Foja de poesía No. 062: Roberto Arizmendi

Roberto Arizmendi Foto Waldo Leyva

Presentamos un recorrido por la obra de Roberto Arizmendi (Aguascalientes, México, 1945) que da cuenta de la fidelidad a la poesía del autor mexicano.

 

 

 

 

 

El reto de la vida

 

Para Robiro y Emerio

 

No seremos después los mismos que antes

porque al comprometer las manos para construir el mundo

le dimos sentido al porvenir,

a ese futuro incierto que estamos construyendo

con cada pensamiento renovado

con cada acto de amor

con cada palabra que nos descubre el universo.

 

La historia dirá si pudimos pulir a tiempo la piedra

en su exacta dimensión y su textura

para edificar de otra manera nuestra casa

y dibujar linderos distintos al horizonte preestablecido

o dejamos que las horas se llevaran para siempre el sueño

incapaces de doblegar inercia, adversidad y circunstancia.

El tiempo dirá si hicimos historia o sólo repetimos.

 

(De Sabio presagio de tu enigma)

 

 

 

 

Nuevos colores

 

Para Waldo Leyva

 

Estamos de verdad y pareciera

que el mundo que construimos no es el mismo

al que en sueños cambiamos el abismo

por un cielo infinito que nos diera

 

un horizonte abierto, un algoritmo

un niño que sin límites corriera

del odio que ha marcado nuestra era

para explicarnos su mordaz cinismo.

 

Reconstruiremos con afán la infancia

a medida del sueño que perdimos

para inventarle al mundo otra fragancia,

 

y descubrir que en la amistad forjamos

grato sabor del vino que se escancia;

gozo de construir el mundo que soñamos.

 

(De El tiempo consentido)

 

 

 

 

Construyendo el porvenir desde la historia

 

Para Amín, Mary y Mayté.

 

El viento juega con la historia de tu nombre

entrevera la sangre antepasada

con el presente infinito que te yergue

por encima de mil incertidumbres

y el porvenir colmado de certezas.

 

Cantos de alondra matinal, luces del alba,

tus pregones susurran una oración de amor

para alumbrar días, vientos, años y senderos

y descubrir irremplazables secretos ancestrales

que marcan desde el pretérito tus signos renovados.

 

Tu padre a su manera guió tus pasos

junto al amor materno del insomnio

y ahora tú abrazas a tu hija para mostrarle el mundo,

ese vaivén insaciable de reflujos, como el mar,

para afirmar nobleza, presencia innegable de tu estirpe.

 

Como a todos mis hijos, he cubierto de sol las tempestades,

construido oasis para enfrentar desiertos indeseados.

El mundo es un espacio siempre increado

y cada uno lo construye a su manera,

juego de sueños y colores, amor con formas milenarias.

 

La vida es juego de espejos que nos signan.

Anhelo un porvenir que apenas se perfila

para darle a tu nombre esencia renovada.

El horizonte se enciende al descubrirle a tu palabra un azul inviolado

que alumbra el porvenir, la nueva historia de tu nombre y su linaje.

 

(De Desafío contra el olvido)

 

 

 
 
 
 
Desafío contra el olvido
 
Cuando llegue el invierno

mis pasos no dejarán huella en la nieve

ni una sonrisa acariciará las tardes junto al Tíber

Seremos prófugos,

buscadores eternos por el universo.

 

Estaré seguramente en Roma, recordando.

Habré aprendido lo fugaz que es el tiempo,

cómo los campos de trigo iluminaron la fiesta,

lo efímero del amor en sus cuatro estaciones

y el terso roce de la piel sobre mi asombro.

 

Pero este es otro río y otro mar

ya no hay gaviotas dibujando el horizonte,

ni gritos de alerta para doblegar el miedo

que se esconde en el requiebro de los días,

desde que la memoria nos anima a un nuevo paso.

 

Habrá remembranza de una luz radiante,

las voces inquietas sin temor alguno,

el horizonte abierto, el sueño imprescindible,

pero he partido ya y el calendario no puede

devolver el tiempo ni negar la historia.

