La bella kurva No. 7: Margarita Valencia Triana

Presentamos, en el marco de la sección La bella kurva, un poema de Margarita Valencia Triana (Tijuana, 1980). Es filósofa y poeta. Escribe también ensayo. En 2004 publicó el poemario Jueves Fausto (2004) y recientemente El Reverso Exacto del Texto. La poeta explica: “Sí soy feminista. Para mí ser feminista es estar consciente de mi género. Para mí ser feminista es exigir respeto y oportunidades para el género femenino, al mismo tiempo es cuestionar las posiciones hegemónicas que se ciernen sobre él”

 

 

 

 

Me gustan los hombres

con caras de muñequitas de porcelana

con cuerpos de alfileres

con ojos espléndidos, brillantes, hundidos y ungidos.

Me gustan los hombres que parecen mujeres

y las mujeres altas, mujeres-mujeres.

 

 

*

Oraciones / horadaciones
(para el neoyorca de la barba enrarecida.
Yes, indeed, Allen this is for you).

I

 

¡Bendita tú caminando por esas calles de ventanas empañadas.
desbordante de confines ininteligibles y de rutas equivocadas.
Bendito el veneno en la garganta y el desamor a destiempo y en deshoras.
Bendito el transcurso de los días y las cicatrices en el rostro y los órganos sentimentales.
Bendito el cielo que se graba en los ojos de todos los que se pierden.
Benditas las hecatombes mentales y los brazos abiertos!

¡Benditas tú, yo, mi madre, tu madre!

!Benditas las soledades y los pavimentos que son todos pupilas llorosas.
Bendito el fin del fin y el paraíso del cuerpo.
Benditos los amaneceres con desconocidos, la niebla y la ciudades desventuradas.
Bendito el tiempo que no retorna.
Bendito todo lo que nos vuelve otra cosa, lo que nos desteje
y susurra palabras sin importancias.
Benditos los clavos y los huecos, sin historias inherentes!

II

Morbidísima Acker,

Que mi cuerpo no sea sombra
sino asombro
Que ninguna ley lo sostenga
Que mi deseo pueda más que la noche de lo masculino y sus recelos
Que el triangulo de mi sexo deje de ser inmanencia
Que mis armas sean las letras.

Desafiantísima,
Que mi carne no sucumba
ante mantos y restricciones,
que nunca la toque la verticalidad de la vergüenza,
Que mi cuerpo diseccione diccionarios y
rompa antónimos prístinos.
Que mi carne drague el goce de ser otra.

III

Prodigiosa Wittig,

Que mi cuerpo me pertenezca entero
desde el quimo, el cartílago
hasta el encéfalo y la médula.

Que el olvido mastoideo
Se reagrupe con la precisión biliar de mi latido.

Que el occipucio y la cabeza dejen de estar expropiados

Bizarrísima,
Dame fuerza para pelearme entera,
para luchar vértebra a vértebra
en la conquista de mis secreciones.

Ayúdame a cruzar a nado el río del conocimiento
sin perder las falanges ni los globos oculares.

Fortaléceme en el exilio
de la verticalidad del pronombre
y del aplastante horizonte de Lesbos.

Te ofrezco las venas de mi cuello
por una salida de emergencia.

 

 

 

 

 

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