Sobre La quinta esquina del cuadrilátero de Paola Valverde. Texto de Francisco Trejo.

Francisco Trejo reseña La quinta esquina del cuadrilátero de la poeta costarricense Paola Valverde Alier (1984), publicado en Nueva York Poetry Press. En 2019 publicó​​ Cuando florecen​​ los cactus​​ (Amargord, España). Y en el año 2024 publica​​ Yesca para el fuego​​ con Ediciones Perro Azul.

 

 

 

 

El​​ aguijón​​ como discurso​​ en​​ La quinta esquina del cuadrilátero​​ 

de Paola Valverde

 

 

Fue Borges quien señaló, en la primera de sus​​ Siete noches, algunos rasgos de la​​ Divina comedia​​ de Dante.​​ Entre​​ otros, la delicadeza y la​​ rareza.​​ Mencionó, además, y a manera de ejemplo, que el florentino habrá leído en algún libro de geometría​​ que el cubo es el más firme de los volúmenes; consiguiendo, de este modo, una metáfora​​ inquietante: la del hombre que soporta la desventura como un buen tetrágono.​​ 

Este asombro del autor de​​ El Aleph, frente a la​​ Comedia, nos permite meditar acerca de lo singulares​​ que​​ resultan​​ las metáforas relacionadas​​ con las matemáticas.​​ Si bien​​ el título​​ de​​ una de​​ las publicaciones más recientes de poesía en Estados Unidos no es propiamente una metáfora, porque se acerca más a​​ la paradoja, manifiesta una intención de extrañeza​​ alrededor de un cuerpo geométrico,​​ vinculado con el ejercicio retórico de​​ Dante.​​ Se trata de​​ La quinta esquina del cuadrilátero,​​ de Paola Valverde,​​ obra​​ reeditada​​ por Nueva York Poetry Press en el presente año.​​ 

El acierto de la​​ paradoja​​ en el​​ título​​ de Valverde, poeta costarricense,​​ consiste en la expresión de una idea contradictoria, pero que encierra una verdad en un sentido simbólico y profundo; tal vez un lugar imposible, oculto o trascendente, una salida no​​ visible​​ o un escape fuera de los límites establecidos, un espacio emocional más allá de lo físico.​​ La quinta esquina del​​ cuadrilátero podría ser la poesía misma,​​ esa presencia arcaica​​ en la realidad,​​ tan​​ velada en la mecanización del lenguaje.

El libro en cuestión señala en el prólogo el poeta hondureño Denis Ávila,​​ lo escribió la​​ autora hace 20 años, en su juventud temprana. No obstante, la presente reedición (cuenta con​​ un​​ par de​​ ediciones en Costa Rica y​​ otra en​​ España) es una suerte de versión con la madurez definitiva​​ de la obra. Como la figura de una boxeadora que ha recorrido diferentes latitudes​​ para batallar,​​ Valverde, también autora de​​ Yesca para el fuego​​ y​​ Las direcciones estelares,​​ se​​ sienta en la esquina mejor​​ iluminada del cuadrilátero​​ y​​ medita sobre​​ el texto poético, previo al enfrentamiento con el contrincante más​​ vigoroso: el​​ paso del​​ tiempo.​​ 

Dividido en tres capítulos (Choquen guantes, Escuela de golpes y De vuelta al cuadrilátero), este​​ libro de poemas sugiere una narrativa​​ en torno a la disciplina del boxeo.​​ La voz lírica, identificada como la Perra de Pavlov,​​ construye una alegoría​​ del amor y la libertad femenina, alrededor de​​ su figura y la del promotor, un tal Billy Gallardo,​​ que es confrontado con un lenguaje franco​​ e intuitivo, como en la contienda misma: “Hay pugilistas esquivos/ Yo prefiero el choque directo”.​​ 

Los elementos del libro​​ hacen​​ pensar en la permanencia del pugilismo a lo largo de la historia de Occidente.​​ Su tono, el​​ lenguaje directo y la​​ concisión​​ de la propuesta, recuerdan​​ el discurso epigramático que alcanzó su auge en la Grecia y la Roma antiguas.​​ Dada la naturaleza del discurso del​​ aculeus, se sabe que Valverde optó por el​​ slam poetry, del que es pionera en Costa Rica, para dar a conocer a su ya clásica Perra de Pavlov. A propósito, Héctor Carreto, el más grande epigramista de los últimos tiempos, señalaba que el espíritu del epigrama no es propio para leerse en la cálida intimidad del silencio, sino en los escenarios concurridos, como la plaza, el mercado, el capitolio y, ¿por qué no?, el cuadrilátero, durante un enfrentamiento.

No es gratuito que en un libro de​​ combates​​ se utilicen los recursos de la denostación y el humor, pues habla del conocimiento de la tradición que tiene la autora y que pone en práctica de manera eficaz.​​ 

 

Ejemplo de lo anterior es el siguiente poema:

 

 

 

CUARTO ASALTO

 

 

Apareces y la combinación se desmorona

 

Hago sombras

lanzo un​​ jab

 

Cuando estoy abajo

recuerdo a mi​​ sparring​​ 

 

la que perdona entrega

 

Entonces levanto mi torso herido

​​ y tiro a matar

 

 

 

La semántica del texto hace sólida la construcción del universo boxístico que, además,​​ rinde homenaje a sus grandes figuras que van de George Foreman a​​ Muhammad Ali, de Mike Tyson a Duane​​ Bobick, de Teófilo Stevenson a​​ Hanna Gabriels, entre otros.