 

Muy cerca de esas voces ante el sol agonizante

aprendí a deletrear de nuevo las sílabas perdidas.

Nada me ató ni nada me detiene ante la eventualidad

y los prejuicios que invaden sin recato este pedazo de siglo,

aunque quise quedarme como testigo silencioso.

 

He sabido aprender a deletrear la vida

para encontrar la luz aún en las tinieblas

o sentir el viento en la carrera fugaz de un tiempo eterno

y en silencio acudiré a la cita, puntual, si así es preciso,

para no doblegarme ni sentir hastío.

 

Cuando la lluvia escampe

La Habana sabrá de mis sonrisas

porque hasta ahí yo iré para saciar mi sed

a pesar de las sombras que nos niegan

y se tornan eterno desafío contra el olvido.

 

Acudiré puntual a la cita imprescindible

convocada con voz de gozo y de nostalgia.

Nadie sabrá por qué ni cómo

aprendí a deletrear de nuevo el tiempo

para hacer realidad los sueños y construir la historia.

 

(De Desafío contra el olvido)

 

 

 

 

Dame tus cantos infantiles

 

Para Michel

 

El árbol nace a los pies

de cada niño

para hacer su destino

con caricias perdidas

y llanto desolado

o con el grato rumor del viento

que recorre incansable el universo.

 

Dame tus cantos infantiles

para domar mi historia

que no sabe por dónde

recomenzar la vida,

a veces,

a pesar del tiempo acumulado.

 

Siempre los fuegos fatuos

nos torturan,

tuercen destinos y senderos,

andamos

así

buscando sin destino preciso

el horizonte.

 

Entre tu sonrisa perenne

y el sueño nocturno

que te dibuja el horizonte,

descubriré uno a uno

los colores que la bruma esconde

y el espacio infinito de la dicha.

 

(De Navegante de sueños y utopías)

 

 

 

 

En presente y porvenir, tu nombre

 

Para tu asombro, el tiempo; para tu voz mi tacto.

Que no nos deje la historia sueños truncos

y que la circunstancia no altere los presagios

para construir con precisión los signos de tu nombre.

 

Nadie podrá negarme, ni negarte

el vendaval de sombras que nos marcan.

Tu palabra es mi voz de viento eterno

y la historia se escribe con tu nombre.

 

El insondable océano de discordias

deja huella imborrable en el espacio,

y es signo de aliento al porvenir

la sola mención exacta de tu nombre.

 

Impreciso en el camino, recorro este tiempo de zozobras.

Hay quien se asume redentor del mundo y lo desangra

y no atino cómo construir con precisión un mundo nuevo

porque me falta a veces, el impulso decidido de tu nombre.

 

Tejeremos redes de viento para inundar el mundo

con el sonido preciso del pasado lacerante.

Que despierte la gente de su letargo inútil

a entretejer el porvenir, a la sombra de aliento de tu nombre.

 

(De Tu piel en la memoria)

 

 

 

 

Despedida

 

Cuando alguna vez no llegue a casa

no podrás soportarlo.

 

Si alguna vez no llego,

puedes estar segura

que decidí amar

hasta la libertad

o hasta la muerte.

 

(De Historias compartidas)

 

 

 

 

Confesión

 

Confieso que las noches

siempre me parecen cortas,

cada día debiera tener más de veinticuatro horas

para tener tiempo de construir los sueños.

La vida no alcanza para tanto anhelo.

 

Algunas veces he querido dejar la ciudad

y sin maleta irme al mar,

sin ropa ni equipaje;

el hombre no debería programar

horas, encuentros y destinos,

tampoco su tiempo de amor

menos su vida,

porque andar sin destino

es por antonomasia la búsqueda perpetua.

