Otra muestra de poesía argentina No. 18: Tomás Watkins

Tom+ís WatkinsEn el marco del dossier “otra muestra de poesía argentina”, preparado por Carlos Aldazábal, presentamos la poesía de Tomás Watkins (Neuquén, 1978). Publicó 26 (2004, segunda edición 2007). Con su obra inédita Mitología obtuvo, en 2004, el Primer Premio en Poesía de la Universidad Nacional del Comahue.

Para leer la introducción que vertebra esta muestra sigue el enlace

 

 

Lo que pinta

No tenés papel

donde caerte muerto,

los pájaros cantan en las ramas

del cementerio tu risa y tu anatema,

¡no hay papel posible mientras algo

—la sombra— se revela!

El espejo te fracciona

sobre cara y permanencia del poema, 

sin el diario,

solo,

no tenés papel

para gritar goles, hay corbatas

que embisten y te dan la despedida,

pintura vieja, colchón ajado,

en fin, para que ahorres

apenas

una hojita

 

 

Primero

Algo,

no digo todo ni lo mejor del mundo,

lo que espera a la vera de occidente

cubierto de frágil apariencia,

el amor como remedio,

la carta y la siesta,

algo,

dos o tres kilos

de lo que se lleva, el vértigo de eso

que tiene un para qué, luna o algo

para tu dama y su cartera,

la boca en lo que quema, algo

en la cima del socorro,

en tu gesto inolvidable

 

 

 

Luz blanca

 

Devolver la luz supone
taciturna mitad sumida en sombra

Paul Valery

Un perro ladra

cuando entiende ver: nosotros perdemos

trabajo y balance. No es el sábado

ni el cementerio, esta hora blanca,

acaso efímero, lo que dura es justicia

para decirlo bien, no hay pose

ni artimaña vana o plástica, es necesario,

el ladrido y no el perro es necesario

para imprimirle razón a esta mudanza,

pobre ilusión, pobre de aquél

que rasca donde no pica:

pobre del que espera

de la noche comprensión

 

 

Y amanece

Una química especial,

tres para la cuota física y social,

un cuarto a oscuras, una ventana

entre ojo y nada

Espectador de lujo,

te preparás para dar el salto

25 de España

Confusión en la dirección

como para perder la cabeza, de suerte

que ya no pierdo la cabeza

nunca más a lo franchute del ‘92 ¡Capullo!

Olé olé olé

las patas de aves nuevas, a las de

posarse.

Como para perderla, pero no. Ya no la pierdo a la cabeza

sobre todo si es casual y efímera la gracia de tener

—TE sobre costos impagables de una plaza oscura

y sobre bici que se calza botas indias,

tu cola de tele

y porro.

Ya no pierdo la cabeza. La he perdido

de antemano en offside y off the record.

Ya no pierdo, es cierto, pero cuánto he perdido…

Bla bla bla amor de mar de amigos

y eso.

No voy a construir

mi relato de pérdidas.

No tengo cabeza que perder. Es decir:

no tengo nada

que perder que no haya perdido.

Debido a Russell, mi cabeza

es un conjunto de elementos

que no se representa

a sí mismo. Perderla ha sido

un lujo caro,

&

no more, honey,

NO

Es que

ya no pierdo; a lo sumo resto

en todo

lo que va y que

mejor

quedarse. La paz

imperturbable

y loca.

En fin: si el deseo muere,

el cuerpo muere. Hoy fue

sábado.

Sangra.


 

 

 

Biblioteca

Arranca la página

en silencio y huye.

Se recibe para estar lista

ante Dios. En el cuarto

aprende amor

a mordiscones

y envejece de golpe

sin descubrir el plan

detrás de la norma

 

 

 

Luz de sí

Late, no del todo

porque entonces masticado y siempre

de apuro el candor, y deseo el candor

fuera de hoy y la distancia

que aparece cuando parpadeás,

Diana

libertaria

de la escuela, de la fuente

en la que nadan aves nuevas,

tus manos ven para un gran hombre

—de tan solemne y chiquita

el oye, luz, tus manos—

y tus ojos de mañana cuando duela,

es mañana lo que duele

hoy

que ya venciste

 

 

 

 

Bailarina en polvo

Vuelve, estaba imprevisto,

sorprende por mágico

de lo doxa que es pero funciona,

pongo en palabras algo que tu pollera sabe

que ilumina, se abre,

seguro que se abre y que mi oficio a esta altura es un fraude, otra vez

¡disculpas! —es la última, pero

no siempre hay la sangre a mano pero

todo lo que tengo, así entre los dedos

y hasta el sol, lo que perdura

en el vuelo total,

reverberos de la palabra ahora, su costo,

digo

mi cuerpo todo junto y el lugar donde se halla

lo nervioso intelectual, diría todo

más todo el sexo de mi virtud y de mis deudas,

y todo lo que pienso y oigo cuando todo mieda,

todo yo, mi espesor, mi texto en peso,

mi ánima final que testifica el aire,

digo todo y ya es tuyo, y también

mis ganas de tocar

lo vano y justo,

vuelve, es el eco de tu nombre,

Thamar

Thamar

el eco de tu nombre

Thamar

 

 

 Stricto sensu

Me río de Baal y de Hermes y de Paul,

vikingos de razzia loca en la pegada

que brincan entre fiordos

desinflados;

sueñan

el sueño que nos roban.

Heme reído también dEl Elegido:

un ancestro al revés igual de chato,

no quiero tutelas

de coraje a pasitos

de la muerte, ni luz mala

de hordas flacas

en el cielo que elijo

para huir.

Me río de las patas de tu chivo que vi nunca,

de la gravedad pasada y la futura.

Me río, sin más, de todo héroe

con onda expansiva.

Vos, ¿de qué demonios te reís?

(todos los poemas pertenecen al libro inédito Hora blanca)

Datos vitals

Tomás Watkins (Neuquén, 1978). Publicó 26 (2004, segunda edición 2007). Con su obra inédita Mitología obtuvo, en 2004, el Primer Premio en Poesía de la Universidad Nacional del Comahue. Fue becado por la Fundación Antorchas y Espacio Hudson para participar de jornadas de capacitación y creación artística en Lago Puelo, provincia del Chubut. Sus poemas aparecen en varias antologías, entre las que destacan Desorbitados. Novísimos poetas del sur de la Argentina, publicada por el Fondo Nacional de las Artes (2009), y Si Hamlet duda le daremos muerte, publicada por Ediciones de La Talita Dorada (2010). Formó parte del grupo músico-poético Celebriedades, con el cual difundió la poesía por toda la Patagonia argentina y el sur de Chile.

También puedes leer