Foja de poesía No. 404: David Ruano

David Ruano

Presentamos la poesía de David Ruano González (Ciudad de México, 1991), una voz inusual en el panorama de la poesía joven en México.  Su canto desafiante pone en crisis la frivolidad que impera entre las voces nuevas de la poesía nacional mediante un ejercicio que denuncia una realidad atroz y sin futuro. David Ruano González también se ha desempeñado como un crítico polémico y acertado.

 

 

 

 

La fiesta.

(Fragmentos)

 

 

Extranjero, ¿tú sabes cosas terribles y no sabes que lo salvaje

y lo divino borran al hombre?

Cesare Pavese

 

 

 

 

Botarga 3. Dora la exploradora

 

Ella sólo nació para ser peregrina,

se entrega al obligado éxodo

y al salir del lugar del desperdicio

y de los expulsados

va en busca de una meta.

 

¿A dónde vamos?

A la tierra que no permite ser errante.

¡Más fuerte!

A donde nos corrompa el abandono.

¡Más fuerte!

A donde nos consuele la esclavitud.

 

Acostumbra equipaje mínimo,

la mochila repleta

de fracasos y sueños sin valor,

//¡Zorro no te los lleves!//

 

El cuerpo deformado

revela su carácter extranjero;

la cabeza está llena de aire,

además de mirar por la boca

y lo que ve le causa apetito;

para asirlo se vende.

 

Baila, botarga, baila,

que no hay más metafísica

que el bailar.

 

Cada paso que da es incertidumbre,

su mapa se le muestra en blanco

¿a quién clamamos cuando

no se sabe el camino?

en el mundo no hay vacantes.

 

Así que se regresa por donde apareció,

y herida por sus nulas soluciones

se dedica a llorar,

pues las botargas lloran en los baños.

 

 

 

 

 

 

Viernes

 

 

Sabes como é difícil sofrer tudo isso, amontoar tudo isso
num só peito de homem… sem que ele estale.

Carlos Drummond de Andrade

 

De nuevo estoy tomando solo en casa

y ninguna cerveza logra hacerme olvidar

que mañana me toca ser vencido

en la lucha de siempre,

me toca ser la carne de cañón en un campo

donde los enemigos miden un metro y medio,

donde explotan los globos como balas

y te embarran con lodo blanco y dulce.

 

Pienso en la acostumbrada derrota sabatina

que siempre es diferente:

día de ser saqueado por la turba

entre sus exigencias y berrinches,

armada con insultos y con puños risueños.

Sábado de no ser reconocido

y perder por default sin derecho a mi salario.

Otro fin de semana en que reafirmen

lo que ya niego ser

alabando mi gesta de juglar autómata.

 

Pienso en cada fracaso que he pisado

para seguir y perder el camino,

culpando a mis zapatos gigantescos

de tanta incompetencia en la guerra.

 

Por ello, pido tregua:

quiero firmar la paz con mi enemigo

antes de que lleguemos

a una desesperada solución,

no quiero amenazar con aquella arma

que se acciona

al fisionar hartazgo y frustraciones,

cuyo único estallido acabaría

con soldados, civiles e inocentes.

Así que me detengo y me aguanto,

y le explico a la máquina

que bombea en mi pecho

que soporte y espere,

que ya nos vengaremos pronto:

cuando el mundo no pueda ya pagarnos

por ser aquel idiota que recibe los golpes.

 

 

 

 

 

 

 

Botarga 1. Barney el dinosaurio

 

Desenterré el cadáver de aquel tiempo

que fingimos alegre

por el sudor que implica ser adulto.

 

Y comencé a jugar,

quise ver qué sacaba de esos huesos;

abusé de una imagen inocente

para mis propios planes:

demoler cada una de las cosas

que se encontraran frente a mí,

justificándolo con mi gran masa.

 

Quise más:

despojar la infancia de los otros,

decirles que de nada ayudan las ilusiones,

que supieran cuánto temor causa

nuestro sueño cumplido,

y que vieran

que detrás de los muertos alguien vive.

