Jair Cortes, “Enfermedad de Talking”

Alí Calderón reseña la plaquette Enfermedad de Talking de Jair Cortés. Agradecemos a Jair la cortesía que permite acompañar este post con la reproducción del manuscrito del poema homónimo.

Hace más de cuarenta años, Octavio Paz impuso en México la idea de que la poesía más prestigiosa era la de corte experimental, la que rompía o se desviaba de la tradición. Siguiendo esa noción se creyó que el experimento era un valor de calidad mientras se desdeñaban otras búsquedas, al menos desde el punto de vista institucional.

Es así como ciertos poetas jóvenes de México suponen, aún hoy, que toda escritura que no sea experimental o “arriesgada”, dicen ellos, engendra el germen del disvalor. No alcanzan a entender que el único riesgo que puede correr un poeta es escribir mala poesía.

Resulta, pues, lícito preguntarnos si el experimento es en sí garantía de buena literatura, de escritura artística. Y la respuesta es muy sencilla: no.

Sin embargo, en la poesía mexicana abundan poetas que burdamente imitan, copian, los procedimientos experimentales de otras tradiciones, la chilena particularmente; muchos poetas que tildan de arriesgados y experimentales poemas insulsos, malogrados, desprovistos de sentido, aún de intencionalidad artística, y que, pese a lo que podría esperarse, de sorpresa.

Por ello, en un medio en que la poesía de exploración expresiva ha caído en el cliché, el facilismo y el chiste estéril, la búsqueda estilística del poeta Jair Cortés es prometedora.

Jair Cortés es un poeta que ha demostrado, en libros anteriores, Caza por ejemplo, que es capaz de producir un extrañamiento a través de su poesía, es decir, de conmover, de conmocionar. Todo ello dentro de los códigos clásicos o canónicos de la poesía.

De manera concomitante, siempre observé en el trabajo de Cortés una vocación experimental, una búsqueda sincera por diversificar sus modos de expresión.

Quizá esta aspiración se concrete en el poema: “Enfermedad de Talking”. Se trata de un texto que encuentra sustento en los terrenos de una neurolingüística que linda con el misticismo.

A primera vista, “Enfermedad de talking” es un poema inconexo, con ideas sueltas, sin unidad temática, diríamos pensando en Aristóteles. Sin embargo, según creo, hay tras él una operación más o menos clara.

El retórico ruso Mijail Lomonosov pensaba que la poesía “funciona”, se logra o es capaz de decir cosas únicas gracias a su capacidad de conjugar ideas lejanas, esto es, de relacionar términos al parecer inconexos. En los puntos de intersección entre los vocablos disímiles, emerge la poesía. Esto sucede en “Enfermedad de talking”. Tras la frase anómala, agramatical incluso, se opera el extrañamiento.

Este poema, entonces, está construido bajo el principio de la no isotopía, de la no regularidad, de la no cohesión de los significados. Pero ¿por qué? ¿qué efecto se pretende generar? ´¿cuál es el símbolo que produce esta construcción?

Jakobson pensaba que la literatura es resultado de una operación mental que precede a la comunicación: la selección y combinación de elementos. Y más allá del desfase o de la ruptura del sentido del sintagma gracias a una elección anómala de términos en donde el inconsciente personal y colectivo actúan determinantemente, pienso que el poema puede simbolizar 1) la crisis de los significados, el absurdo de nuestro tiempo y 2) que tras el caos semántico, tras el absurdo, tras la entropía subyace un orden, un significado oculto y más trascendente, acaso, como nos lo refiere el epílogo, una revelación divina.

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