Los dragones de la posibilidad
Escrito en el año hipotético
6625
[1236]
Escribo para ser leído por máquinas.
Escribo para que el procedimiento del olvido limpie la atmósfera.
Escribo para que la ausencia arrase con los insectos,
estercoleros rumiando alrededor de una placa de silicio.
Escribo contra el pensamiento -fracturas de sombra
sobre la línea que es una pantalla para nadie-.
[el hambre es alimento de la fe1]
la casa es un cadáver hecho de cadáveres
cualquier muerto dice cualquier cosa
la fiebre horada el jardín del planetario
la fiebre quiebra los huesos del árbol
la fiebre es gasolina sobre nieve
a través de los años, puentes dibujados
para soñar con la ciudad de las profanaciones
(el río atraviesa el laberinto: es un cuervo de niebla tatuado en la ceguera del ciervo)
entonces, ¿para qué este lenguaje acallando el sacrificio?
el mundo en llamas no es el mundo que habita mi palabra
ni siquiera el mundo engendrado por el verbo
es un hueco en la pared que humilla mi sombra
[nombre tallado en el cansancio]
El gusano urde la nomenclatura del silencio.
El trazo quema la superficie: el desierto. el mar. los abrazos.
Erra en lengua desconocida y su palabra ciega tropieza con versiones manchadas
de cosas en penumbra. Se multiplica su pecho
babeante. Su Dios es ceniza en delirio.
Quisiera volver a la nada. Al tiempo sin horas cuando el horizonte
anidó ramajes vacíos. Pero aquí el retorno es un párpado en el cielo.
La visión del canto ante la hoguera sin nadie.
Una piedra muerta en mi vientre. No hay manos que empuñen el cuchillo.
[sin nadie]
es triste aproximarse al parque y constatar que los zapatos de alguien están rotos
que ayer nomás un gusano estelar soñó el universo
-torrente enterrado en la mudez de la sombra-
(rumor sediento desbordándose de las vasijas)
triste mirarse los ojos como quien contempla germinar la voz
cuando el sol escupe esperanzas contra el breve misterio de la vida
triste saberse pasajero del aire que respiramos
mientras la hierba bajo nuestros pies esplende murmullos de olvido
(polvo sobre el follaje que florece)
[idea transparente a ser dibujada]
el vacío no es ausencia
el vacío no es el silencio arreciado por furias de concreto
el vacío no es balbuceo
el vacío no es arquitectura fantasmal
el vacío no es quiebre del paisaje
el vacío no es azar en la escritura
el vacío no es límite de llamarada
el vacío no es rebelión contra espectros de luz
[a través de senderos oscuros]
el ojo de horror horada nadas o estanques portátiles
todo es luz, repites con la sensación de ser el bosque de invierno
todo es luz, repiten los muros calcinados por grafitis
todo es luz, repite la muerte sobre sí misma
(programas una montaña que en realidad es un código sin principio ni fin)
todo es luz, ficción de flores que meditan su deterioro
todo es luz, ficción de experiencia cuando el umbral atraviesa los huesos
todo es luz, la ficción es la realidad labrada por hacedores de juguetes
(programas el fin del paisaje: costelación fortuita de números ahogados)
todo es luz, ausencia de muros
todo es luz, ausencia de puertas
todo es luz, ausencia de mástiles o anclas
caminar por calles sin otra cosa que hacer o que contar
Verso de Felipe García Quintero, en El pastor nocturno (2012).