Poesía centroamericana actual: Karen Valladares

Como muestra de la poesía centroamericana actual, presentamos a Karen Valladares (Tegucigalpa, Honduras, 1984). Es narradora, poeta, crítica de literatura, gestora cultural y miembro fundador del movimiento literario Poetas del Grado Cero. Además fue miembro del grupo Máscara Suelta y de la asociación de escritoras de Honduras, ANDEH. Actualmente es editora de la revista de literatura Metáfora. Sus textos han sido traducidos al ingles y al polaco.

 

 

 

 

 

Hablaré de mi infancia

.

Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia,

Anne Sexton

.

Hablaré de mi infancia,

de mis vestidos cuadriculados

de mis muñecas polvosas

de mi casa de madera

y dire que soy la segunda hija

y dire que soy la única mujer

la que siempre jugo sola

con todos los fantasmas de la casa

 

Hablaré de mi infancia

de las enfermedades que me rodeaban

del viento que congelaba la ventana desplomada

de las veces que mis padres llegaban del trabajo a media noche

de las voces que venían del patio trasero

de los fantasmas que me hablaban desde el armario

desde el libro añejado que jamás intenté leer

y que no recuerdo su título.

desde el vidrio empañado del espejo

otra vez el espejo empañado

 

 

Hablaré de mi infancia

sin temor de regresar a ella

a volver a vivirla

a volver a caminar

con las rodillas empolvadas

con el pelo largo hasta la cintura

con la fría timidez en mis ojos

con el silencio rebalsando en mi boca

con la soledad en mi cuarto

en las paredes

callándome la voz inocente que guardé toda mi infancia.

 

 

 

 

Quiero matarte poesía

 

Quiero matarte, poesía.

Lanzarte al hospicio.

Desgarrarte la ropa,

despellejarte.

Maldita.

Quiero lanzarte perlas como a un cerdo.

 

Quiero provocarte,

sentir tus golpes,

sentir que estás en todas partes y creer que estoy loca.

Sentir que sos mi sombra, mi pared,

mis pasos,

mi cuerpo desnudo,

mi orgasmo;

mi conciencia.

 

Quiero volverte loca, poesía,

y no dejarte en paz nunca.

Reírme de vos a carcajadas.

 

Quiero matarte poesía,

desaparecerte,

borrarte del mapa.

Sacarte de mi vida como a una espina,

darte una patada en el culo

y decirte puta; puta mil veces.

 

Morite, poesía,

morite lejos de mí,

donde no huela tu olor nauseabundo

y no pueda volver a vomitarte jamás.

 

 

 

 

Viene llegando la tarde

 

A Rosemary.

 

La tarde viene llegando,

sombría,

opaca,

medio muerta.

Mi casa no tiene jardines,

ni sol, ni sombra en los patios.

Ni voces en los pasillos.

Me hiere profundamente la soledad de las persianas

y todo el silencio me ahoga.

Aquí soy yo, allá, en otro sitio, me convierto.

No sé en qué, pero lo hago.

Aquí no vienen las palabras todos los días

o los domingos.

Aquí no hay poesía en ningún sitio.

Nadie olvida la distancia y sus colores bipolares.

Aquí nada vale. Todo ha muerto.

El silencio ha vuelto a posesionarse de mi boca.

He amanecido sin querer a nadie.

Voy yendo despacio a cualquier parte donde mi voz reconozca tu nombre. Hay un charco de silencio afuera de la casa

 

¿Y qué digo entonces? ¿Qué pienso entonces?

 

La tarde no refleja nada.

Viene llegando la tarde: oscura, solitaria.

Viene rugiendo, como si en verdad fuese un monstruo.

 

 

 

 

 Hay días

 

No estaba con mi sombra,

no estaba con mis gestos

Oliverio Girondo

 

Hay días en los que huyo de mi cuerpo

En los que me tapo los ojos para no verme más.

En los que desato los pasos y avanzo y corro

o vuelo o me lanzo a los precipicios

a la planicie

a la plenitud

al límite

al infinito

al vacío

a los brazos de alguien

a un sofá roto

o al mar como Alfonsina.

 

Pero huyo

de todo

porque a veces me aterra

la luz de los semáforos

la música del piano que jamás aprendí a tocar

el parpadeo de unos ojos lejanos

las palabras enredadas en la boca,

el sudor deslizado en las manos.

Otra vez los pasos

Quizás los que me hacen volver

Y huyen

y me abandonan cada vez que quieren.

Pero huyo,

Porque me tengo miedo

Me desconozco

Me niego cada vez que canta un gallo

Me arranco la piel, el nombre

el rostro

las voces que me hacen ser quien soy

y me vuelvo una bala

y me disparo

y me suicido

de las peores y

mas estúpidas maneras.

Siempre huyo,

no por cobarde,

más bien por valiente

por atrevida

por obscena

por suspicaz

Por cualquier cosa.

Huyo,

y no me detengo,

aunque tenga miedo.

 

 

 

 

Y nosotros desnudos

 

Aquí la palabra, la luz, la voz murmurando.

la puerta entreabierta, nosotros desnudos.

 

Aquí la palabra, el cielo oscuro.

El ruido del televisor, la noche cayéndonos encima.

Y nosotros desnudos.

 

Aquí la luz, lo claroscuro, lo que trasciende, y lo que no.

Lo que vive, lo que se esconde y lo que se deja ver.

Nada de esto será para siempre. Nada.

 

Silencio, voy a gritar lo que pienso.

Gimo, mi orgasmo me rompe.

 

Y nosotros desnudos.

 

 

 

Datos vitales

Karen Valladares (Tegucigalpa, Honduras, 1984). Es narradora, poeta, crítica de literatura, gestora cultural y miembro fundador del movimiento literario Poetas del Grado Cero. Además fue miembro del grupo Máscara Suelta y de la asociación de escritoras de Honduras, ANDEH. Actualmente es editora de la revista de literatura Metáfora. Sus textos han sido traducidos al ingles y al polaco.

 

 

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