Alejandro Velásquez León (Santa Rosa de Cabal, Risaralda, 1985). Licenciado en español y literatura, y Magíster en literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira. Con su primer libro Orilla obtuvo el 2° puesto en el VI Premio Nacional de Poesía Obra Inédita convocado por la Tertulia Literaria Gloria Luz Gutiérrez en 2016 y con su segundo libro Bahareque, publicado por la editorial Casa de Asterión, fue ganador de la convocatoria Estímulos – Santa Rosa de Cabal en 2023. También fue uno de los ganadores del Premio Nacional de Poesía de la Casa de Poesía Silva en 2019. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas literarias. Actualmente trabaja como docente.
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1
Inés
Mi abuela era ciega
y recorría mi cara con sus manos
como buscando un nombre
invisible,
entre la piel y la memoria.
Nunca sentí miedo
al encontrar sus ojos blancos en la noche.
Nunca hui del olor a tabaco que la precedía.
Nunca olvidé su rostro
que ahora es el mío frente al espejo.
Siempre escuché su voz
como un milagro,
cuando entre el asombro
predecía
las tormentas,
las fortunas,
la muerte.
Mi abuela era ciega
y desde pequeño entendí
que no necesitaba los ojos,
para saberlo todo.
2
Hipótesis sobre la luz
Pese a las distancias ontológicas
y filológicas…
aún puedo afirmar
que las luciérnagas
fueron inventadas
por un grupo de hombres ciegos
quienes imaginaban
lo que era la luz.
3
El soñador
Noche
llévate al hombre
pero déjame las alas,
no soportaría el mundo a través de ti
sin una promesa de viento,
sin una soledad de aire.
Nunca alcanzaría la orilla del sueño
si las nubes no me hicieran
un puente de pasos invisibles.
Nunca sobreviviría este temblor de sombras
sin herir el ojo de la luna
con una cerbatana al tacto.
Esta es la hora
que la montaña escoge para medir los abismos,
el cruce de caminos
que ordena las estrellas en el cielo…
Noche
llévate al hombre, pero déjame las alas.
4
Como Lázaro
Me levanto cada día
para que el milagro
sea otro lugar común…
para que las calles y las horas
me reconozcan…
para respirar paisajes
también comunes
por el cansancio,
por la costumbre…
Para caminar calles
que llevan a otras calles
donde nadie conoce tu nombre,
ni tu piel,
ni tu cuerpo…
Por eso, cada tanto,
(cuando la luz alcanza el tiempo
y lo detiene
antes de abrir las ventanas)
me niego en silencio al milagro,
y prefiero, sin preaviso,
quedarme tendido a tu lado.
5
Ruinas
Algún día seré tierra,
prodigio
sagrada noche,
memoria de la luz.
Y ya no dirán mi nombre
para saber mi rostro...
dirán solo barro,
silencio,
montaña,
trueno…
Cuerpo de agua
bajo el temblor del cielo;
sombra del río
al final del paisaje.