 

Hoy pago mi sanción

por tocar a un difunto:

duele llevarlo a cuestas,

su cuerpo me ha cegado,

me falta el aire,

el calor sube, asfixia,

domina, pega, mata

y caigo

mientras no dejan de tomarme fotos

(fósil que dará cuenta de mi paso).

 

Todos los niños cantan que me quieren

y yo también los quiero:

destruir lo que son

es mi forma de amarlos.

 

 

 

 

 

 

Sábado

 

Chegou um tempo que a vida é uma ordem

Carlos Drummond de Andrade

 

 

Cuando nada tenía ya sentido,

cuando pude sentarme, esperar solo

que llegara el milagro de la muerte

tuve que levantarme a trabajar.

 

Y preparé mis cosas,

me pinté la sonrisa falsa de cada sábado,

tomé mi traje

y lustré mis zapatos.

 

Hice lo que pediste:

regresar a la vida,

formarme nuevamente

en las filas del mundo,

y tomar ese tren

para alegrar dichosos

que no me necesitan

(batalla de uno contra mil).

 

Sin más,

la cosa comenzó a pudrirse,

no me bastó el quererte

para poder estar contento.

Y fingí ser feliz,

compartí el regocijo con las gentes

hasta que terminó mi jornada laboral.

 

Ahora, voy camino a mi casa

y pienso que tal vez

no existe más felicidad

que la que yo me finjo,

parecido a los ciegos

que se inventan un Dios.

 

Y regreso a mi casa

e imagino

esa dicha esperándome

en lo falso de mis actos.

Me voy pensando en ello

con la cabeza baja

y con las manos siempre

dentro de los bolsillos.

 

 

 

 

 

 

Botarga 2. Spiderman

 

Te ves en el espejo,

vestido así te sientes más desnudo,

atrapado en la red del traje mismo.

 

Realizas cierto sueño de la infancia:

te ilusionaba ser el héroe,

el centro de atención.

 

Ahora ya ha pasado el tiempo,

descubres que es mejor la fantasía,

pues hoy quieres estar en otra parte.

 

Quieres pasar sin ser notado

pero te pagan para que te expongas.

Te admiran porque tienes el valor

de vender la mentira del disfraz,

de negarte a ti mismo.

 

Debes calmarte, pues

este tipo de dudas

no las debes tener,

se supone que son

ya cosa de otro tiempo…

 

Alguien toca a la puerta,

todos gritan el nombre

que ahora te ha tocado cargar,

ya es hora de que salgas.

 

Te ves en el espejo nuevamente,

preguntas por tu nombre,

preguntas por un rostro,

y aunque el traje te diga

“eres un superhéroe”

descubres la verdad.

 

 

 

 

 

 

Domingo

 

Por que fiz o mundo? Deus se pregunta
e se responde: Não sei.

Carlos Drummond de Andrade

 

Nuevamente no existo,

nuevamente me queda la vaga sensación

de haber sido algo ayer

que no tiene cabida en estas horas

que transcurren durante mi día de descanso.

 

Hoy no tengo un modelo que seguir,

no han venido a decirme cómo tengo que actuar,

dependo solamente de lo que asimilé

durante el abandono.

Nadie me ha dicho aún:

“sé el héroe que no puede redimirse a sí mismo,

la viajera perdida entre deseos,

el ser imaginario que no cabe en el mundo

porque sólo nos sirve para calmar infantes”.

 

Vengo a ser el ausente, el que no sabe cómo

resucitar llegado el tercer día,

el que vive una vez a la semana

y espera que se acuerden de él la próxima.

 

Bien nos dicen que somos imagen-semejanza,

el reflejo de arriba.

Y si el creador es como yo,

Dios es una botarga.

 

 

 

 

 

Datos vitales

David Ruano González (Ciudad de México, 1991). Estudiante de los últimos semestres de la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Asistió al Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2013 de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana. Asiste al Taller de Alquimia Poética impartido por Mijail Lamas. Es colaborador habitual de La Estantería (http://resenariopoesia.wordpress.com/). Twittea en @Medoriorules.

 

También puedes leer