Allegro bárbaro, manifiesto del poeta húngaro Sándor Halmosi

Leemo, en versión de Lakatos-Báldy Zsuzsanna, "Allegro bárbaro", un manifiesto del poeta, traductor, editor y matemático húngaro Sándor Halmosi (1971). En 2020 publicó el manifiesto literario "Ora et labora. Un grito de guerra por la literatura pura", que ha sido traducido a más de diez idiomas. Este es un aporte de Alejandro Cortés.

 

 

 

 

 

Sándor Halmosi (1971) es un​​ poeta, traductor, editor y matemático​​ húngaro. Compagina su actividad literaria con conferencias sobre tradición, poesía, lenguaje y símbolos. Da mucha importancia a la popularización de la cultura, a la potenciación del diálogo cultural y a la búsqueda de conexiones entre las artes y la literatura. Ha fundado diversas asociaciones literarias y culturales, y es asimismo miembro pleno del Club PEN húngaro (Budapest) y de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras (EASAL, París). Ha visto publicados en húngaro y en diferentes lenguas más de cuarenta volúmenes. En 2020 publicó el manifiesto literario​​ Ora et labora. Un grito de guerra por la literatura pura, que ha sido traducido a más de 10 lenguas y es un intento para iluminar la crisis intelectual mundial a través de la autenticidad, el posicionamiento del poeta y la responsabilidad de los autores. Desde el año 2021 coordina desde Hungría el movimiento internacional de poesía World Poetry Movement.

 

 

 

 

 

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Allegro bárbaro I

 

(Sobre la poesía sin dogmas, o la paz inquieta del mundo)

Texto de un minuto. Dime mis nombres y me callaré.

 

 

Por naturaleza de las cosas, no existe ningún sistema de conocimiento mundial o filosófico, construcción, movimiento espiritual, comunidad eclesiástica, estructura ateo-materialista, burbuja social o política, forma de gobierno, grupo de amigos, comuna que pueda evitar el peligro de volverse dogmático a corto o largo plazo. Además, esto está matemáticamente demostrado, basta con pensar en el teorema de Gödel, que establece que no puede existir un sistema cerrado y consistente, sin contradicciones.

 

Solo quizás el arte, en particular la poesía, puede evitar esto, ya que no es un sistema, no es cerrado, por definición no es dogmático, a diferencia de la prosa, no explica, sino muestra, enseña, revela, siempre sabe más que la letra de la Ley, despliega el espíritu de la Ley sin poner​​ entre paréntesis​​ la Ley misma, sin explicarla o enredarse en interpretaciones definitivas. No busca persuadir, sino redimir. "Soy porque no soy", dice János Pilinszky. La poesía es la manifestación por excelencia de lo no cerrado. El territorio de los espacios entra las palabras​​ y del elocuente silencio. La tranquilidad​​ de la certeza​​ de las dudas que se pueden seguir pensando y repensando.​​ La zona de​​ confort de flotar sobre el abismo. La tranquilidad de la falta del​​ hogar y de estar​​ en casa​​ en todas partes. El destierro. De todas partes.

 

Porque eso es lo que somos, nosotros, los seres humanos: monstruos con alas de ángel. Pero más bien sin alas. Queremos vivir mejor. Siempre mejor. Siempre más cómodamente. Durante siglos y milenios hemos luchado incansable y​​ conscientemente​​ por una vida mejor, por la dignidad humana, por los derechos, por la defensa de los valores, por elevar el espíritu, por salvar la belleza. Y cuando alcanzamos estas cosas, inevitablemente nos volvemos cómodos, perdemos nuestra conexión con nuestro espíritu (eso es​​ la muerte de la poesía), nuestra vigilancia, nuestro conocimiento profundo de los valores, nuestra orientación en el mundo, y nos desmoronamos y arrastramos todo lo que fue hermoso, valioso, una fuerza que nos sostuvo. Llevamos​​ ​​ cargados​​ los pecados a un faro. Y luego lo destruimos también.

 

Solo la poesía puede reflejarnos, puede detenernos en nuestra carrera hacia el abismo, solo ella puede agarrarnos del cuello y sacudirnos: ¡Detente, humano, ¿qué estás haciendo?! ¡Ay de esa comunidad, ay de esa sociedad que pierde su conexión viva con su propia alma, que ya no lleva una vida poética y no tiene poetas sagrados! Eso ya no es comunidad, ya no es sociedad. Porque sin la firmeza, la luz y las respuestas duraderas que nos da la poesía, somos solo materia que gira en torno a sí misma, elementos vacíos, desterrados en pedazos. Almas sin contacto, sin nada. No conducen la corriente. Y no esperan la gracia.

 

El coro se vuelve cada vez más fuerte y agresivo hoy en día: ¡sobrevivir, sin importar el costo! No importa cómo. ¡La situación es​​ muy​​ grave! Luego ya nos ocuparemos de los detalles. ¡Pero esto es un error enorme! Porque si no hacemos la tarea, si no arreglamos los fundamentos intelectuales ahora, si no comenzamos a vivir una vida poética y seria de inmediato, si no nos ocupamos de lo que nos ha llevado hasta aquí, si no dejamos de evadir​​ y señalar constantemente, si siempre elegimos el camino más fácil, si luego queremos continuar donde lo dejamos, entonces nada cambiará, entonces o no sobreviviremos o no mereceremos sobrevivir. Mientras haya poesía, también hay esperanza​​ de​​ despertar,​​ de estar en​​ paz,​​ del​​ buen silencio,​​ de estar​​ presentes. Para salirse​​ de la destrucción y la demolición. El Camino Recto, que es​​ pedregoso, estrecho e incómodo. Pero​​ nos​​ mantiene alertos.

 

 

 

|El ángel te exculpa. El​​ poema​​ no​​ te deja.

Sándor Halmosi, Hungría [2023.07.06]

 

 

 

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Sus​​ libros​​ en húngaro:

 

El adorador del demonio, 2001​​ 

Eras una chica de sol,​​ 2002​​ 

Arboleda de bebés,​​ 2003

Qué es de Salomón,​​ 2004​​ 

En la ladera sur del Annapurna,​​ 2006​​ 

Gilead,​​ 2009

Ibrahim,​​ 2011

La pasión de Lao-ce,​​ 2018​​ 

Apócrifo,​​ 2020

Neretva,​​ 2021

Cátaros,​​ 2022

Tantra y bomba de calor,​​ 2023

 

 

 

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