Foja de poesía 221: Mario Licón Cabrera

Mario Licón Cabrera

Presentamos una muestra del poeta mexicano, avecindado en Australia, Mario Licón Cabrera (Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 1949). Licón Cabrera además es traductor y promotor cultural. Ha publicado Divagagavad, La Reverberación de la Ceniza, Yuxtas, entre otros.

 

Bruma-Bloom *

A dónde vamos. Bruma-Bloom? Este es nuestro sitio desde hace ya mucho tiempo. Y nosotros lo sabemos major que nadie. Uno es de donde uno vive y aquí estamos. Pero en nuestra piel y meomoria todavía estamos allá y hemos tenido muchoss allás en nuestra nomádica existencxia. Tantos allás que es difícil decir de donde realmente es uno. Aún si les decimos que nacimos en Chihuahua, pero eso fué hace ya mucho tiempo, tanto, que es difícil recordar donde las vías del tren terminaban. Y cuando dejamos San Francisco, Berkeley y el resto del área de la bahía para regresar a Erongarícuaro, Tepoztlán y el Distrito Federal, nosotros pensábamos que era el fin del camino. Pero un buen día “Destiny” Álvarez nos envío un boleto para volar a un  lugar que ellos llamaban Paradise. Pero para nosotros  era Sidney y nada más. Y muy lejano y solitario estaba el “Paraiso” que por algún tiempo tú y yo pensamos que realmente estábamos en el fin del mundo.

Pero más rápido que pronto llegó el día en que el amor nos vío y las cosas empezaron a cambiar poco a poco. Pronto la ojiazul conductora del Honda grís nos llevaría  de lugar en lugar: De Bronte a Berry de Ilford a Palm Beach y siempre cantando: “ we’re on the road to nowhere/we’re oo the road…”  Ya para ese entonces nosotros (Bloom y yo) estábamos elaborando  nuestra muy personal idea del Paraíso.

Gran besucona era Jennifer Green. Nos besábamos por horas y horas: caminando, cruzando King’s Cross, escuchanco las campanas de los botes: danzando, bebiendo, bailando, peleando, cinco años bien prendidos hasta que de repentte, una noche neblinosa-lluviosa-Ominosa noche murió sin decir adios. 


 

 

Hermosillo city blues

 

Esas noche en Hermosilo

en  vez de caminar hasta la casa de mi hermana

seguido dormía debajo de los Yucatecos

en las bancas de los parques, o sobre el mosaico

de los kioskos–like a real loafer.

 

Pero eso no era nada:

aparte de la jodida distancia evitaba

pasar por algunas zonas de alto riesgo;

el transporte públlico se detenía

a horas rídiculas de la noche.

 

Mejor optaba por dormir allí, en el corazón de la ciudad,

entre los cantos de los pájaros nocturnes y el rápido

deslizamiento de los autos y el arrullo

de algunos trios ensayando para una serenata.

 

Las memorias llegaban. Memorias de una distante

infancia y juventud. Memorias de un Sidney

aún más distante.

 

Me veía vendiendo periódicos catolicos en Catedral.

En inumerábles e interminables manifestaciones

en contra de corruptos rectores universitariios.

 

Me veía llegando al Faro de Palm Beach.

Descargando una troca de diez toneladas cargada

de bolsas de barro en New Town. Bailando

en el ferry al regreso de Mackrelle Beach.

 

Me veía ascendiendo El Tepozteco.  Atravezando

la espesa oscuridad entre los rabiosos

adridos de los perros.

 

Extrañaba Hermosillo  Sidney  y Tepoztlán

y todo a un mismo tiempo.

Extrañaba el cerca  el junto y lo lejos

y todo a un mismo tiempo.

 

 

 

Dos para Karin Hauser

 

I

Este desorden es mi orden.

Tratando de encontrar la puerta te encuentro.

 

Justo a tiempo –antes que mis delirios

aumenten el sentimiento de tu ausencia.

 

Pero no siempre es de ésta manera,

lo más del tiempo encuentro el vacío;

 

luego un tipo de señlales que

cubiertas  con vidrios rotos & polvo

 

me guian hacia un callejón solitaro

donde aspiro la menta después de la lluvia & corro

 

de regreso a casa otra vez & cierro

esa puerta donde te encuentro.

 

 

 

II

Estas interminables tardes

mientras el fuego del sol cae sobre

paredes & ventanas.  Refljejos

cegándote hasta el centro de tu ser—

ya herido de tedio & fatiga. Además

ese cortante viento que vuelve los brazos

de las palmas en seco-agudos lamentos

que erosionan mis oidos.

 

Sí al menos Diotima lleagase con

nna sonrisa de champagne y dulce voz

cantando a través de la ventana: “hey, come,

come. let’s go, waves are wating for us…”

 

Perot al vez Diotima ya esté allá,

muy adentro del Bosque Negro “ with her legs

All white for the winter…”**

 

 

*Poemas del libro Yuxtas (Back & Forth)

Cervantes Publshing. 2007.

 

** Leonard Cohen

 

 

 

I

Poesía: a veces te cierro las puertas y no te dejo hablar. Sólo, a solas y por largos momentos observo en silencio el polvo de oro que vierte el sol sobre los muros de la tarde. Ese polvo de oro que pronto se convierte en densa sombra. En noche tierna y poblada de anónimas prisas callejeras mezcladas con el gemido de algún pájaro invisible.

