De notable trayectoria en las letras iberoamericanas, el poeta chileno Juan Cameron (Valparaíso, 1947) presenta 14 poemas inéditos.
Patología del desaliento
Durante algunos años viví en un subterráneo
parecido a un submarino o a un vientre materno
Yo observaba el mundo a través de un periscopio
con su canal de televisión y el noticiario vespertino
Navegaba con cuidado por países con nieve
el Báltico el Mar del Norte las islas donde hablaban
un extraño murmullo que auscultaba a distancia
Confundía Helsinki con Temuco el blanco con el negro
y apenas emergía los fines de semana
cubierto por una escafandra y algunos libros bajo el brazo
Durante muchos años viví en un subterráneo
Las ratas y los periódicos me fueron conocidos
y supe de los zapatos de moda a través de una escotilla
que se alzaba apenas sobre la línea de flotación
bajo la bolsa marsupial
Me enteré de las cosas más increíbles tuve convulsiones
conocí paisajes que no supieron de mi paso
El silencio y unos pocos amigos fueron mis familiares
inscrito como estaba en la lista de desaparecidos
la hoja del boletín comercial comenzaba con mi nombre
Durante demasiados años viví en un subterráneo
conversaba con dos o tres personas cada fin de semana
el bullicio de las bicicletas espantaba mi oído
En mis salidas nocturnas (me perdone el poeta)
nadaba en la laguna junto a gansos y cisnes
que se agredían deportivamente por un pedazo de pan
para luego fondearse en su lugar de origen
No me arrepiento de nada aunque era bastante aburrida
aquella temporada en el subsuelo (en el invierno)
Un día desalentado por las circunstancias
quemé las naves y los libros y me convertí definitivamente
para inscribirme en los registros electorales.
Buenaventuranzas
Dichoso el tuerto en la tierra del sordo
será como gusano donde gallina ciega
será como el saciado donde el huevo de oro
Dichoso el tuerto en la tierra del mudo
que en su ojo muerto no pintará el sarcasmo
Pero menos dichoso en el país del ciego
a palos con un bote de colores
y la torpe ansiedad del arcoiris.
De los gustos
Mi letra que tanto detesto me ha colmado de alegría y placeres
Mi voz que tanto me altera resuena en las casas y en las calles
Las ideas que tanto he amado (si las tuve)
me tienen cesante y contra el muro.
Los sueños del hombre feliz
No volveré a encontrar la calle donde estaba
En el túnel del Metro no alcancé aquel pasillo
ni a la estación correcta
y sobre la Central equivoqué de andén
cuando partía el tren a mi destino
No llegaré a la hora
No alcanzaré esa sombra
las calles van desiertas hacia el atardecer
la ciudad fue vaciada es una aguja
en el pajar del tiempo
No hay un orinal en este sueño no existen vespasianas ni duchas
imposible amanecer como un fluido sol en el solsticio
La amada que volvía ya no está en esa esquina
ninguno la conoce no hay señales
no volverá a mirarme en esta tierra
No llegaré a la hora
El libro que llevaba lo abandoné en la escena
donde busco la entrada que no hallo
No hay punto de regreso
La sal se me deshace entre los dedos
La imagen se difuma en otra imagen
El coche es un tranvía el paisaje de Europa
una avenida nublada y en silencio
No llegaré a la hora
La amada que despierta a mi costado yace triste
Aún no vuelve su rostro a mi vigilia.
