido
una hebra de vida
una pestaña