Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad. Es una selección que reúne voces de poetas venezolanos nacidos a partir de 1990. La muestra nos invita a reflexionar acerca de las diversas identidades que se presentan en la poesía actual venezolana. La escogencia del título rinde homenaje a dos voces que dejaron una huella fundamental en el panorama más reciente de la vida literaria del país: César Panza, con su verso Si el río abriese los ojos qué viera, y Caneo Arguinzones cuando dice que Haber retrocedido al abismo ha convertido la continuidad / en una festiva alabanza. César nos devuelve la pregunta de la identidad sin pretender abrirnos los ojos, sino buscando que habitemos con él la pregunta; defiende lo auténtico mientras nos habla de la impermanencia. Caneo plantea una vivencia corporal que enfrenta a la muerte, pero que, en un detenerse, busca la continuidad de la vida como una “festiva alabanza”. Estos autores y referentes, por siempre jóvenes, son voces desenfadadas, discontinuas, navegantes de lo incierto en el río identitario, vitales, como las que presentamos a continuación.
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Pamela Rahn Sanchez (Caracas, 1994) es autora de los poemarios: La silla vacía antología poética (2021), El radio de pilas y otros poemas (2020), La luz entre las cosas (2020), Breves poemas para entender la ausencia (2019), Flores muertas en jarrones sin agua (2017) y El peligro de encender la luz (2016). Ha sido publicada en diversas revistas online POESIA, Jampster, Vallejo and Company, Buenos Aires Poetry, Letralia, Canibalismos, entre otras. Forma parte de antologías nacionales e internacionales tanto de poesía como narrativa. Ganadora del concurso Physis de la Universidad Católica Andrés Bello y del premio Gloria Fuertes de Poesía Joven con su libro «Breves poemas para entender la ausencia». En los espacios de la Fundación La Poeteca exhibió «Papeles renacidos», dónde mostró por primera vez en físico sus collages. En 2022 fue residente en el International Writing Program (IWP) de la Universidad de lowa y en City of Asylum en la ciudad de Pittsburgh. Actualmente reside en la ciudad de Caracas. Es cocreadora del taller de escritura experimental “El objeto y la memoria”.
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El sol brilla
Recuerdo a tus amigos
Construías con viejas tablas
de roble
junto a ellos
un sueño
de esos duraderos
que no se dañan con la humedad
Fueron días felices.
Yo detrás tuyo
mi cuerpo se perforaba por las astillas
que dejaba la madera
lastimados mis senos y costillas
Fue la sangre la que hizo preguntas
Me quite cada astilla en silencio
para no agobiar el momento de tu alarido
Fuiste el sol
entre tus rayos me escondí
para calentarme
Fue cálido ser sombra
hasta que ya no lo fue
¿Fuiste un muro o una casa?
Nuestro goce fue una esquina endeble de ternura
jugamos al futuro
para reposar del tiempo
Ahora no siento nada.
La página
pura y
blanca
ante mis ojos
Nuestro viaje fue largo, amor.
Es tan cruel, ahora
este
vacío.
De “El radio de pilas y otros poemas” (Fundarte, Venezuela, 2020)
Está de más la grandeza
Me conformaré
con una casa
unos libros
un pedazo de papel
con una flor dentro
Un hombre que me escuche
y no se vaya
Un hombre que me escuche
e insista en quedarse
que me abrace
con este frío
extraño
que a veces siento.
De “Breves poemas para entender la ausencia” (2019, Torremozas, España).
Ganador del premio ¨Gloria Fuertes de poesía joven”
XV
Todo lo fértil
se vuelve placenta
Se vuelve algo humano
que me arrulla
y me hace brillar
las piernas hinchadas
como bolsas de agua
hacen explotar las venas
con un estallido de sangre
en mis sábanas blancas
Mi cara se torna risueña
Mientras más limpio la sangre
más se desborda de la cama
los túneles están abiertos
La carretera perdida en espera
de algo que me lleva hacia ella
La noche quiere jugar conmigo
Pero mi padre
no me deja
Me dice:
es muy peligroso que juegues con la noche
déjala ir
que juegue sola
Y con su voz la noche desaparece
como fueron
desapareciendo
todos los espejos
en casa de mi madre
Y los sombreros me gritan
¡todavía tu cabeza no es tan ancha
para tropezarte con las esquinas!
Me gritan
¡Deja de tropezar!
Pero sin embargo me susurran
¡Cáete mas seguido!
De Niña Rosa, poemario inédito, incluido en la antología Cuchara cuchillo y tenedor
[deseo y disidencias] Encuentro de creadorxs venezolanxs en torno a lo erótico (2024)
IV
Hablo con otros hombres solo para sentirme deseada
Sin ganas de amar a nadie
en una ciudad en donde la noche es un paciente de sida
y la gente resiste aunque huele mal
porque no hay agua para bañarse
Soy dueña de algo y luego lo pierdo
intento e intento
y luego no tengo la fuerza para llevarlo a cabo
para sentirme interesante
existiendo de otro modo que no sea desde la repetición de la tragedia
Quiero escribir al revés y entender cada vez menos las palabras
y crear palabras con los sonidos del mundo
con este grito anoréxico que archiva nuestra ternura
Tengo miedo de no volver a ser la roja de los sueños
de ningún hombre
abierta de par en par
cayendo luminosa hacia la nada de sus sienes
Se me quebró la manera de expresarme
esto ya no es poesía
Pero la música continúa sonando
en las cornetas dañadas de mi computador
El sonido es un lugar
que se niega a caer
RABIA
RABIA
RABIA
Las palabras comienzan a escaparse en forma de enfermedad.
De ¨Like o un viaje del ojo¨ (2022), poemario inédito,
mención de honor en el “I Premio Internacional de Poesía Joven Ida Gramcko
Una biografía posible
Le hablé a Dios, pero fueron ellas, las mujeres liberadas, las que contestaron mis plegarias. En ese tiempo de ecos, cualquier movimiento podía empeorar mi grito. El olor a aceite de ajonjolí o la promesa de un buen ramen me hicieron continuar. Me preguntaba seguido si había otros como yo, un grupo de humanos vivos solo por el hambre. Morir era una decisión de noches, ventanas y preguntas sin contestar. Los años fueron pasando, la grasa se fue acentuando en los lugares incorrectos, los pelos de la barbilla, como pinchos, estorbaban los besos. La mente blanda. Me volví simple, escribía poemas toscos y el vello púbico me lo cortaba cada vez con más fastidio. Un martes acabé todo, la enfermedad me atravesaba en los ojos o tal vez en la garganta. El caballo azul corría cada vez más rápido y la gula dejó de ser un puente. Las letras se me hicieron pesadas en las manos. Escribir era más difícil que morir. Así fue mi entrada, directo al mundo de las ficciones. Nací iluminada por el sueño o tal vez oscurecida por las visiones de aquellas mujeres de las cuales heredé el poder de imaginar. Empecé a correr con el goce de los que saltan demasiado cerca de la línea de meta. Fui una bebé regordeta saliendo de las piernas de mi mami, de cabello azabache y sexo equivocado. Partí con una sonrisa y la camisa llena de grasa.
Inédito