Le Clézio en México

Le Clézio

El primer libro que en 1971 leí del novelista y ensayista francés J. M. G. Le Clézio fue La guerra, publicado por Barral Editores (recuerdo que durante años compré muchos ejemplares que regalé a amigos y amigas), en traducción del poeta peruano Rodolfo Hinostroza; desde entonces para mí fue un autor al que había que seguirle la pista. La guerra es una novela muy superior a muchas que están de moda.

Su personaje principal es una mujer: Bea B quien alterna con el Señor X; ella es una alucinada que experimenta vivir una alteridad lúdica y demoledora contra el status quo de vida burguesa y clasemediera en una sociedad del capitalismo superdesarrollado. El narrador empieza: “La guerra ha comenzado. Nadie sabe dónde ni cómo, pero es así. Está detrás de la cabeza, hoy, ha abierto la boca detrás de la cabeza, y sopla. La guerra de los crímenes y los insultos, la furia de las miradas… Está allí, abierta sobre el mundo, cubriéndolo con su red de hilos eléctricos.” Contra esa guerra la vitalidad de Bea B hará una vida alternativa e invertirá los signos opresores.

Le Clézio fue enviado a Tailandia en 1967 para cumplir con su servicio militar, pero habiendo externado una dura crítica contra la tolerancia a la explotación sexual infantil, fue castigado obligándolo a continuar con su servicio en México dando clases de idioma francés. Desde entonces, este escritor ha declarado su extrema atracción por las antiguas culturas de nuestro país. Así, se interesó por traducir al francés dos libros claves: Las profecías del Chilam Balam y la Relación de Michoacán. De este último cito: “Puesto por escrito por un religioso anónimo (se supone que fue el franciscano Gerónimo de Alcalá) poco tiempo después del asesinato del último rey de Michoacán, el canzonci Tangáxoan Tzincicha, por el conquistador Nuño de Guzmán, este libro lleva la huella profunda del mundo indígena del cual salió, de su magia y de su tragedia… Es la última memoria, para que no perezca completamente la grandeza de Michoacán, ni la antigua alianza de los purépechas con sus dioses.” Tema que Le Clézio extiende en su libro La conquista divina de Michoacán, publicado en 1985 (FCE). Y a propósito del tema mencionado, este autor fue investigador en El Colegio de Michoacán.

Cinco años antes de publicado el libro antes mencionado, Le Clézio dio a conocer Tres ciudades santas, en traducción de Leonor Tejada, publicado por Difusión Cultural de la UAM, cuando la dirigía Carlos Montemayor. Se trata de un pequeño libro en el que desde el presente se describe la atmósfera de tres ciudades de la península de Yucatán: Chancah, Tixcacal y Chum Pom; siguiendo la huella de la mítica e histórica Chan Santa Cruz, ciudad que encabezó la última guerra épica de los mayas en la mal llamada “guerra de castas” contra el racismo y la opresión porfiriana. Un fragmento: “Chan Santa Cruz ¿dónde está? La tierra se ha vaciado, las ciudades, las verdaderas ciudades santas ¿dónde están? Eran lugares que deslumbraban… Metrópolis secretas gigantescas, cubiertas de oro y de jade, donde no se detenía el ruido rugiente de las leyendas, ¡y ahora! Pero ahora…” Le Clézio publicó un libro sobre Diego Rivera y Frida Kahlo.

La maestría escritural de este autor es indiscutible, la muestra está en sus más de 50 libros publicados. Si bien suena a mito que sus dos primeras novelas las escribió a los 8 años de edad mientras viajaba en barco con su familia rumbo a Nigeria, es un hecho que a los 23 años publicó en 1963 su novela Le Procès verbal (El atestado) con la que obtuvo el prestigiado premio literario “Théopraste Renaudot”. Con sus primeras novelas la crítica lo clasificó como un escritor existencialista y en algún otro momento como seguidor de la llamada noveau roman (nueva novela), donde no encajaría por el aburrido estilo de esa tendencia.

Es de esperarse que con el reciente Premio Nobel de Literatura otorgado a Le Clézio, más libros de él empiecen a circular en español.

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