 

Una vez encontré a una dama

en una ciudad apenas conocida;

hicimos el amor

y cada quien retornó a su camino,

a su signo y a sus luces;

estoy seguro que como yo, ella

-sólo ella porque nunca conocí su nombre-

recuerda la manera como descubrimos la luz de las estrellas

en una alcoba, de un antiguo edificio,

con enormes vidrieras en dirección al poniente,

y sonríe, sólo sonríe cuando recuerda;

ese día vimos cómo el cielo

se iba colmando de fuego y nostalgia, con el gozo transmitido

en íntima confesión por su voz dulce y tenue,

y luego descubrimos la luna a través de los cristales.

 

En otra ocasión, en el puerto,

una joven me ofreció sus lágrimas

y vi cómo el dolor se iba quedando impregnado

sobre la mesa, primero, y luego en las sábanas casuales

mientras surgía la luz en su rostro,

cada minuto más bello

conforme se iba borrando su desdicha.

 

Y así,

un día,

otro,

mis pasos me han llevado a percibir aromas sin medida

sin necesidad de nombres y apellidos,

de contratos y rutinas; sin haber programado

la cita con hora, lugar y protocolo.

Así he conocido la forma de inventar la lluvia

y he descubierto la luz con sus colores y matices,

el tiempo equinoccial y el tránsito infinito.

 

Sólo el horizonte abierto

para la luz que se inventa

con el color del sueño.

Sólo una sonrisa y el tacto sin medida,

el aroma del cuerpo y el clima de los días,

la lluvia, el mar,

la luna, el infinito.

 

(De Inaugurar el sueño)

 

 

 

 

Tu piel en la memoria

 

 

 La sombra se disuelve en tu recuerdo

 eres un vendaval sin nombre

desde el instante en que el adiós

desgaja sin misericordia el horizonte.

 

Los colores se diluyen en mis manos

el tiempo sabe de ausencias y demoras

hasta que el sol abriga sinsabores

y el cielo perfila mosaicos de lluvias y promesas.

 

No tu adiós me da el contorno del futuro

sino el preciso sabor de tus instantes

que se tornan augurios cuando el aire funde

los tonos de la vida y de la historia.

 

Nada hay detrás de ti sino tu esencia

el dulce néctar de tu lozanía

una cierta palidez del tiempo que se pierde

y el gozo de vivir un silabario nuevo sin pecado.

 

Cuando te has ido, sólo me queda la memoria,

repaso entonces tu desnuda piel que añoro

o me adentro en los espacios que toco sin mirarte

y que son sueños de tesoros sin destino.

 

Me gusta que hagas falta

porque es la indubitable certeza

de que habré de encontrarte de nuevo

en cualquier lugar del mundo.

 

Estarás ausente, con tu piel sedienta,

tus labios de ansia y tu sonrisa de colores

deshaciendo las cuentas de los calendarios

y construyendo tu asombro sin demora.

 

Yo aguardaré tu arribo sin programa

cualquier día y a cualquier hora,

sin precisar lugar, vestido, ni sábanas de abrigo;

sólo el gozo de una sorpresa que se anuncia.

 

Un día aparecerás entre la niebla,

al despuntar el alba en media madrugada

o cuando el último viento de la tarde sople

y sin palabras sabré que marcarás la historia.

 

(De Tu piel en la memoria)

 

 

 

 

Sin demora

 

No digas ni una palabra. El silencio es plenitud en el espacio.

Vagabundo sin destino, arribaré a tu mundo

y nada habrá que demore el tiempo exacto de la dicha.

 

Afuera, todo tiene su tono y su sabor precisos

de fruta seca y tarde taciturna,

Pero tú y yo habremos de inaugurar

un mundo a la medida de la dicha y el asombro.

 

Nadie sabe cómo es el tono exacto de los días

ni sabe cómo enfrentar el viento de los años.

Sólo tú y yo sabemos cómo construir la historia,

la plenitud, el tiempo eterno, entre nosotros.

 

Cuando caiga la tarde alumbraremos la casa,

dejaremos abiertas las ventanas

para que el viento corra sin demora

y arribe el canto inmemorial que es santo y seña.

