Lucila Nogueira (Río de Janeiro, 1950) es poeta, ensayista y traductora. Es Miembro de las Academias Pernambucana de Letras y Brasileña de Filología. Entre los veinte libros de poesía que ha publicado, podemos mencionar Almenara (1979), Pecho abierto (1983) o Ainadamar (1996).
Poesía em Havana
Poemas del Ainadamar
II
Descubiertos no fuimos: inventados
Antinomia que me quito el sueño
Siempreviva en al piedra funeraria
Contemplo las cenizas de lo que ya fue fuego
Tu epopeya finaliza en el quijote
Que deseo unir armas y letras
Tu epopeya es el túmulo de Lorca
Y el cadáver de Goya sin cabeza.
III
Palos de la frontera. Ve, colon
A diseminar la caída musulmana
Y a granada andaluz, canta conmigo
Nostalgia por el indio americano
Viene de lejos ente banzo de quilombo
De América y de África gigantes
Palos de la frontera. Ve colon
Quitar del paraíso la libertad.
IV
El oro americano para las guerras
El oro americano para las deudas
Tantos años de luchas y guerrillas
Y cañones y yugos y caudillos
Esta virgen de plata es insolente
Su brillo es un ultraje al pueblo indio
Tan puro y tan ingenuo en la selva
Asesinado en el colonialismo.
VI
Tus paredes de oro, Moctezuma
Cortes las derritió y te hizo esclavo
Pero colon volvió encadenado
Pizarro se vio al fin ejecutado
La inocencia de Adán, dijo caminha
No fue mayor que la de los colonizados
Fue en amazonas donde Lope de Aguirre
Soñó estar viviendo en Eldorado.
VII
Y la indenpencia vino simultánea
De México a la Provincia de La Plata
Caracas, Santiago, Buenos Aires:
Un destino común de la lengua y patria
Por las aguas del río Magdalena
Bolívar anda en naves de Zapata
Andaluz, Andalucia, Andalucila
Desde Amazonas a los Andes y La Plata.
VII
América, pasaron tres siglos
De la Iglesia de Colón la retomada
Las Casas, de Victoria, José Martí
Caneca, Tiradentes: Libertad.
América, tu nombre es Ayacucho
Europa, ¿Dónde esta Nueva Granada?
Ciento sesenta años pasaron
Tal vez por esto esté emocionada.
IX
Esta vez no iré a Santiago
De Iberia, Cuba inversa lorquiana
Y el nombre de mi padre en la maleta
Me hizo sentirme en casa en tierra extraña
Esta vez no iré a Santiago
Román, el de Padrón, Reyno d´Hespaña
En lengua portuguesa tuvo origen
Mi destino en la lengua castellana.
XXXI
Y ahora voy a hablar de mi destino
Perdido en la canción de Andalucía
Y ahora voy a decir que mi delirio
Es la propia verdad de la poesía
Imagen de mi pueblo torturado
Sin defensa en un suelo de nostalgia
América, América, América
Escribo la historia de tu agonía.
XXXII
Es tanto el dolor que el silencio es crimen
La angustia es desde el hambre a la metafísica
América, América, América.
Grito tu nombre hasta romper los tímpanos
Somos blancos y negros, somos indios
En la sucesión de las vanas carnicerías
Atlántico, Atlántico, Atlántico.
Tú no separas mi poesía.
XXXIV
Escribo desde las patas del destino
Desde el arcaico animal de mi futuro
Escribo desde la Tierra de Utopía
Soy el rostro del Alma Americana
Soy el rostro de la América herida
Vengo de la catedral subterránea
Mitad sueño y soy mitad bronce
En el espejo que responde sin preguntas.
