Presentamos a continuación la poesía de Alejandro Palizada (Irapuato, 1982). Ha publicado además los libros de poesía Anagrafía (Plataforma, 2009) y recientemente Fragmentos de una fotografía (Plataforma, 2011). Ha publicado en diversas revistas literarias en México, España y Francia.
ELEGIMOS UNA MENTIRA
Elegimos una mentira: que todo sea posible.
Elegimos tirar una piedra al río
Quedarnos al borde contemplándola.
Hace frío.
Podemos contar una historia que nos incluya
Un mito que nos desnude, una canción triste para cantar.
Voy a buscar el verdadero rostro de las palabras
Voy a lavarlas de la pesadez de días y noches.
Elijo una línea de mi mano.
La extiendo, la desplazo, la parto.
Elijo el centro que se disipa.
Diré un día a tu oído
Diré un día a tu oído
la carne, el azogue, una postal
(no hay versos tristes, hay lugares comunes)
Diré:
mi infancia, un lienzo, madera que arde…
(no hay revelaciones, sólo días lluviosos)
No diré: hay campos de tedio y odio
hay caminos y punto de acuerdo
No será cierto.
Diré un día:
Fui lejos como un ciego orgulloso
sin dejar pasar un solo contacto
sin olvidar tentar también el aire.
Quizá tampoco sea cierto.
Escucharás ligera mi respiración
mi pulso contando el despojo
que orgulloso y ciego presumo.
Entonces será cierto.
ANAGRAFÍA
a.
cada grafía es una maleta más
para desaparecer
n.
Entre todos y nadie, entre los antónimos perfectos.
Entre todos y nadie, los anónimos perfectos.
a.
El silencio se contrae y extiende al escribir,
y la escritura tiene siempre algo de desarraigo,
de sol que pasa mientras un velorio se lleva a cabo.
El silencio agita el polvo de lo infraordinario,
el cielo es un vacío donde brillan cuerpos que le son ajenos,
la noche existe iluminada,
los ojos son pura derrota de lo que el cuerpo no alcanza.
n.
No voy a dejar que mi cuerpo se acuerde de mí,
ni acostado ni recostado; ni verbo ni fuego, no quiero una sola letra sobre mí.
a.
Lo imaginario y lo que simula la consistencia del recuerdo
no se resigna a ser sólo deseo.
n.
No hay nada, y la escritura arde: esta saliva que dice y desdice:
la genealogía de instantes que están siendo: ligero latido de posibilidades perdidas.
Este fuego no dará cenizas.
a.
Lo propio es aquello que no puede nombrarse:
la brisa sentida, la herida, la pena, la expiación elegida, el vaivén de nuestras esperanzas, la furia, el deseo…
Lo propio es la huída
el abandono fértil.
m.
No ha de renegar mi conciencia contra mi pecho:
esta necedad la he aprendido de mis muertos.
BOCANADA
Serás ciudad. Te imagino conquistable. Pero no.
Serás rimel o lienzo. Serás entonces un encuentro.
Pero incluso mil encuentros no nos presentarán jamás.
Serás la exquisita extraviada. Y aun así nunca.
Me lo pienso dos veces:
nada habrá de desbordarse pero no habrá límites.
Serás «quizás»
Y ambos los de diario: evocados
(los e(qui)vocados)
Hallarán al mundo soberbio, ajeno al tedio.
Quedará el registro que he hecho de ambos.
Quedarás tú, decantada.
Quedaré yo, diciendo clichés.
Serás melancolía. No serás melancolía.
Y el intento, – el miserable destino dicen, bah–
el desatino del miserable.
Serás arquitectura al interior de un escrito. Seré yo.
Serás luna y no. La noche y tampoco.
Serás centro y nada. Serás puente.
Datos vitales
Alejandro Palizada (Irapuato, 1982) ha sido becario del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato en 2004 por su libro de cuentos La escritura anacentrista. Ha publicado en diversas revistas literarias en México, España y Francia. Ha publicado además los libros de poesía Anagrafía (Plataforma, 2009) y recientemente Fragmentos de una fotografía (Plataforma, 2011).