 

Estarás desnuda y anhelante, a la espera,

para que yo recorra tu piel, tu historia,

tus precisos recuerdos de la vida

y habremos de inaugurar otra piel para la dicha, sin demora.

 

(De Tu piel en la memoria)

 

 

 

 

Deletreo tu nombre

 

Te tengo por el juego en que te nombro

la palabra que formo te aprisiona;

doblego así con una lluvia ritual

tu lejanía vestida de esperanza.

 

Enfrento las distancias sin medida

como un baluarte donde te vigilo;

la luna empieza a desleír su polvo

la noche aprende a construir su nombre.

 

Sueño, así, en medio del barullo

donde tu voz no existe, mas la escucho

y surge entonces vendaval sin nombre

donde acomodo mi desesperanza.

 

Mi semen de ansiedad que no dormita

busca el aroma blanco de tu vientre;

el amor es un rito sin medida

y la brisa nocturna su regazo.

 

(De Desafío contra el olvido)

 

 

 
Cuando el otoño llegue
 

No vendrá de la misma manera el viento

cuando aprenda a redoblar tambores

para anunciar alboradas.

 

El alba sabrá enunciar a tiempo la palabra exacta.

 

Adivinaré la textura del cielo y el oleaje del mar

mientras la remembranza anuncie el color del horizonte.

 

Tu palabra será la misma, siempre, igual que tu sonrisa

pero cuando pueda armonizar sonidos, estarás en Roma

o en Praga esperando a que el reloj marque las horas.

 

No habrá historia entonces, no sucumbiré a tu encanto

y sólo seré capaz de recordar tus oquedades,

siembra precisa para cosechar asombros cada tarde.

 

La historia es otra, no hay manera de sucumbir en la zozobra

porque el aroma de tu piel será la seña para nombrarlo todo

y de mi estío surgirá la sola mención del mundo de los sueños.

 

Cuando el otoño llegue, no estaré para escucharte

ni mi tacto podrá recorrer la tersura de tu piel

en medio del vendaval de sinsabores que te nublan.

 

Seguiré mi viaje, sin temores. Arroparé tu cuerpo,

habrá una despedida y avanzaré en un camino sin retornos

hasta arribar a un puerto de abrigo, lleno de espigas y alebrijes.

 

El tiempo del dolor se habrá diluido entre las sombras

y nada podrá perturbar los sueños que nos signan

para empezar de nuevo a nombrar todas las cosas por su nombre.

 

(De Tu piel en la memoria)

 

 

 

 

Cuando escampe sabré de verdad tu nombre

 

No supe sino hasta horas después, con precisión,

que tu voz era mi luz de asombro, indubitable

y que el tiempo había detenido su carrera

para inventar de nuevo cada color del horizonte.

Hubo una nube de sorpresas.

Luz de asombro, dije; interrogantes

y ganas de descubrir los signos de la historia

sin más limitación que el tacto o la distancia.

 

Sólo sabemos las certidumbres de un anhelo

acunado desde las horas infantiles.

Esa es la certeza; lo demás es sólo insinuación

ante la vida, la búsqueda perpetua.

 

Recorreremos el mar, inventaremos colores

para el horizonte nuevo y las incertidumbres.

Nadie recorre el mundo sin temores

y cada instante es una vacilación en el signo de los pasos.

Deberemos aprender a construir de nuevo todo

casa, certezas, afecto y hasta desesperanzas

para no entorpecer destinos ni prefiguraciones

y dejar que el viento diluya todo fardo de soledad y hastío.

 

Inventaremos de nuevo el alba, la luz, el arco iris.

Los senderos son siempre una cruel interrogante.

Cuando escampe, sabré de verdad tu nombre, el mío,

la acepción precisa de cada palabra que se anticipe al recuerdo.

 

(De Tu piel en la memoria)

 

 

 

 

Sabio presagio de tu enigma

 

He de saber por ti

lo que en verdad te nombre,

lo que deba decir el viento sin palabra

o lo que el mar infinito te describa.