William Shakespeare era un soldado ecuatoriano
Es falso eso de Texas
Lo de Romeo ocurre en un internado para señoritas
y la persecución a espadas por las empedradas calles de Quito
Ya de viejo luego de quedar manco por asuntos de guerra
escribió una saga sobre la llanura y la justicia
que los españoles una vez más usurparon a esta América morena
luego de quinientos años de dominación y clero
Su abuelo fue un vendedor de baratijas que venía del norte
viajó con los 33 orientales de Medellín a Caldas
y de allí hasta la frontera
dijo que Manizales era una fábrica de atardeceres
mucho antes que Neruda lo escuchara de León de Greif
y este es el único antecedente literario más o menos decente
Lo demás es cuestión de los críticos
Todo tiene su explicación y su mesura
al fútbol lo que es del fútbol y Adiós a las Armas o al Séptimo de Línea
Si usted lee entre líneas verá que Hamlet
es un drama empezado en la Cordillera del Cóndor
Todo tiene su explicación y su mesura
El Castillo de Helsinor no se ubica precisamente en Helsinor
y sus sombras danesas se confunden con la nieve y la maleza
Fue amigo de Oquendo de Amat, León Ocqueteaux y Edwin Madrid
Se dice que en Esmeraldas por una cuestión de cuchillos
inventó un radioteatro llamado Otelo
que lo del negro fue una broma de mal gusto
que hablaba bastante mal el inglés
que un sobrino directo instauró el libre mercado en el Guayas
No haga usted caso de estos comentarios
En su carriel encontraron repartido entre huesos
un cuaderno con poemas de Lêdo Ivo, José Angel Cuevas, Horacio Castillo, Hans Magnus Enzensberger, Gelman y otros tantos desgraciados
con el sospechoso nombre de antología para poetas que leen poca poesía
que unos comerciantes de libros vendieron como el Diario del Ché en Bolivia
para enriquecerse a costa de la desgracia ajena
Por eso escribió esos dramas
Dios lo tenga en su santo reino
El envidioso Habermas pinta un autorretrato
Un día tus trabajos costarán millones y todos los ruidos
subterráneos los motores de autos los cantos de los gallos
hablarán de ti no lo dice Habermas son
para ti mi amada palabras que releo mientras Jürgen
pinta su retrato en la cocina No hay filosofía dice
sufragio y democracia no van juntos los colores
son de sangre cae el arcoiris a pedazos
(al fondo de su imagen hay palacios con salones de ferias
con mármoles que ascienden por sí mismos
invadidos de siervos con paquetes
y brillan así cárceles de lejos
-son molinos de viento a derribar por dentro)
Un poco de razón una vez más aúlla entre las ollas
en la cocinería del lenguaje
ni habrá millones ni habrá cantos de gallos
el diálogo es el ruido razón repite razón
y rasga el paño.
Luisa Ferrari In Memoriam
Ayer pasaba Luisa al lado de mi trolley
veloz sobre su carro como si apresurada
muerta ya ha veinte años quisiera adelantarse
De niño la miraba montado sobre el muro
salir junto a su novio de la casa del fondo
besarse apasionada como en un film de entonces
hermosamente hermosa
Su madre propietaria le arrendaba a una tía
hermana de mi padre (según dice el guión)
Ayer pasó el mayor junto al nieto de Luisa
Venía a visitarlo desde la antigua Svea
Éste es mi hijo -dijo señalando al muchacho
más alto aún que yo tendido sobre el muro.
Daría gustosamente mi vida
Daría gustosamente mi vida
por dos o tres vidas
plenas de poesía como ésta
Daría gustosamente la vida
de otros por la mía ojalá
dos o tres hijoeputas
pero con buen billete por supuesto.
Borges lamenta haber publicado
a un promisorio escritor
Perdona mi ceguera
No vi brillar al Dante entre tus líneas
de crónicas locales.
Malas palabras, quizás las últimas, para el Ñaña
es jodido pensar
que volviste de europa a atender un hotel
que el francés y el italiano sirvan un carajo en este país de nada
es jodido pensar
que ese vino barato que trajiste a la casa la noche del cumpleaños
la usé de cocinar
y bebí sólo dos copas cuando el cabernet se había estrangulado
es jodido pensar
que en esa foto intentas seducir a una amiga
y en la otra conquistan a tu novia los míos
borrachos como estábamos
es jodido pensar
que te caíste al suelo y te trizaste
que el nombre en el obituario esa mañana
era el tuyo
que no alcancé a subir al cementerio
a decirte en francés, en italiano, en cualquier lengua conocida
malas palabras quizás las últimas
pues debía comprar para el almuerzo
y si acaso
buscar una botella de buen vino
y mirar estas fotos.
A Jorge Contreras Wood
In Memoriam
Pekala Mara
Cerca de la frontera con Bolivia vive Pekala Mara
No es mi dama ni ha sido sino desconocida esta Pekala Mara
pero la historia envidia ese nombre que ya quisiera
llevar entre sus páginas como una novela: Pekala Mara
Qué apellido mayar ancló en qué árbol del Matto Grosso
se desprendió de un ala o naufragó en un río
La misma Pekala Mara quiere nadar a contraviento
volar contracorriente y encontrar esa huella
esa mínima brizna que la llamara Pekala
y decir que en la frontera alguien busca su nombre
y pregunta al viajero si ha escuchado el sonido
del pájaro perdido en la espesura
Pekala Mara tiene
le han cortado
un nombre de la rama del olvido.