Movimientos de cuerdas en los remolcadores
Movimiento de cuerdas en los remolcadores
Hora europea de un calidoscópio de brumas
Dedos como submarinos entre sargazos
No es tan lejos
De Babilonia a Jerusalén
Ciudad- muelle de Saint-Nazaire
El atracar y partir de los navíos
Movimiento lento en agua quieta
Horizonte indefinido en el Loire
Balcón entre los andamios y las grúas
Éxtasis inesperado de las embarcaciones
Yo aquí soy solamente una extranjera
Y llevo la marca de la casualidad
Yo soy la transeúnte forastera
Y así como llegué debo partir
Yo soy aquí sólo la pasajera
Y por mas que me entregue
Permanecí ajena
Por más que te quiera
Yo soy farouche
Y esta ciudad es sólo mi trayecto
Foso muralla puente y centinela
Así como llegué debo volver
Nadie me saludará
Desde cualquier ventana
Aunque yo fuera
Muelle platónico de mí
Dimensión metafísica del sueño
Muelle metáfora del cuerpo pasaporte
Somos nosotros los barcos de esta noche
Muelle invisible de la resurrección
Navidad en Montparnasse
La enorme luna oval se derrama en nuestra cabeza
Mañana oscura en una voluntad oscura
No sé por qué motivo entramos sin motivo
Es esa tela gigante de Salvador Dalí
Yo y usted vacíos en ese tren que nos paraliza
En relieve los cigarros retorcidos
Por favor haga alguna cosa
Congele nuestra imagen con el control remoto
Es una pena que este film termine
Pero usted duerme en silencio en el vagón de al lado
Y una copa de vino no mancha de sangre el valle del Loire
Vidrio empañado paisaje corredizo e impreciso
Ésta es la hora en la que yo podría quedarme
No tengo e-mail y no respondo cartas
Y un tren completamente inmóvil distancia
Las canciones de navidad en Montparnasse
La visión de doña Juana
Cuarenta y siete años de clausura
Costáronte ese amor que dedicaste
Aun veo tu bulto taciturno
Caminando en las noches de Granada
Semidesnuda en torres de castilla
Hoguera junto al puente levantado
Nadie supo entender tu pesadumbre
Tu cuerpo envejeció desconocido
Doña Juana, la loca fue por celos
La puso la pasión en ese estado
Te veo en Flandes, la tijera en alto,
De la rival las trenzas cercenadas
Don Felipe el hermoso y el liviano
Insulto, indiferencia, bofetada
Pero el amor del rey no devolvieron
Las moriscas con baños perfumados
Velo negro en el rostro melancólico
Enajenada en languidez de enferma
En la cartuja final de Miraflores
Mira al amado muerto como estatua
Te arrancaron tus hijos y tu reino
Tus padres muertos son volver a verte
Aún veo tu bulto taciturno
Caminando en las noches de Granada
El puñal en la cintura
Gitana, si, el puñal en la cintura
Todo abandono al ímpetu más súbito
Leopardo o león, fulguro en el peligro
Águila que descansa en las alturas
El mundo es una carta de baraja
La sé pasar como atravieso el fuego
Y al enemigo cruel convierto en piedra
Con mi simple mirar de salamandra
La luz del sol encaro desde niña
En una rotación salvaje y ávida
Soy nómade y pagana y desafío
A los perros domésticos y urbanos
Gitana, sí, garras de terciopelo
Cargo la suerte en mi carromato
Y yo sé tu secreto y tu futuro
Bailarina andaluza en velo de llamas
Calle de Lima
A la memoria de mi abuela Lucilla
I
Estos días de lluvia traen siempre
Las tardes de lectura en el altillo
Recuerdan viajes en la mecedora
Comiendo un merengue iluminado
Las Habas Mágicas, Gato con Botas,
Piel de Asno, la Cenincienta,
La Bella Durmiente, la Mora Desleal
Y yo era Alicia atravesando espejos
Los ojos muy verdes en el silencio
La abuela duerme, la mucama muda
La escalera el corredor la travesía
Por los mares de la infancia absoluta
Union, Cabugá, Cervasio Pires,
Ruido de las galochas en el agua
La capa, el paraguas y mas triste
En la escuela el recreo emparedado
Estos días de lluvia traen siempre
La tortuga nadando en inundado
Patio de una niña dividida
Pasando Botafogo y San Amaro
La calle Caimurano, el organillo
Parado en Voluntarios de la Patria
Y yo iba a visitar en Real Grandeza
A mi abuela portuguesa y sus canarios
En el tranvía anuncios coloridos
Phymatosan, Juvenia, Gato Preto
Todo era aroma de lanza-perfume
Y lo oscuro del túnel mi secreto
El caño en la azotea, el chorro de agua
Su perenne canción, la Serpentina
Gigante que arroja cuando llueve
Un sol en mi escenario de chiquilla.
