Presentamos, en el marco del dossier de poesía española contemporánea, un acercamiento al trabajo de Josep María Rodríguez (Barcelona, 1976). Ha merecido distinciones como el “Generación del 27”, el “Emilio Alarcos” o el “Emilio Prados”. Es autor del ensayo Hana o la flor del cerezo (2007) y de los libros de poemas Las deudas del viajero (1998), Frío (2002), La caja negra (2004), Raíz (2008) y Arquitectura yo (2012).
RAMAS
A contraluz,
tu pulmón al desnudo.
Y en su interior
(aunque no puedas verlas)
ramas como de almendro o de avellano
y una especie de florecillas blancas
brotando en sus extremos:
Una radiografía.
La dejas otra vez sobre la mesa
que aún conserva intacta
su memoria de ramas, tronco y árbol
(la memoria no muere,
se transforma).
Ramas en tus pulmones
y en la mesa
y en el papel de un libro.
Todo es parte de todo,
un mismo árbol.
(de Frío, Pre-Textos, 2002)
MI SECRETO HOMENAJE
Caminaba sin prisa y me detuve
a contemplar el humo,
su extraña ceremonia.
Humo antiguo de fábrica,
intestino que creces y al crecer
te retuerces y te elevas
y me elevas contigo hasta fundirnos
con lo que te rodea.
Oscura imagen de la serenidad:
creo en ti.
(Cada paso que damos va trazando una órbita
alrededor de la palabra muerte.)
Humo antiguo de fábrica.
Tu canto vertical es existencia,
oscuridad de la que procedemos.
(de La caja negra, Pre-Textos, 2004)
EL CORAZÓN DEL BOSQUE
Tras la tormenta,
el arroyo enfangado fluye pesadamente
como una babosa.
Lo que queda de día
reluce en un pedazo de metal.
Es una lata roja, de refresco,
que bien parece el corazón del bosque.
Cierro los ojos y oigo su latir:
Arritmia de las gotas al caer de los árboles.
El aire huele a hinojo y hace frío.
La realidad se escapa a la mirada:
Aunque me esfuerce, siempre está incompleta.
Igual que la sonrisa
de una boca sin dientes.
EROSIÓN
I
(Masaoka Shiki)
El sol es un faquir
que se ha tumbado lento
sobre pinos de aguja.
Miro las montañas.
Hay algo de la piedra
que se pierde en el viento.
Erosión.
Camino por el bosque.
Hace frío
y el arroyo está helado.
En su interior,
se ha quedado atrapada una hoja de roble.
La mirada está atenta:
Esa imagen resume qué pasa en la memoria.
II
Sobre las montañas,
nubes llenas
como esas bolsas blancas de los supermercados.
Camino por el bosque.
Estoy alerta.
La mirada me explica cuanto soy.
Por eso me he negado a la elegía.
¿Acaso la memoria
es algo más que el eco de lo que ya hemos sido?
Sólo tengo interés por el instante.
El resto es erosión o me erosiona.
(de Raíz, Visor, 2008)
CRUDO
De tan negra y profunda
la tristeza parece un pozo de petróleo.
¿Se formará también de aquello que está muerto?
Nos construyen las pérdidas:
instante tras instante tras instante.
Así que no lo dudes,
reclama para ti en este día
la lentitud del saurio,
la inocencia del fósil,
la oscuridad del hombre que imagina
el final de una cueva.
Deja de preocuparte por quién eres.
El árbol que no es bosque
lo anticipa.
B+
De cerca es como el mapa de un sitio al que no has ido
pero querrías ir,
porque una aguja marca su destino concreto.
Abro y cierro la mano:
que la sangre circule hasta la bolsa
y allí espere paciente hasta llegar a ti,
mientras yo me pregunto
a qué parte de mí he renunciado
o si habrá algún recuerdo que ya no fluirá más…
Tengo hermanos de sangre a los que no conozco:
¿sabrán reconocerme si se cruzan conmigo?
¿Y qué sentiré yo
al saber que mi sangre circula por sus venas?
Abro y cierro la mano
mientras pienso si eso no es también la poesía:
tomar sin merecer,
ser en el cuerpo de otro.
PRIMERA VISITA AL ZOO
Tenía doce años y mi madre
me regalaba un mundo para mí:
―¿Si la tristeza fuese un animal?
―Si la tristeza fuese un animal…
pues un escarabajo.
Y entonces le contaba que había días
en que ese escarabajo fabricaba
una bola muy grande en mi garganta.
Los ojos de mi madre eran de búho.
Parecía entenderme sin hablar.
―¿Y cómo te imaginas ser mayor?
No sé qué respondí,
tenía doce años:
aún no comprendía que crecer
es ir al zoo y sólo ver barrotes.
MORGUE
El final es de donde arrancamos.
T. S. ELIOT
Porque todos los cuerpos
encierran una historia,
quisiste ser forense.
Así aprendiste que la soledad
es la piel fría
de una vieja puta
y que el amor
se hace más duradero dentro de un tatuaje:
los ojos leen aquello que las palabras tocan.
Y el silencio
anuncia la amplitud,
la vastedad de lo que no conoces.
¿Alguna vez pensaste que tu cuerpo
es sólo la envoltura
del gusano de seda de la muerte?
Su crisálida deja tras de sí,
tumbado en la camilla,
un cadáver
abierto.
(De Arquitectura yo, Visor, 2012)
PEQUEÑA DIGRESIÓN
Cierras la mano, y lo que escondes dentro
es mi curiosidad.
Mundo de sensaciones:
vuelvo a encerrarme en mí
y en la quietud de lo que nos rodea.
No sé si me comprendes.
Siempre he tenido miedo a los inicios
y el hermetismo, a veces, es sólo timidez:
el tigre es una jaula piel adentro.
No temas el silencio de los parques.
También para nosotros ha de llegar el frío
que nos vuelve mejores.
No sé si me comprendes:
nadie posee aquello que perdura
y tu cuerpo es mi única esperanza.
Mundo de sensaciones.
Te cojo de la mano. Me detengo.
Somos raíz hundiéndose en la tierra.
YO, O MI IDEA DE YO
Tengo tendencia a generalizar:
por eso escribo bosque
aunque sé que no hay dos árboles iguales,
por eso escribo yo.
Y sin embargo a ratos me construyo.
Y sin embargo a ratos me derribo.
O incluso las dos cosas:
como un niño que nace
en un barco que se hunde.
Datos vitales
Josep M. Rodríguez nace en Súria, Barcelona, en 1976. Es autor del ensayo Hana o la flor del cerezo (2007) y de los libros de poemas Las deudas del viajero (1998), Frío (2002), La caja negra (2004), Raíz (2008) y Arquitectura yo (2012). Sus poemas han sido traducidos al italiano y al portugués. También ha publicado las antologías Yo es otro (2001) y Alfileres (2004), así como la traducción de Poemas de madurez (2008) de Kobayashi Issa. Incluido en las antologías más representativas de la poesía española reciente fuera y dentro de su país, ha sido galardonado con diversos premios de poesía y crítica literaria, como el “Generación del 27”, el “Emilio Alarcos” o el “Emilio Prados”. Para Eloy Sánchez Rosillo, “la sintonía que muestra con la poesía de su momento y con la de todos los tiempos nos lleva a acercarnos a este poeta aún joven sin temor, con la certeza de que estamos ante alguien nuevo con garantía de autenticidad”.