Los actores o las actrices, según sea el caso intercambian roles y son sustituidos por otros actores o actrices que entran y salen de escena a cada instante y los instantes duran lo que duran para cada uno cada instante, así el espectador no logra asociar una idea con una identidad, así las ideas y los cuerpos son nube que lo envuelve y lo pierde como la tormenta, el rayo, la herida.
—La metáfora es una lente de aumento. Es el microscopio que amplía la letra, la mancha de tinta, hasta encontrar los filamentos granulares de la existencia.
—Tiene razón es tan grande que es inapreciable.
—¿Cómo para las hormigas?
—No, como para la sucesión de ahoras apilados en pirámide desde el primer punto ancestral que deviene y desdobla.
—¿Cómo lo sabe? si usted también se pregunta por el sentido. Aún veo el signo en sus labios.
—No es un signo, sino la duda, la búsqueda de la respuesta, inalcanzable por final y completa.
—La muerte no es tal. Término vano.
—Es inevitable.
—No existe. Es el miedo que justifica respirar hastío ¿Conoce un ser vivo? Que tenga raíces palpitantes en los ojos, pies ligeros y sensibles. Ser derramado, eyectado de toda respuesta ¿Conoce a uno, a uno solo?
—¿Queda algo humano?
—Los ojos que interpretan el código binario.
—Eran simples, con exterior simétrico.
—Sí, pero su interior era complejo.
—Ellos solo lo intuían.
—¿Sueñan los muertos?
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En Europa el tiempo es espeso grave muy lento y todo nace viejo en ataúd y cementerio
Europa no conoce de alegrías las desviste con el miedo |
—Sí, despiertan en la tumba.
—¿Dónde está? ¿En el aire?
—En el espacio.
—¿Cómo el viento que lo mueve todo?
—No, al viento lo mueven. Estoy entre usted y lo otro.
—¿En el vacío? —Ese está lleno de preguntas, no lo cargue con prejuicios.
—¿En las palabras? ¿En el argumento?
—Nunca en el lenguaje. Cerca de la piel que eriza |
se despierta con angustia y escribe un sueño
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Para ejecuciones unipersonales el actor o la actriz, según sea el caso, no omita el detalle de presentarse de espaldas al público, porque el entrecejo, los ojos y las pestañas no hacen más que engañar.
—Eliminé toda partícula e influencia de las fuerzas fundamentales. Vea la nada, está al frente suyo.
—Es mentira como el gris en su mirada.
—¡Qué extraño! Tenían la posibilidad de la posibilidad de todas las posibilidades en las pupilas, en la piel y prefirieron el claustro, el ensimismamiento, el olvido.
—Fue porque nunca se atrevieron a cuestionar el método. —Pusieron el coto en los parpados entonces.
—¿Puede respirar?
—Aún está muy comprimido. La luz todavía no puede moverse.
—Nunca lo hará.
—Junto con el espacio se expande la dimensión de la mentira.
—Estamos al lado equivocado del plano.
—Solo hay que retroceder.
—Llegar a la herida.
—Ese agujero negro es el corazón de la galaxia.
—Se equivoca. Es el cerebro memorioso que guarda en su interior el pesado recuerdo de la existencia.
—Somos cautivos.
—¿De quién? |
Europa no tiene nombre se ha perdido
todo lo destruye y re-crea |
Las escenas transcurren en un interior abierto, no es un espacio. Se puede llegar a confundir con la nada gracias a su condición que es propia y ajena. El único elemento escenográfico es una caja de cartón que debe permanecer cerrada, esta contendrá lo que la producción tenga a bien y se puede colocar en cualquier lugar, incluso entre el público, mejor entre el público. No se debe obviar el detalle fundamental de que el exterior de la caja esté manchado por humedad.
—De la memoria. —La memoria es palabra. —Las palabras son un juego. —El lenguaje es un niño. —Un juego que une puntos. —Cada quien dibuja el punto a su manera. —Las letras son solo letras. —La luna es anterior a las palabras. —Usted apareció con la palabra que lo nombra. —Nadie es su nombre. —Explíquese sin el verbo. En usted veo lateralidad. —Mi respuesta la duda. Desnuda, sin el verbo. —No olvide que nosotros somos entre dimensiones y branas. Se repiten como espejos de frente. —Prefiero ser vapor de cara al fuego. Molécula que escapa. Un tejedor del velo suave de los sentidos. —No se preocupe. Lo vano de su discurso quedará en la memoria soberana del ser. —Moriré babeante de Alzheimer. Olvidaré al primitivo. —El miedo vence a la violencia, mueve el mundo, es tan común que se olvida como el olor profundo de la sangre en la guerra. Tóquese la cara. Está en su dedo. ¿Lo siente? Discurre viscoso. Su nacimiento fue solo para servirle al amo desde el vientre hasta los electrones programados, habita en su mirada de tacto y gusto. Todo grita la muerte que grita.
—¿El amor, la alegría, desdeña el calor hospitalario? —Todo lenguaje es lenguaje del miedo, es aparente. La palabra que subyace es solo una. Nombra a todas las cosas, es reflejo y no definición, es evidente. Todos la olvidamos y no queda rastro en la memoria mineral. —Esa palabra es la salvación.
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con las mismas letras que la nombran
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