Antología de poesía colombiana No. 19: Andrea Cote Botero

Andrea CoteEn el marco de la Antología de poesía colombiana, preparada por Federico Díaz Granados, presentamos el trabajo de Andrea Cote Botero (Barrancabermeja, 1981). Mereció el Premio Nacional de poesía Joven de la Universidad Externado de Colombia y el Premio mundial de poesía joven “Puentes de Struga. Integra la antología “Poesía ante la incertidumbre”.

 

 

 

PUERTO QUEBRADO

 

Si supieras que afuera de la casa,

atado a la orilla del puerto quebrado,

hay un río quemante

como las aceras.

 

Que cuando toca la tierra

es como un desierto al derrumbarse

y trae hierba encendida

para que ascienda por las paredes,

aunque te des a creer

que el muro perturbado por las enredaderas

es milagro de la humedad

y no de la ceniza del agua.

 

Si supieras

que el río no es de agua

y no trae barcos

ni maderos,

sólo pequeñas algas

crecidas en el pecho

de hombres dormidos.

 

Si supieras que ese río corre

y que es como nosotros

o como todo lo que tarde o temprano

tiene que hundirse en la tierra.

 

Tú no sabes,

pero yo alguna vez lo he visto

hace parte de las cosas

que cuando se están yendo

parece que se quedan.

 


 

 

LLANTO

 

María,

hablo de las montañas en que la vida crece lenta

aquellas que no existen en mi puerto de luz,

donde todo es desierto y ceniza

 y es tu sonrisa gesto deslucido.

 

Allí es Enero el mes de los muertos insepultos

y la tierra es el primer cadáver.

María,

¿No recuerdas?,

¿No ves nada?

Allí nuestras voces son desecas

como nuestra piel

y se nos queman los talones

por no querer saber

de las casas incendiadas.

 

Hablo María

de esta tierra que es la sed que vivo

y el lecho en que la vida está enterrada.

 

Piensa niña,

en que esto no es vivir

y la vida es cualquier otra cosa que existe

húmeda en los puertos donde el agua sí florece,

y no es hoguera cada piedra.

 

Acuérdate, María,

que somos

pasto de perros y de aves,

hombres calcinados,

cortezas vacías

de lo que éramos antes.

¿De qué estás hecha?, niña mía,

por qué crees que puedes coserle la grieta al paisaje

con el hilo de tu voz,

cuando esta tierra es una herida que sangra

en ti y en mí

y en todas las cosas

hechas de ceniza.

En nuestra tierra,

los cuervos lo miran a uno con tus ojos

y las flores se marchitan

por odio hacia nosotros

y la tierra abre agujeros

para obligarnos a morir.

 


 

 

 

FERVOR DE TIERRA

Que este hambre propio

 existe,

es la gana del alma

que es el cuerpo. 

Blanca Varela.

 

Yo digo

fervor de tierra,

y es la maleza

que es el tiempo

y es la maleza

que es Dios

creciendo en descampado,

la maleza de Dios,

que es el cuerpo.

 

Pero nadie se ocupa del fervor

del sagrado corazón,

sagrado pulmón,

nuca,

falange,

costilla

del sagrado húmero ya no se ocupa nadie.

 

Yo digo

fervor de tierra

y es la rabia que cosecha el cuerpo

que lo taja

y lo hunde en la maleza de los días.

 

Tenemos un fervor ufano,

profano,

fervor desde arriba,

desde abajo

y en la tierra

que es donde ponemos la herida que nos hizo la mano de Dios:

el cuerpo.

 

Yo digo

fervor de tierra

y es la maleza

la rabia que nos siembra

en la tierra del fervor.

 

 

 

 

HISTORIA

 

Mi confesión tiene miedo

aún así,

deja que pase

que esto que escribo no es como hablar,

niño,

sólo es dejar de hacerlo

y la que nada puede

es la que dice que no

que me tapo el vacío con el cuerpo

y lo que oigo

no es el sonido

de lo que viene a instalar la madrugada rugiente,

los estíos

las pérdidas,

sino la voz

de los que no te dejan dormir

cuando dicen

que hay que pagar por el sueño

y acordarse de lo peor

que es Dios resbalando

en las mejillas

de los niños

que saben que van a morir.

Mi confesión tiene miedo

pero esto que escribo

no es como hablar, te digo,

sólo es dejar de hacerlo

me tapo el vacío del cuerpo

que es lo que como

y rompo

y malgasto

en la trastienda del amor

y la palabra

que es la que nada puede

es la que dice

que no guardes mi tiempo plisado

en tu baúl de escolar

mientras confieso

que no hago otra cosa que mirarte

y que esto que escribo no es como hablar

que me tapo con vacío el cuerpo

que es lo que tomo

y rompo

y reclamo

en la trastienda del amor.

Mi confesión tiene miedo

y dejas que pase

y los que no nos dejan dormir son los que dicen

que Dios resbala en la mejilla de los que

van a morir temprano

y se acuerda de lo peor,

de que esto que como

y rompo

y malgasto

es la trastienda de mi amor.

Y los que no nos dejan dormir

saben

que hay que pagar por el sueño

y doblarlo

y temerlo

arrugado

en tu baúl de escolar

que es lo que nada puede

pero dice

que me gusta saber que estás cerca

y que escribo para no hablar

de los días

y de lo que urgente

se prepara para pasar.

