Presentamos algunos poemas de Dalí Corona (Ciudad de México, 1983), uno de los poetas más representativos de la generación de los 80 en México. Ha publicado los libros Voltario y Desfiladero. Ha sido incluido en el Anuario de poesía Mexicana 2006, FCE. Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y diarios del país, así como traducciones del portugués. Su libro Ansiado norte mereció el Premio Nacional de Poesía “Efraín Huerta” 2009, otorgado por el estado de Guanajuato. Recientemente su libro Cartografía del tiempo mereció el Premio Nacional de Poesía Joven “Francisco Cervantes Vidal”.
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Martillo
Esta voz, martillo blando, de cartón
zurcido a hilos pobres, que golpea el vacío y no tu sueño,
es la herramienta única
en el taller de casa.
Su brillo y peso se han marchado, como las semillas del diente de león
cuando el aire pasa sobre ellas
y de un tirón la desperdiga.
Aun así, sobre tu hombro recuesto mí cabeza
y susurro.
No lo sabes, pero en tu sueño
hay un leve martillar que te descubre
como si la voz, perdida y todo,
jalara la sábana y quedaras toda a la intemperie.
Llegamos tarde. Yo a tu sueño
y tú a mi tiempo. Pero la voz,
que se aferra a la herrería del cuerpo,
decide golpear donde estuviste.
He regresado tantas veces a ese día; lo recorro a tientas
para ver si entre sus pliegues
tu olor persiste
como el martillo de mi voz
que golpea sobre la nada.
Cover
Dígome que el llanto, pesadez de sexo y corazón, es poca cosa
porque cosa como tú sólo en las vitrinas de los centros comerciales,
sólo en los vitrales de catedral.
Dígome que una vez bastó tu mano
porque la mía, viejo río,
alcanzó su más clara expresión, su toque mágico,
cuando tú la hiciste en tu mejilla.
¡Oh!, sirena oculta entre las milpas de mi pueblo,
yo te llevaba a tu casa en aquellos días lejanos de mi mocedad
e intentaba subir tu falda como si fuera la cortina de una tienda de abarrotes
en los santos días de pascua.
Te daba besos en la puerta de la escuela,
paseaba contigo por el pueblo
hasta que tu papá nos encontró intentando convocar a los ángeles de dios
en las canchas de básquet.
Vago muerto hambre, sí, eso era yo,
pero qué necesidad de gritarlo frente al mundo.
Abrióseme la mar del pecho y se quebró la voz, casi la cabeza
cuando pasó el pájaro tabique. Y yo,
el de los pies ligeros, Aquiles en medio de la cancha, volé
metros varios en cosa de segundos, vayas muchas limpiamente brincadas
en tiempo record.
De ti no supe nada,
nos perdimos de vista entre el tumulto de la adolescencia,
como si las escasa cuadras de distancia
entre tu casa y la mía
fueran los climas del año
o una zanja hecha por tu padre.
Qué temor. Nos dejamos sí,
el uno al otro, viudos antes de consumar el matrimonio.
Pero el mundo gira porque gira, lo dijo Montejo,
y sólo quince años después nos encontramos:
yo trovador y tu estudiante de economía.
(Qué pendejo Arjona, le harían falta años luz para entendernos,
aunque los años luz midan distancia y no tiempo,
así de complicada la cosa.)
Desde mis ojos vacíos intenté mirar tu boca
que después de quince años seguía teniendo el color de la locura,
y quise tomar valor
pero igual que aquella vez mi corazón salió corriendo.
¿Qué terrible avalancha de amores me hizo
llamarte al día siguiente?
¿Qué bestia sobrehumana, valor acumulado quizá,
poseyó mi cuerpo, qué mentira dije?
Pasamos largas tardes jugando al protocolo del amor una vez más,
como aquellas veces en que
debajo de la escalera del edifico “D” nos encontrábamos.
¿Qué dije, Helena, Cleopatra, Pasífae, Mónica,
que no pudiste apartar tus ojos de los míos?
No recuerdo, pero la mar del pecho se me abrió de nuevo
y de sus abismos
salieron los animales más primitivos de la tierra.
Y así, entre pecho y espada,
intentamos conciliar el sueño aquél de nuestra vida.
¿Y cómo Moisés cerró los mares, qué dijo, cuántas veces,
qué digo ahora yo; qué canto, a quién?
Pero nos vamos otra vez
cada quién con su madrazo
como lo marcan las leyes de la calle. Nos mudamos a otros barrios,
bajamos la cortina y apagamos las luces.
Pero a lo macho,
te digo desde el fondo gris de mi locura,
que está soledad de piedra
acompañará tu cuerpo almíbar
hasta cuando el mundo deje de girar.
Esta lira que llega a zurcir el sueño
es un dardo anegado en mis costillas.
Todo quema su glacial espina,
su cuerda cuarta que sonríe.
Atrás en la memoria gime el verso
extendiendo su páramo sombrío.
Todo, amor, nos amenaza.
Ven, recuesta aquí tu vientre sauce
y que el follaje nos cubra del destino.
Datos vitales
Dalí Corona (Ciudad de México, 01 de julio de 1983). Ha publicado los libros Voltario (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2007) y Desfiladero (Chihuahua Arde, 2007). Ha sido incluido en el Anuario de poesía Mexicana 2006, FCE. Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y diarios del país, así como traducciones del portugués. Su libro Ansiado norte mereció el Premio Nacional de Poesía “Efraín Huerta” 2009, otorgado por el estado de Guanajuato. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía, generación 2008-2009 y 2009-2010. Beneficiario del programa Jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), en la especialidad de poesía, 2010-2011. Recientemente su libro Cartografía del tiempo mereció el Premio Nacional de Poesía Joven “Francisco Cervantes Vidal”.