Poesía argentina: Gabriela Álvarez

Leemos poesía argentina. Leemos algunos textos de Gabriela Álvarez pertenecientes a Poemas a Lucía (Falta Envido Ed., 2024).

 

 

 

 

Gabriela Álvarez nació en Santiago del Estero, Argentina. Es poeta, abogada y editora. Publicó​​ Migraciones​​ (ediciones En Danza, 2018),​​ La Mujer Suelta​​ (Mundar, 2022) obra ganadora del Concurso de Libro de Poesía Clementina Rosa Quenel 2021; y​​ Poemas a Lucía​​ (Falta Envido ediciones, 2024). Participó en el XVI Festival Internacional de Poesía, Bs As. Integra Piedra Madre editora. Estudia con la poeta Natalia Litvinova.

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Desasosiego

 

Lucía,​​ 

escribes una oda a la cebolla​​ 

y aparece el olor dulce de tus ojos​​ 

esas palabras torpes​​ 

cortan lágrimas

sostienen un cuchillo por amor.

 

Nuestra boca es libre,​​ 

transforma paisajes ácidos​​ 

en muertes bellas.​​ 

Nos toca el fondo de los huesos.

 

Esa metamorfosis del odio

se desparrama en la cocina.

 

 

 

 

 

 

 

Rituales

 

Abro un libro nuevo.​​ 

Las palabras de Anna​​ 

despiertan​​ 

la oscuridad de mi cuerpo.

Quisiera que estés ahí​​ 

y me digas lo que tus ojos ven.

 

¿Será que la libertad​​ 

se ejerce con la otra?

 

Espalda con espalda

una sola columna vertebral​​ 

fortalecida.

 

La voz de Anna desanuda mi garganta

cuido mi sonrisa para vos

me la dieron para que amara,​​ recita.​​ 

 

Exploro su cuerpo entre las hojas

pruebo tomar sus manos​​ 

le cierro los párpados​​ 

entreabro su boca​​ 

y arrojo semillas sobre la lengua.​​ 

 

La primavera se proclama, dices.

 

El tallo de una flor se quiebra

armamos una vincha de terciopelo

sobre su cabeza.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Descuido


No sé cuidar a un hombre.

Apenas lo veo sobre mis piernas​​ 

le acaricio el pelo con torpeza

y acomodo sus cejas.

 

Le muevo los dedos

como tocando las teclas de un piano

¿adivinas la música?, le pregunto.

Flexiona sus rodillas​​ 

no abre los ojos​​ 

descansa.​​ 

 

Antes hubiera deseado su torso​​ 

cerca de mi boca.​​ 

Ahora soy silencio en la ventana​​ 

en las calles, lejanía que exprime​​ 

sensualidad entre los perros

un puñado de tierra​​ 

y ondulo olas de calor​​ 

sobre el cemento.

 

 

 

 

 

 

 

Los vestidos


Silvina Ocampo escribe:​​ Lucía,

tus vestidos se han perdido.​​ 

¿Serás vos, tu forma de correr​​ 

el modo en que te desnudas

para quedarte cerca tuyo?​​ 

 

¿Serán tus vestidos​​ 

esas máscaras que disimulan​​ 

lo que escribirías​​ 

en los ojos de la gente?

 

Decides quedarte​​ 

fregando este poemario​​ 

para detener el día

o la noche

y escribir con fuerza

algo de los otros

entre tus piernas.

 

 

 

 

 

 

 

Rutina


Por las mañanas este amor

se despabila a un ritmo torpe.

Mis uñas revelan el descuido

del paso del tiempo

entre los expedientes.​​ 

 

Me avisas por teléfono​​ 

que irás a natación:​​ me gusta​​ 

como juego en el agua, dices

una pelota de plástico me sostiene.​​ 

 

Yo a veces bailo

 

mi consciencia se desgrana

 

el volado de la pollera​​ 

abre y cierra el aire.​​ 

 

Imagino tus piernas

el paso del agua

hay una pelea amable

con las olas.​​ 

 

Dentro de esta oficina

el café oscuro

empaña mis anteojos.​​ 

 

Sos el cristal lúcido

desorden de aire fresco​​ 

que ingresa por el ventiluz.

 

Cuando te sumerjas​​ 

preguntale a los peces

si el color de sus lomos

alcanza hasta el hueso.

Nadan a tanta profundidad

y en el fondo​​ 

resplandecen.

 

 

 

 

 

 

 

Agua dulce


El azúcar lo cura todo,

escribe Sylvia Plath.​​ 

 

¿Podría ser nuestra la dulzura?​​ 

Marinar con ella a las palabras​​ 

y nombrar lo que nos asusta.​​ 

 

Cuántas veces escribiremos​​ 

por primera vez

cuántas seguiremos​​ 

sobreviviendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

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