 

Más fiel al​​ epigrama, por su brevedad,​​ humor e ingenio, es​​ la siguiente “Campana”:

 

 

Pon la otra mejilla

así demuestro el cariño

que siento por ti

 

 

La ironía es el tropo que sobresale en este texto, tan parecido a un​​ jab. Se​​ presenta​​ como​​ un​​ aparente arrumaco​​ en el segundo y​​ el​​ tercero de los​​ versos,​​ mismo​​ que se invalida​​ en el contexto​​ universal​​ del primero.​​ “Poner la otra mejilla”​​ avisa el​​ golpe​​ inminente, mientras la Perra de Pavlov​​ evoca la ternura.

 

Un​​ ejemplo​​ más​​ de poema con corte epigramático:

 

 

 

GOLPE AL HÍGADO

 

 

Olvídame

 

Si quieres plagiarme, ¡hazlo!

 

No voy a demandar tu buen estilo

de robarlo todo

 

Me cansé de tecnicismos

tareas estúpidas de hablarnos cada dos

cada tres

cuando estamos cada cero

en el quinto asalto

 

Deja de borrar mis días

te regalo el campeonato

que a fin de cuentas lo has tomado

varias veces a escondidas

 

Te regalo la orquídea

la mariposa de la lámpara fina

mis libros

los condones

y mi buena ortografía

 

Si quieres plagiarme, ¡hazlo!

 

Nunca te quedará igual

 

 

 

La dirección de la voz lírica hacia una segunda persona y el lenguaje coloquial, además del sarcasmo y la puya de la inteligencia, son el sumario de elementos que le permiten al libro de Valverde anclarse entre la tradición y​​ los intereses de una poeta activa en el siglo XX. Al igual que Safo, en su momento, la poeta​​ josefina apuesta por un discurso que les ha funcionado a los hombres, desde sus primeros usos. Si es difícil encontrar un libro de corte epigramático escrito en la actualidad, por lo menos en habla hispana, es​​ menos común​​ hallarlo con la firma de una mujer. En México, por ejemplo, destacan en este género de la poesía muy pocas​​ voces femeninas:​​ Thelma Nava,​​ Minerva Margarita Villarreal, Dana Gelinas y Silvia Tomasa Rivera, son ejemplo de este pequeño número de mujeres cultivadoras del epigrama.​​ 

Pero​​ resulta más peculiar el fenómeno de la epigramática​​ en Costa Rica; y más si​​ una​​ mujer​​ lo elevó​​ dos décadas atrás, antes del que el feminismo mostrara una evolución significativa, pasando de ser un movimiento principalmente enfocado en la igualdad legal y política, a abordar temas más complejos y transversales como la violencia de género, la desigualdad económica y la interseccionalidad.​​ 

Poco son los libros que​​ muestran una evolución de la voz lírica. En el caso de Valverde, la Perra de Pavlov experimenta un desapego importante del objeto de deseo. Lo que sugiere, incluso, una metamorfosis​​ de​​ can​​ a animal alado: “Así se pierde una mujer que vuela/ Soltaste la mano de un ejemplar/ que fue declarado extinto”. La narrativa del poemario se cierra con un final abierto, en el que el muchacho que limpia el cuadrilátero apaga la luz cuando la perra se marcha con la promesa del retorno.​​ 

Esta es apenas una lectura que puede hacerse de un libro que seguramente despertará más intereses en sus lectores. Aquí resaltamos su valor en cuanto al​​ perfeccionamiento de la obra en el ejercicio de la reedición, el​​ diálogo con la tradición del epigrama, el lenguaje desenfadado, la ironía y la imaginación, además de la visión de una voz lírica femenina que lucha con los estereotipos y los valores consuetudinarios.​​ ​​ 

 Finalmente,​​ La quinta esquina del cuadrilátero, viene a dar continuidad a un género de la poesía de gran valor. Este vínculo con la tradición se halla desde la figura de la avispa que recupera Valverde: “Esquivo golpes / rajo sacos/ sé cuál extremo golpear/ o a quién aterrizarle/ el próximo aguijón”. A fin de cuentas, se trata de la misma avispa​​ de​​ Juan de Iriarte, del siglo XVIII: “A la abeja semejante / para que cause placer, / el epigrama ha de ser / pequeño, dulce y punzante”.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

Francisco Trejo (Ciudad de México, 1987).​​ Poeta, ensayista, investigador y editor. Maestro en Literatura Mexicana Contemporánea por la UAM y licenciado en Creación Literaria por la UACM. Autor de​​ Por el mar, con los monstruos de Ovidio a otra parte​​ (2025),​​ Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos​​ (2022),​​ Derrotas. Conversaciones con cuatro poetas del exilio latinoamericano en México​​ (2019),​​ Penélope frente al reloj​​ (2019/2021),​​ Balada con dientes para dormir a las muñecas (2018), De cómo las aves pronuncian su dalia frente al cardo (2018/2021), Canción de la tijera en el ovillo (2017/2020),​​ El tábano canta en los hoteles (2015/2025), La cobija de Ares (2013) y Rosaleda (2012). Una muestra de su obra está incluida en​​ Retorno a Tebas​​ (2025),​​ Carta deshecha en el mar del remitente​​ (2021),​​ Sumario de los ciegos (Antología personal)​​ (2020),​​ Epigramas inscritos en el corazón de los hoteles (2017) y Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (2014). Entre otros reconocimientos, obtuvo el VIII Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2012, el XIII Premio Internacional Bonaventuriano de Poesía 2017, el VI Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2019, el segundo lugar de los International Latino Book Awards 2020 y el XIV Premio de Poesía Editorial Praxis 2021.​​ 

 

 

 

 

 

 

María Kings

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