Germen
Traduzco Los Pájaros de Lars Gustafsson
En el patio las bicicletas naufragan en la nieve
Picotean los copos contra la ventana
Bajo el frío sol mi mundo es una manzana a la redonda
Estoy -estaba digo sin saberlo- sobre el cuadrado del círculo
Mañana cumpliré cuarenta años
la muerte etc. etc.
Sergio se fue a España en busca de vino de mujeres de divorcio
Traduzco tres sílabas del idioma extranjero
Fåglarna
en mi lengua en otras lenguas suena a niebla a lar a nada
Un diccionario sacude sus ramas se desprenden sus plumas
Mañana subiré del subterráneo a la plaza nevada
Volaré a mi bautizo.
Escrito en Estocolmo
Y qué será de Patricio?
Con su ceñudo gesto se echará unas copitas en memoria
de quizá cuál recuerdo / nieve / luz artificial
/ el silencioso túnel de algún Metro
camino hacia sí mismo (el timbre de un teléfono irrumpe en el poema)
Su voz apenas queda registrada en la imagen
-una fotografía fechada hace unos años-
resuena en la consola al reinventar su nombre
La pantalla es oscura
El ceño es de mi padre la calva de mi abuelo
su amor al viejo libro lo copió desde niño
y ahora entiende a Shakespeare y se ríe en los buses suburbanos
de sus tontas novelas medievales
Lo miro en este texto:
tiene casi la edad que yo tenía en ese instante
en la misma ciudad cuando llegaba
sin saber de un regreso
(el timbre de un teléfono extiende sobre el tedio
su ruido por la tarde) Es ya casi verano
y ahora los papeles se invirtieron como puntos cardinales
(lo dijo Ángel González) que ocultan sus ganancias:
tiempo tiempo tiempo
Traquetea el olvido como un tren subterráneo
y en cada andén el viento levanta algún retrato
-un cómic arrojado desde un tren extranjero (*)–
que alza como un hijo en repentina risa
y lo arrastra a lo oscuro.
(*) Íbamos en busca de la libertad de América/ El tren era un cansado jadear sobre la pampa/ y esas líneas te dije son trampa para incautos/ Lancé por la ventana tu revista/ y con ella -ahora sé- deshojaba mi imagen/ Has cobrado esas páginas/ cada cuadro cada globo cada color has revisado/ Difícil detener ahora esa marcha/ aullar como ese tren antes del túnel/ bajar y recogerla entre los restos/ cambiar de itinerario/ Éramos cuanto somos quizá algo más pobres/ o más aventurados/ Tal vez eso olvidaste mas no aquel cómic/ Cada palabra tuya lleva rencor en su trazado/ y a veces florece con el vino/ al paso de la ausencia/ No hay fin para esta historia/ es parte del guión equivocado/ panfleto de algún cuento/ que silba en la memoria y nos persigue/ como el retrato de una estación ya muerta.
Epígrafes
“País culiao…”
Marcelo Mellado
El epígrafe de Enrique sobre esta horrorosa página
hiede en ausencia
Yo nunca salí de nada tampoco de su texto
aquel donde menciona
a un extraño país con vista al mar
Toda esa trama está relatada en un spot publicitario
que anima esta kermesse de atrasados mentales
Toda la tramoya retratada al otro lado de la hoja
en el verso espantoso que la hiela
Qué más?
Brillan cercanas dos líneas de Arbeláez
(será para el próximo poema).
Datos vitales
Juan Cameron nació en Valparaíso el 28 de enero de 1947. Autor de numerosos poemarios, destacan entre otros Perro de circo (1979), Cámara oscura (1985), Como un ave migratoria en la jaula de Fénix (1992), Jugar con la palabra, (antología, 2000) y Treinta poemas para leer antes del próximo jueves (Costa Rica, 2007). Ha publicado, además, las crónicas Ascensores porteños/ Guía práctica (1999 y 2002) y Ascensores de Valparaíso (2007). Entre sus reconocimientos se cuentan los premios Federación de Estudiantes de Chile (FECH) 1972, Gabriela Mistral, de la Municipalidad de Santiago, 1982, Revista de Libros, diario El Mercurio, Santiago, 1996, Villanueva de la Cañada, Madrid, 1997, Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en Poesía, 1999, y Ciudad de Alajuela, Costa Rica 2004. Figura, además, en una treintena de recopilaciones de poesía chilena y latinoamericana y ha sido traducido a diversos idiomas.