 

 


 

LABERINTOS

 

Sé que caminamos por vías paralelas

hacia el centro de algo.

Pero mientras anochece en ti y en mí

ya no hay retorno.

No ignoras que para Ariadna

el hilo era una forma de llegar adentro.

 

 

 

 

DESIERTO

 

La tierra que jamás quiso tocar el agua

es el desierto que al norte está creciendo como un estrago de luz.

Pero los hombres que han visto el despoblado

-su amplitud sin sobresaltos-

saben que no es cierto que la tierra esté reseca por capricho,

o sin ninguna bondad;

es nada más su manera de mostrar

lo que transcurre bellamente sin nosotros.

 

 

 


2.

 

Es para el dios de lo deshabitado

que se alzan templos invisibles

en la borrasca del desierto.

Es para él

que los árboles enanos inclinan en la arena

sus ramas

humildes,

fervorosas.

Es para que no te aferres

que existe un dios de la ausencia,

un señor del desierto

que sabe

que

como la sombra

hay cosas que existen

por la fuerza de una luz

que las rechaza.

 

 

Quiero saber qué es la piedra

que tanto me conmueve

qué es en verdad,

la ruina que nombro.

Ya sé

también

escribir es derrumbarse

 

 


3.

 

Nuestra tierra es desigual

abre surcos

avanza,

se interrumpe.

Sabe romperse.

 

Nuestra tierra

tiene brevísimos puntos

en que la luz

se colma

o se deshace

y una grieta

brillante

y despoblada,

en donde tiembla

UNA MUJER

que sabe

que todo será el desierto

un día

al fin

desierto,

señor de los marchantes.

Verás,

yo no digo que el paisaje

fuera eso

pero supe de una tierra desprovista

en la que todo hacía ruido

e incluso

la existencia discreta de la rama,

pretendía un rumor,

un sonido,

un traqueteo vegetal.

Digo que he oído,

que dijo

que las cosas no existen en la tierra;

existen como ella

que todo

al fin,

un día,

será el desierto

y

Sabrá romperse.

 

 

 

LECCIÓN ÚNICA SOBRE COSAS VIEJAS

 

Ya dije

 

no sé quién inventa el olor de las casas,

 

no sé.

 

Más aún si lo que te gusta es mirar desde arriba

la vista ruinosa de los tejados

y la pared deslucida

y los muros

y las sucias puertas de las casas viejas de aquí.

Más aún,

si ya no recuerdas que

no es el olor

sino la bondad de la cosas

al exhibir su derrota.

 

 


 

CENTER

 

A las cuatro de la tarde,

entre los viajantes de Chinatown

le digo:

Yo sobreviví al terremoto y al agua.

Soy 1979 partiéndose en dos

y lo que usted piensa ahora mismo,

también lo soy.

Soy una muchacha suave

-soy china-

Como esa

que cree usted

se vería mejor callada

y despeinada

en otra parte

y no aquí,

que se vería muy bien desnuda

y estirada

en un cuadro de Modigliani.

Soy ella

Claro, Sí.

 

Y, por supuesto,

señor,

yo soy Modigliani.

Soy la punta de la estrella,

y la cosa de papel que cae desde el aire en los aniversarios,

el autor de la teoría

de que el espíritu

es el hueso que no se puede roer.

Soy las ganas de romperse y de decir algo.

No puedo pagar la entrada al cine,

pero salgo en todas las películas

y por eso estoy  sucio

y cansado

y más triste que dios.

A esta hora

soy el cartón

y la masa

y la muchacha ideal,

la esterilla de papel

y la esquina morada

y lo que dejaste en la estación.

En el ano de 1979

yo le doy la vuelta a mi casa

y la hago explotar.

 

Soy el pie en el estribo

y la última cosa en que pensó Paul

y soy capaz de decir cualquier cosa porque estoy sucio

y no puedo pagarme la entrada al cine.

Soy el autor de la teoría del espíritu

y soy un lado del espíritu

y soy la muchacha ideal.

En verdad,

señor,

yo soy Chinatown.

A toda hora

y en demasía,

Tengo una calle en cada esquina del mundo

y soy,

naturalmente,

lo único que nos queda.

 

 

 

Datos vitales

Andrea Cote Botero (Barrancabermeja, 1981). Estudió la carrera de literatura  En el año 2002 publicó su primer libro de poemas Puerto Calcinado, Premio Nacional de poesía Joven de la Universidad Externado de Colombia. Recibió en el ano 2005 por el mismo libro el Premio mundial de poesía joven “Puentes de Struga”, que es otorgado por la UNESCO y el festival de poesía de Macedonia. Poemas del Puerto Calcinado  han sido traducidos al Inglés, Italiano, Macedonio, Alemán, francés y árabe y han sido incluidos en varias antologías de poesía. En el ano 2005 publicó los libros “Blanca Varela y la escritura de la Soledad” (Universidad de los Andes) y la biografía “Una fotógrafa al desnudo” (Panamericana editorial), acercamiento a la figura de la fotógrafa italiana Tina Modotti. Resenas literarias, crónicas y artículos suyos han sido publicados en diversos medios de comunicación en Colombia, México y los Estados Unidos. Desde el ano 1999 hace parte del comité editorial de la Revista de poesía latinoamericana Prometeo y del equipo organizador del Festival Internacional de poesía de Medellín. Actualmente reside en los Estados Unidos donde adelanta estudios de Doctorado en literatura.

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