Te cierro las puertas de mi garganta y mis dientes en silencio te mastican triturantes hasta agotar el último sorbo de saliva. Mientras espero (aferrado a una gota de alcohol multiplicada a la penúltima potencia) a que te escapes y me abras los labios con tus ojos.

 

 

 

II

Cállate los ojos y escucha cómo la tierra gira y grita sin pregonar ni preguntarte   por  esperanza  rincón  o bruma

Cállate los dientes y no tirites ni parpadees ni jerímas que ya de ti la terramunda nada saber busca ni quiere pero en ningún momento deja de gritar y girar

Gira y grita no triga gira y nada ella te pide para dejar que la lluvia caiga sobre el turbio mar y la noche fría y oscura y sin respingos y sin más duelos que tus atrófidos y desnúdicos recuerdos vágosos

Cállate el corazón y ya no esperes ni ver ni sentir cómo se hunden y revuelven los cadáveres en la movediza arena de tus sueños al revés tus sueños ya sin ojos ya sin manos ya sin pies

Sólo tú alma sola sólo tú en una infínita y dadivosa deriva nocturna

 

 

 

          III

Ahora que las cosas iban por el buen camino de la brisa y la risa abrazadas entre la ocre arena y las argentas olas y al compás de una canción apenas musitada.

Ahora que el horizonte nos alzaba su mano casi tangible pero siempre más y más distante pero siempre amistosamente cómplice. Abriéndonos aun más cielo y mar para invitarnos a perdernos en sus laberintos etéreos  para dejar marca de la huella de nuestro deseo en sus paredes eternamente  inalcanzables.

Ahora es otra vez nunca más el amor contigo.

 

 

 

IV

Ahí está el poema: en el corno que es audible pero invisible. En los pájaros que celebran el crepúsculo y que a trino suelto delimitan su territorio sin estropear el vuelo de los otros. En el lúgubre lamento de los perros avizores de la muerte. En las grietas de la tierra que se ahondan bajo mi andar y en las respuestas e interrogantes que oculta el azul espacio  de infinitos y vacíos. En las petrificadas muecas de los rostros de cáscara de coco y en las alas rotas de los ángeles de madera, ahí, está el poema. 

Ahí está el poema: en los poros de la roca volcánica; en el silencio de las voces pero no del trueno. Ahí está, en espera del anzuelo, de la red, en espera del vuelo.

 

 

 

V

Deberíamos prestar atención a la manera en que el viento revuelve las hojas muertas.

Abril es el mes más cruel del año. Esto es algo que la gente sabe desde mucho antes que Elliot. De hecho, Abril hace ya rato que pasó. También Junio.

Además esas no son hojas muertas sino cadáveres de las guerras revisitados una y otra vez  por las noticias.

Deberíamos prestar atención no sólo a la manera en que las noticias revuelcan los hechos dejando huecos ranuras líneas quebradas entre la Realidad el Espectáculo y el Horror.  Ya es hora de saber lo que las amargas lágrimas de una viuda de guerra significan para sus traumatizados hijos.

Estamos ya inundados por la indiferencia, y de brazos cruzados tomamos la guerra como nuestro destino final?

 

 

 

VI

Los días pasan y yo creo que son todos míos, todos míos. Sin respeto los dejo pasar, como si –gratuitamente—volvieran a repetirse. A menudo ni siquiera les pregunto ni su nombre ni su fecha ni su luz ni su sombra. Así –a menudo– repleto de indiferencia los dejo, en silencio –pobres días míos-  acumularse como libros que nunca habrán de habitarse.

Luego –con trémulo temor pulsante—los cuento y es entonces que veo el abrupto fondo negro fondo impostergable. Y es entonces cuando escucho a lo cerca y a lo lejos –voces como avenidas que me cantan -una vez más- la balada ineluctable.  

 

 

Datos vitales 

Mario Licón Cabrera (Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 1949) poeta, traductor y  promotor cultural. Ha participado en numerosas antologías de México y Australia. Fue invitado a importantes encuentros de poesía entre ellos: Semana de la Poesía en Barcelona, The Sydney Spring Festival (1999), Homage to César Vallejo and Pablo Neruda /The Studio/Opera House, Australia, Horas de junio en Hermosillo, México (2002), Poetry Without Borders (2007), Metaphores of Space, Sydney Writers Festival (2009). Ha traducido al español a varios poetas australianos, entre ellos: Robert Adamson, Judith Beveridge, Peter Boyle, Dorothy Porter, Les Murray. Sus primeros libros de poesía fueron Divagagavad, Editorial Inéditos, Acequia, Sonora y Rostros en el umbral, Paxis-Dos Filos, Zacatecas.  En 2004 se pubica su libro La Reverberación de la Ceniza, Mora-Cantúa Editores, Sonora. En 2007 publica su libro Yuxtas (Back & Forth), edición bilingüe de poesía con el apoyo del Australian Council for the Arts. Desde 1992 reside en Sydney donde fue el representante de alforja REVISTA DE POESÍA desde el inicio de esta revista, donde varias veces publicó su poesía y traducciones.

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