El futurismo es la madre de todas las vanguardias del siglo XX

Manifiesto futurista

El 20 de febrero de 2009 se cumplieron 100 años de la proclamación del futurismo italiano, fecha de la divulgación internacional del primer manifiesto redactado por Filippo Tomaso Marinetti, que se publicó en Le Figaro de París. Dicho manifiesto se había publicado días antes en periódicos de Verona, Trieste y Emilia, pero los mismos protagonistas le dieron más crédito a la que llamaron “publicación internacional” a través del periódico parisino.

Los manifiestos del futurismo italiano (el gentilicio es importante, para diferenciarlo del futurismo ruso) se propusieron escandalizar y no sólo lo hicieron con sus consignas sino en un sinnúmero de actos. Fueron temerarios. Hasta hoy en día las almas buenas se siguen persignando ante aquellos gritos furiosos. Los enterados recuerdan: “Queremos destruir los museos, las bibliotecas y las academias de toda especie” / “Un automóvil de carrera con su cofre adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de hálito explosivo… un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia:” / “Cantaremos las grandes muchedumbres agitadas por el trabajo, por el placer o la rebelión: cantaremos los alcances multicolores o polifónicos de las revoluciones.” / Un manifiesto firmado por pintores decía: “¡Queden sepultados los muertos en las más profundas entrañas de la Tierra! Paso a los jóvenes, a los violentos, a los temerarios”. Habría otros asuntos más escandalosos como el de exaltar las guerras.

Pero los escándalos sólo fueron la exterioridad y una llamada de atención, hubo detalles más profundos, una verdadera revolución estética. Se trata de los primeros en proclamar una vanguardia (término y concepto nunca antes planteado en el arte), en expresarse al público con manifiestos (como los luchadores anarquistas, comunistas y socialistas del siglo XIX), proponer cambios en los modos de hacer y divulgar el arte en contra de las instituciones, así como en acoger a poetas, narradores, críticos, arquitectos, artistas plásticos, músicos, cineastas, dramaturgos y hasta filósofos (p. e. el brillante Benedetto Croce) y en convocar al público para hacerlo partícipe en sus veladas (performances) donde combinaron poesía, música, canto, teatro, danza, pintura (todo mezclado). Las primeras vanguardias influidas por estos italianos fueron los ultraístas españoles, los futuristas rusos y el estridentismo mexicano. Dadaísmo (1916) y surrealismo (1924), así como otras vanguardias, aunque con algunas diferencias volvieron a hacer casi todo lo que fue novedoso de los futuristas. Algunos artistas como Giorgio de Chirico estarían en las tres vanguardias. El primer acto para proclamar el dadaísmo, en el cabaret Voltaire de Zurich, estuvo adornado con consignas y pinturas futuristas y muchos del Dadá estarían en el surrealismo (Breton, Tzara, Picasso, Picabia, Duchamp, etc.). Pintura abstracta, geométrica, fantásticas, collage, instalación no sólo las encontramos en esas vanguardias sino ¡hasta en el presente!

Lo más revolucionarios en poesía fue planteado por Marinetti como “palabras en libertad”, al proponer poemas sin las medidas tradicionales, con el uso de diferentes tipografías, colores y símbolos (poesía visual), sonidos en lugar de palabras (poesía sonora o sónica), leer poemas en público con sonido ambiente o con música en vivo (los músicos futuristas combinaron instrumentos musicales con ruidos, alteraron instrumentos e hicieron minimalismo), con el tactismo el poeta palpaba cosas y gente, y el muy loco simultaneísmo alteraba la paciencia del público tradicional cuando varios poetas leían a grandes voces y al mismo tiempo. Hay mucho más que no alcanzamos a relatar en un texto corto como éste.

¿Por qué se ha olvidado la enorme contribución al arte del siglo XX que ejerció el futurismo italiano? Hace unos ocho años estuve en Italia y en ninguna librería encontré obras del futurismo (ahora sí se encuentra algo). Tal vez se deba al estigma y etiqueta que les colgaron de “fascistas”, aunque sólo Marinetti y algunos tres fueron adeptos a Mussolini, pero hubo más de 80 artistas que no tomaron ese camino político. Es tiempo de reconocer al futurismo italiano como la madre de todas las vanguardias del siglo XX.

Nos vemos en quince días.

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