Nada de ti adivinaré más nunca.

Sólo tendré la precisión del canto, cuando cantes

y el exacto escrutinio de tus pasos

cuando a tiempo describas el sendero.

 

En el sueño andaré buscando tus colores

para entender el tiempo de tu tiempo,

el agua que emerge de tu fuente

y el sabio presagio de tu enigma.

 

Nunca caeré en la seducción de adivinarte

para no restregar la historia con profetas,

sólo tu voz delineará las noches cardinales

y tu tacto señalará mi geografía.

El desierto infinito y la playa sin dominio

serán santo y seña de tu nombre;

el exacto valor de esencia y pensamiento

que te precisan sin condición de tiempo ni osadía.

 

La certeza de mi historia limitará el augurio

para no caer en la seducción del pronóstico irrestricto.

Tu sola palabra delimitará mi sombra

y será mi esencia producto de tu amor y tu embeleso.

 

(De Sabio presagio de tu enigma)

 

 

 

 

Anhelo que se pierde en el viento de la tarde
 

 

De nada sirve repetir tu nombre,

recordar noches de luna y horas sin recato,

que el corazón revierta su existencia loca

o que la breve flama de tu luz me alumbre.

El juego entre las sábanas dormidas,

el aliento impecable de tu tiempo

y mi tacto sobre tu piel dormida

siguen siendo un presente que no cesa.

 

De qué sirve dejar que el fuego del amor se encienda,

que deje entreabierta la puerta de mi casa

y acomode la copa y decante el vino

si no estás aquí y no te alcanzo.

 

(De Saberte de memoria)

 

 

 
 
Un samba de saudade
 
  
 
 
 
 
 
 

 

Para Rosy, Nayeli y Layín

 

Si la vida se acaba

no hagan caso.

Si una mañana no estoy

aquí ya más,

acomoden mis cosas,

resérvenles lugar

y denle acomodo al corazón

de nueva cuenta.

Si un día no puedo compartir

comida y tiempo

dividan en tres la nueva vida

y una vez cada cinco años, diez,

alguna vez,

cosechen una flor

y hagan un samba

sin dolor

sin llanto,

que ahí estaré bailando y cantando

con ustedes.

 

(De Oficio de amar)

 

 

 

 

Virtuosos del amor

 

Haga el amor de día.

Guarde la noche para

dormir y soñar.

 

A un magnate / Lêdo Ivo

 

Hagamos el amor de día

a pleno sol,

balanceando placer y gozo

con el calor del mediodía

y el testimonio caprichoso de las nubes.

 

La luna de miel termina

cuando el amor se encierra

en la penumbra.

 

La sabiduría y el virtuosismo

son productos del amor

que no se esconde.

 

Hagamos el amor de día

amada,

para que no empiecen a devorarnos

los gusanos.

 

(De Repaso de la vida)

 

 

 

Datos vitales 
 
Roberto Arizmendi nació en Aguascalientes, México, en 1945. Tiene publicados 24 libros de poesía, 5 epistolarios, 2 de literatura testimonial y varios sobre educación. Además de poeta es ensayista, promotor cultural y conferencista. Ha obtenido premios y recibido distinciones en México y otros países. Sus poemas y escritos literarios han sido publicados en revistas, gacetas y suplementos culturales de periódicos e incluido en diversas antologías, Diccionarios Enciclopédicos y sitios de la internet. Coordinador del Premio Latinoamericano de Poesía y Cuento de Oaxaca desde 1998. Participante en múltiples encuentros y festivales internacionales de poesía en diversos países. Algunos de sus libros más recientes son: Poesía, El tiempo consentido (Granada, España 2008), Tu piel en la memoria (Palma de Mallorca, 2008), Sabio presagio de tu enigma (Tabasco, México, 2007) y Navegante de sueños y utopías (Tamaulipas, 2005); Epistolarios, Tiempo de palabra (Sonora, México, 2005) y Literatura testimonial, Claves de acceso al horizonte (Cd de México – Sonora, 2007).  

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