Rosa Karen Salazar (Puebla, 1990) reseña “Después del derrumbe. Narrativa joven de Oaxaca”, publicado por Almadía y compilado por Fernando Lobo. “Los escritores que conforman esta antología nacieron después de la caída del muro de Berlín, -la más joven nació en 1992 y los demás oscilan entre 1989 y 1985”.
DESPUÉS DEL DERRUMBE
NARRATIVA JOVEN DE OAXACA
Me atrevo a pensar que estos chicos han visto demasiados derrumbes, y han comenzado a desconfiar del espectáculo.
Fernando Lobo
LOBO, F. (selección y prólogo) Después del derrumbe. Narrativa joven de Oaxaca, México: Almadía, 2009.
Después del derrumbe, es una antología de cuentos hechos por incipientes escritores, todos radicados en Oaxaca. El escritor que compila es Fernando Lobo, quien ha publicado varios libros como: Traslados/ El expediente Baunman (1999), Después de Nada (2002), Relato del suicida (2007), No lo tomes personal (2008) y Contacto en Cabo (2009). Lobo coordina el Taller de Narrativa de la biblioteca Henestrosa, el cual está dirigido a los estudiantes de nivel superior de Oaxaca.
Los escritores que conforman esta antología nacieron después de la caída del muro de Berlín, -la más joven nació en 1992 y los demás oscilan entre 1989 y 1985- y su característica más sobresaliente es que, aún sin conciencia, presenciaron derrumbes que cambiaron la vida y abrieron paso a otra década. De ahí el título de la antología, pues surgieron entre polvo y conexiones a la red.
Los cuentos antologados son once -uno por cabeza creadora-, y su presentación no tiene un orden específico. Comienza Marisol Jiménez y su relato Saboréalo debajo de la cama, que nos cuenta la amistad entre un grupo de niños y la repentina desaparición de uno de ellos. Le sigue Gerardo Santos con La chica Dorada, que narra el encuentro de un fanático con ¿la verdadera Paulina Rubio? Después, nos encontramos con Un cuarto para jugar de Candelaria Ramales, donde leemos que los juegos no son tan inocentes. Estamos frente a un juego doloroso, que lleva a la destrucción del cuerpo: Apuestas, de Enrique Velásquez Escobar. Sigue Siempre será así de Coral Gómez, que nos señala la dificultad de establecer una relación amorosa. El siguiente cuento es Cucarachas, de María de los Ángeles Rosales de León, que por medio de la narración, nos encierra en el cuarto de hotel de la protagonista para experimentar una peculiar relación. Hacía el norte de Florián Chamul, nos narra la historia de un camino sin fin, que lleva a la selva y en dirección al norte. Libido Nocturna de Perla Muñoz, quien es la antologada más joven de este libro, nos presenta la historia de un hombre y una mujer, quienes se encuentran en un bar nocturno. El relato 315 de Víctor Manuel Rivera, narra la vida de un joven que vive en un hotel, y su convivencia con los demás habitantes. Amén, de Karina Sosa, nos cuenta la pesadumbre de una madre soltera y el trágico encuentro con su padre. Por último, Una ruina de Guillermo Moisés Santos, es la historia de dos hombres opuestos: uno nómada y otro que resguarda la ruina en donde vive.
Los cuentos presentes en Después del derrumbe son breves, y lo destacable de ellos, es la naturalidad en los diálogos. No utilizan palabras rimbombantes, y las historias, aunque parezcan cotidianas, tienen un final inesperado. La lectura de estos cuentos, produce la sensación de estar cerca de los personajes, y a la vez lejos. Lo característicos de ellos es la sencillez y la naturalidad.
Los aportes que tiene esta antología a la tradición literaria son dos: la primera y quizá la más obvia, es la oportunidad que los creadores nuevos tuvieron para ser publicados. La segunda, es la novedad que estos cuentistas tienen para narrar, pues estamos delante de una generación nueva, con cambios importantes en el canon literario.
Definitivamente vale la pena leer Después del derrumbe, pues deja ver la calidad narrativa de algunos escritores jóvenes de Oaxaca y su imperiosa necesidad de estar presentes en la literatura contemporánea. Y sin duda, este libro constituirá una referencia para estos nuevos escritores.
