Presentamos una muestra poética del autor español José García Obrero (Santa Coloma de Gramenet, 1973). Codirigió el ciclo de poesía digital Soledades 2.0 No moderno artificio, dentro del Festival Internacional de Poesía Cosmopoética (2010). Es autor de los poemarios Un dios enfrente (La Garúa, 2013), con el que fue finalista del premio Ciudad Alcalá de Henares de Poesía, en 2014; y Mi corazón no es alimento (Ediciones En Huida, 2014). En 2015, la editorial Valparaíso publicó su traducción de Mal, del poeta catalán Jordi Valls. Actualmente forma parte del equipo de redacción de la revista de poesía contemporánea en lenguas peninsulares Caravansari. También colabora en el suplemento cultural Cuadernos del Sur, de Diarío Córdoba. Su poemario La piel es periferia (Visor, 2017) se ha alzado con el XLIII Premio de Poesía Ciudad de Burgos.
RAÍZ
Algo nace quebrado.
Lo indica esa montaña cubierta de edificios.
Ni un solo palmo de tierra limpia para la siembra.
Un descampado, a veces, interrumpe el paisaje
vertical de ventanas.
Un descampado es una tierra podrida;
ningún loco pretende ahondar bajo sus piedras
y enterrar la semilla de la fruta del miedo.
Aquí se invierte el mundo:
él cosecha entre hombres, agujas y cristales,
protege de miradas a los cuerpos urgentes.
A veces un cuchillo amenaza los juegos
de los niños que ignoran el temblor
de las venas cansadas de estar rotas.
Y algo nace quebrado si no hay tierra
tan limpia que podría morderse.
Se arrojan las semillas, sin mirar, a la acera,
esperando que el viento las proteja en su marcha.
La respuesta es el tronco que crece sin raíces.
De Un dios enfrente (La Garúa, 2013)
VIOLENCIA GRATUITA
Antes de cada puñalada hay una sonrisa:
cae de la boca y queda colgada en el cuchillo.
Sonrisa y acero se adentran juntas en la carne.
Ahora debería decir que me aparto,
que odio esta violencia gratuita
asaltándome cada tanto en la puerta de casa
vestida como una paloma sucia en un dintel.
Pero ya soy un hueco y nada puede hendirse
entre las luces o en el trasiego del viento,
y este hecho llena de impotencia al asesino.
Unos brazos abiertos pueden ser un buen golpe.
De Un dios enfrente (La Garúa, 2013)
PARTO
Hubo un instante
en que nadie en el mundo
había muerto.
Una línea finísima
de tiempo impreciso
en que todas las cosas
chocaban
suspendidas
en el fluido
caliente
de la casa.
Vino después
un giro brusco:
la luz blanca
y el primer golpe
y un ruido
de engranajes
y esta penumbra.
De La piel es periferia (Visor, 2017)
JARDÍN BOTÁNICO
Deshazte de la idea
de que un jardín botánico es una selva dócil.
¿No te han hablado aún del salvaje rugido de la savia
cuando sacude, firme, los troncos de los árboles?
Brota entonces el viento de las hojas y pétalos
de todas las especies vegetales;
es un soplo de seda que acaricia la herida,
nos sana de la fiebre de la piedra.
¿Notas su tacto? Es pura luz de amor
y nunca muere.
De La piel es periferia (Visor, 2017)
EL VIAJE
Delgado cable blanco que conecta palabras,
se enreda por las ramas que rasgan con las hojas
el corazón de lava de insectos y de pájaros;
hila constelaciones secándose en el cielo;
algunas caen al mar desde su noria helada
y un fulgor repentino titila, giratorio, por los ojos
desnudos del viajero que responde al silencio:
Más Dios.
Más Dios tramando cable de mirada a mirada,
en la lluvia de sílice que cubre las antenas
y en la araña que emite frecuencias de dulzura.
Descienden las ideas envueltas en un huevo
de durísima cáscara: el antiguo porqué, la luz
que cae a tumbos hacia el agua del pozo
grabando en sus paredes el grito más profundo:
Más Amor.
Más Amor, araña cálida. Condúcenos a lomos
de tu blanca sustancia: bramido de los cuerpos
cuando clavan señales sobre otra carne abierta.
La playa nos devuelve, como a cachorros mansos,
a su arena lamida y un batir insistente nos cura
y nos revela el nodo primigenio de la noche total;
materia de palabras, abrazo que diluye
la risa luminosa de los brotes más tiernos
en la sorda ventisca del llanto entre las bóvedas.
De La piel es periferia (Visor, 2017)
LA TRIBU
Este el fuego que la tribu custodia
desde el origen; chispa de la palabra
arrojada sobre el centro de la memoria
que el viento propaga por los campos.
Con este fuego se forja la forma
exacta de la herida; perfora la piedra
y, en esa cavidad, incuba el tiempo
las larvas del gusano de la muerte.
Este el fuego que alumbra con sus llamas
un paisaje que nace al mirar hacia dentro.
De La piel es periferia (Visor, 2017)