Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México 2017: Audomaro Hidalgo

Círculo de Poesía y Valparaíso México invitan a las lecturas del poeta mexicano Audomaro Hidalgo que tendrán lugar del 29 de junio al 2 de julio en el Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México 2017, dentro del marco del Festival DiVerso. A continuación presentamos un par de poemas suyos de su más reciente libro, Pequeña historia de la destrucción, publicado en Valparaíso México.

 

 

 

Tubérculos

 

Hundir la mano en la tierra.

Hundirla hasta palpar la piel áspera de lo oculto: tubérculos, tentáculos

de pulpos que habitan bajo tierra. Tubérculos

que crecen como el miedo, en lo oscuro.

Hundir la mano como lo hacía mi abuelo, en luna llena,

como me enseñó a hacerlo cuando aún podía, cuando tenía fuerza

y extraía tubérculos como tentáculos de pulpos acabados de cazar.

Hundir la mano hasta tocar los intestinos comestibles de la tierra,

hasta donde crecen tubérculos turbios,

como imágenes del sueño, como pensamientos torcidos.

Hundir la mano, lento, como en una profunda herida, lejana

como el día en que mi abuelo me enseñó a cosechar tubérculos

y se me reveló la imagen primera del miedo,

cuando lo tuve sucio en las manos, acabado de nacer,

sin llanto. Palpar la humedad de lo que está enterrado,

como una uña que duele, como el miedo por primera vez frente a mí.

Tubérculos, tentáculos de piel dura, desprendidos de pulpos rotos bajo tierra.

Tubérculos expuestos al sol, en agonía por saberse de antemano hervidos.

Órganos crudos. Formas impuras. Ideas sucias que tiene la tierra.

Bajos instintos. Fetos alargados. Turbulentos tentáculos. Alimento del pobre.

Tubérculos extraídos por mi abuelo los días de luna llena en la tierra.

Hundir la mano.

Hundirla más.

Palpar el miedo a ciegas.

Reconocerlo como a un tubérculo.

Ponerlo sobre la mesa.

Alimentarse de su almidón amargo.

 

 

 

La cabeza del abuelo

 

Un árbol de vértigo que crece hacia abajo

crea un delirio de raíces que lo confunde todo

una maraña de los años vividos

plácidamente o en desorden de fiesta y ahora se abre

la pupila de un pozo que abisma donde la luz

comienza a secarse como un haz de leña

podrida en un claro de la memoria y los paisajes

los rostros conocidos se hunden más y más

en la humedad del fondo donde las palabras son ecos

porque el sonido es la esperanza del silencio

de los días postreros donde permanecer sentado

es realmente triste porque es como mirar

una película diferente al resto mientras el árbol

plantado crece hacia abajo como un pozo sin bordes

porque la enfermedad es violencia ejercida en el cuerpo

porque para bajar a lo oscuro hay que hacerlo en caída libre

ir hacia abajo desde donde ahora escucho el golpe

del bulto en que se ha convertido mi abuelo

que cae sin remedio

ligero de ropa y de historias

ligero de nada.

 

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