Poesía colombiana: Luz Mary Giraldo

Leemos poesía colombiana. Leemos algunos textos de la poeta colombiana Luz Mary Giraldo. Sus libros más recientes son Caligrafía de la sombra (2024), Caza de sombras (2019). Fue Huésped Ilustre de la Ciudad de Salamanca, España, en 2022.

 

 

 

 

 

 

Luz Mary Giraldo​​ (Ibagué, Colombia). Profesora ​​ universitaria​​ y autora de​​ libros de poesía,​​ ensayo y reconocidas antologías​​ de cuentos de autores y autoras colombianas,​​ y de poetas iberoamericanas e hispánicas.​​ Entre sus más recientes libros de poesía figuran:​​ Caligrafía de la sombra​​ (2024),​​ Caza de sombras​​ (2019) y​​ De artes y de oficios​​ (2015);​​ así como​​ las antologías:​​ Túnicas​​ (Chifurnia, Honduras, 2022),​​ Como un centinela​​ (Seshad, 2022),​​ Alfabeto de otros días​​ (Instituto Caro y Cuervo-Ulrika, 2020),​​ Il volto nascosto dell’amore​​ (Il file d’Aquilone, 2017, español e italiano),​​ Canto de pájaros​​ (Bucarest: Academia Oriente-Occidente, 2015, español, inglés, rumano) versión completa Biblioteca Digital de Bogotá ​​ http://www.bibliotecadigitalbogota.gov.co/​​ y​​ Diario vivir​​ (Caza de Libros, 2012).​​ Parcialmente traducida al francés, portugués, mandarín, ruso, turco y aimara, e ​​ incluída en antologías de México, Chile, Italia, Rumania, Perú, China y Colombia.

Ha recibido varias distinciones​​ nacionales e internacionales, entre ellas:​​ Huésped Ilustre Ciudad de Salamanca​​ (España 2022),​​ Gran Premio Internacional de Poesía Academia Oriente-Occidente​​ (Rumania, 2015),​​ Premio Casa Silva de Poesía Casa Silva​​ (2013),​​ Premio Internacional LASA-Monserrat Ordóñez​​ (USA, 2012),​​ Premio Internacional Pensamiento Latinoamericano Convenio Andrés Bello​​ (2000).​​ Jurado del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, hoy Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (Guadalajara, México), Premio Internacional de Poesía Juan Valera Mora (Venezuela) y ​​ Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero, entre otros.

 

 

 

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La vida y sus fracturas

    

Porque en las palabras de estos días​​ 

no está la vida sino sus fracturas

no el amor sino el vacío

no la muerte sino la nada

no el canto sino el gato tuerto y el pájaro sin pico

porque nadie logra inventar un lenguaje​​ 

que alcance a bendecir lo que somos​​ 

en este mundo roto.

 

Quiero una palabra sin heridas​​ 

Una palabra como una hoja larguísima​​ 

que avance sobre la página

y deje oír el silencio de las hojas cuando dibujan el otoño

con el sol escondido detrás de la neblina.

 

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Alambre de púas

 

El obispo ordena tapar los nidos con alambre de púas​​ 

para alejar los pájaros de la Catedral Primada.​​ 

Prohíbe alimentar la paloma de la paz​​ 

en la Plaza de Bolívar.

 

En las noches la sangre se desliza hasta el altar

y los esqueletos sorprenden con su canto herido.

Cada mañana el sacerdote oficia el ritual​​ 

y los feligreses no pueden respirar.​​ 

Las sílabas se paralizan y las palabras se esconden.

 

A la memoria llegan las púas de un campo de batalla.

 

Nos tapamos la boca con el puño cerrado​​ 

y cerramos los ojos para no ver el miedo​​ 

ni sentir el dolor de las alas amputadas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Estado de alarma

 

Reconozco el aire de la infancia en la cornisa

donde se posaban los pájaros que alimentó la abuela.

Ahora son tierra de miseria

costra sombría​​ 

formas torturadas​​ 

oscuridad y silencio.

 

Las puertas se cierran una detrás de otra como bóvedas

y nadie puede abrirlas con sus manos.

 

Yo intento abrirlas con mis letras.

 

 

 

 

 

 

 

En cada plato

 

Mi sueño en cada plato​​ 

como tus ojos cuando tienes hambre

y en la cocina apenas hay mercado

tal vez un poco de cilantro

un pedazo de pan

agua para un caldo simple

aceite en la despensa

y cubiertos a la espera.​​ 

Huelo el plato ajeno en la memoria​​ 

la leche caliente para el frío

miel y limón cuando duele la garganta

y la taza vacía​​ 

sobre la mesa.

 

Mi sueño es no escribir sobre lo mismo​​ 

sino encontrar tu plato lleno.

 

 

 

 

 

 

 

Monólogo de Casandra

 

No corrieron lágrimas por tus miserias.​​ 

No encontraste palabras para pedir perdón​​ 

o para darlo.

El viento soplaba contra el rostro

y el mar veía pasar un funeral​​ 

después de otro.

Corría sangre en todas parte

y no pudiste escribir en tu corazón agujereado.​​ 

 

Con la voz encerrada musitaste:​​ 

¿cómo hablar de tus íntimas miserias​​ 

si afuera hay ojos que miran​​ 

con sus bocas abiertas hacia el cielo?​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Té para dos

 

Al lado

y no alado

el pájaro traza una línea en el pocillo

y se detiene al color de la luz.

Avanza hacia la flor​​ 

quieta

en la boca.

 

La taza palpita entre las manos

y calienta el fondo de los ojos.

El borde de los labios amados

dibuja media mariposa

sale un enjambre del panal

y endulza la tarde.

 

Sobre la mesa el mantel de nubes

y la cesta de pan.

La campana tintinea a la hora del te

y la vajilla pinta la geografía del momento.

Humea la tetera azul sobre blanco

sigue el vuelo desalado

rompe el viento

y abre un espacio sobre las cinco de la tarde.

 

Sorbo a sorbo calentamos la soledad y los abrazos

bebemos hasta el fondo el instante color miel

y la vida pasa entre los dos

tiempo sin alas.

 

Se apaga el último compás

de​​ Te para dos.

Nada queda en el fondo de la taza

no está la mariposa

sólo el pájaro azul que dibuja

la felicidad derramada.

 

 

 

 

 

 

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