II
Visiones obstinadas me seguían
Desde la puerta del altillo al sueño
Las ropas colgadas en la pared
Me miraban como espíritus en la sombra
Y la humedad corría de las paredes
A los colores helados del piso
Solo no era sombrío e indiferente
El carrusel de vidrio sobre el acuario
Yo tenía un delantal azul y blanco
Y colgaba del brazo la merienda
Dos lazos de organdí entre los cabellos
Y estrellas escondidas en mi cuarto
Un cristal donde veía el arco-iris
Vara de juntar manga-rosa y espada
El imán que atraía los alfileres
Los discos portugueses de saudade
Rosales y bambús en el cantero
Mi abuela como yo tan delicada
Y el día en que alguien dijo en el desván
Que iba a arrojarme al Capibaribe
Letreros luminosos sobre el río
Yo sentada en el ómnibus “Cidade”
Y al volver de la escuela al mediodía
Obreros apostando en la calzada
Numero ciento dos, calle de Lima:
Casa tan pequeñita y tan gigante
En donde fue creciendo aquella niña
Hada de Peter Pan tocando el sueño.
III
Nadie sabía que yo era poeta
Ni aun la noche con su mar de penas
Nadie en lo cotidiano sospechaba
La sensibilidad alucinada
Mundo que yo miraba y no me veía
Humanidad: foto congelada
Que asustaba el pasaje a la alegría
En esa niña abstracta y solitaria
Versos adolescentes, yo los amo
Colegio San José, calle de Lima
Parque Trece de Mayo, ya no juega
La pobre niña rica en la calzada
La vida atravesé como atontada
Mirando atrás, llevándome caídas,
Hada feérica en fulgor de fiebre
Amarrada al nocturno de las farsas
Festín feroz, me hirió la fiera fría
Y el cuerpo que era etéreo se hizo carne
Carne desmesurada, carne viva
Perpleja e indefensa carne alada
Carne desesperada, estremecida
Rebelde de pasión y fragmentada
Carne diosa del sueño y de la magia
La razón se confiesa tu esclava
Polvo de Pirlimpimpím, Tierra del Nunca
Estos días de lluvia me recuerdan
Yo que soy luz volcánica entristezco
Mar de melancolía en plena pena.
Poema II de “Reflectores”
Hice de cuenta que no percibía el veneno de tantas ofensas
Escapé totalmente muda con un micrófono en la mano
Ahora todos esperan oírme hablar sobre el desastre
Pero ahora me siento libre de cualquier programación
Luche para no contaminarme de tanta banalidad
Eso es poesía
Y descubrir el triunfo existente en cada humillación
Eso es poesía?
Ahora todos esperan oírme hablar sobre el desastre
Escape totalmente muda con un micrófono en la mano
Poema XX de “Reflectores”
Para Sergio
Camino entre las butacas de patio
Desde mi nacimiento que estoy high
Eres mi personaje predilecto
En fin, no vale la pena dramatizar
La ciudad cambió y quien devuelva
Los fines de tarde en la mesa del Mustang
Las citas en el bar de la Libro 7
El strogonoff de la cantina Star
Cierre este libro y no abra los e-mails
Todo mi error fue pensar demasiado
Baile tecno house o heavy metal
Bolero, pagode, frevo y forró,
Los pájaros están cantando fuerte
En la súbita claridad de la mañana
Cercada de neón y rayos láser
Es la hora de acabar el show
Camino entre las butacas de patio
El último que salga que apague el reflector.
Datos vitales
Lucila Nogueira (Río de Janeiro, 1950) es poeta, ensayista, cuentista, crítica y traductora. Profesora de Post-grado en Letras y Lingüística de Universidad Federal de Pernambuco. Miembro de las Academias Pernambucana de Letras y Brasileña de Filología entre más de 10 asociaciones e instituciones artísticas. Ha publicado 20 libros de poesía, entre los cuales se encuentran: Almenara (1979), Pecho abierto (1983), Ainadamar (1996), entre otros. Ha sido merecedora del Premio de Poesía Manuel Bandeira.