100 Pulitzer Poets: Robert Frost, 1931

Today at Círculo de Poesía: Two poems by Robert Frost (1874-1963) from Collected Poems, which received the Pulitzer Prize (1931). His work employed settings from rural life in New England and his command of American colloquial speech. Frost was honored frequently during his lifetime, receiving four Pulitzer Prizes for Poetry. Frost was named Poet laureate of Vermont.

Spanish versions by Tania Márquez Aragón.

Presentamos dos poemas de Robert Frost (1874 – 1963) del libro Collected Poems, por el cual recibió el premio Pulitzer en 1931. Su trabajo emplea ambientes de la vida rural en Nueva Inglaterra y un dominio en el discurso coloquial Americano. Frost fue condecorado durante su vida, recibiendo cuatro premios Pulitzer de Poesía y nombrado Poeta laureado de Vermont. La traducción es de Tania Márquez Aragón.

 

 

 

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A question

A voice said, Look me in the stars
And tell me truly, men of earth,
If all the soul-and-body scars
Were not too much to pay for birth.

 

 

Una pregunta

 

Una voz dijo, mírenme en las estrellas
y díganme la verdad, hombres de la tierra,
Si todas las cicatrices del alma-y-cuerpo
no han sido un gran pago por nacer.

 

 

 

Acquainted with the Night

 

 

I have been one acquainted with the night.
I have walked out in rain—and back in rain.
I have outwalked the furthest city light.

I have looked down the saddest city lane.
I have passed by the watchman on his beat
And dropped my eyes, unwilling to explain.

I have stood still and stopped the sound of feet
When far away an interrupted cry
Came over houses from another street,

But not to call me back or say good-bye;
And further still at an unearthly height,
One luminary clock against the sky

Proclaimed the time was neither wrong nor right.
I have been one acquainted with the night.

 

 

Familiarizado con la noche

 

 

He sido un conocido de la noche
he caminado bajo la lluvia; y con ella, he vuelto.
He ido más allá de la luz más lejana de la ciudad.

Mi vista ha bajado por el callejón más triste
crucé junto al vigilante que hacía su ronda
y he inclinado la mirada, renuente a explicar.

Me he quedado quieto, deteniendo el sonido de los pasos,
cuando a lo lejos un grito reprimido
llegó por sobre las casas, desde otra calle,

Pero no para llamarme ni decirme adiós;
Y aún más lejos, a una altura de otro mundo
un reloj luminoso contra el cielo.

Anunciaba que el tiempo no era bueno ni malo.
he sido un conocido de la noche.

 

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