Foja de Poesía No. 299: Nieves Álvarez Martín

Nieves Álvarez

Nieves Álvarez Martín, nació en Mingorría, Ávila. Vive en Cantabria. Es una escritora autodidacta. Ha obtenido una docena de premios literarios. Ha publicado, entre otros: Fantasmas en la boca, Trenes de cercanías, Geranios rojos, o Íntima trinchera.

 

 

VII

 

La muchacha
de los ojos azules
estudiaba un examen
en los trenes de marzo.

El libro aprendió a volar
entre cristales
y sus ojos
dibujaron nubes
en todas las miradas.

 

(De Trenes de cercanías)

 

 

 

Teorema de la lírica

 

Apenas un murmullo, simplemente

un ligero murmullo que se apaga,

un cálido silencio que divaga

en las líneas de fuga de la mente.

 

Un murmullo fugaz, iridiscente,

que dibuja el mensaje y que se embriaga

de aquella plenitud en la que indaga

la voz y la palabra, suavemente.

 

El sueño de la lírica domina

los impulsos del ser que está esculpiendo

en las entrañas mismas del teorema.

 

Y en la penumbra, allí donde germina

la magia vertical, está naciendo

el alma que palpita en el poema.

 

 

 

Las horas

 

Se asombra el calendario

de este tiempo de rosas

mientras me balanceo, suspendida

en las horas que pasan, sin sentido.

 

El impulso no existe,

se ha perdido tras un rumor de abrazos

y sólo las palabras, a lo lejos,

descifran la nostalgia de los días.

 

Paso a paso, despacio, muy despacio

se va ocultando el sol,

el horizonte

ha ensanchado la línea divisoria

entre el cielo y la tierra;

mientras, cada minuto cuenta,

está contando la historia de un recuerdo,

el almacén sagrado de unos besos,

el árbol que florecerá mañana.

 

Acaba de apagarse

el sembrador de sueños

mientras canto en silencio una canción

de arena.

 

Y hay un reloj que marca

el ritmo de mis manos,

y unos versos que dictan el mensaje,

y una voz que no es mía

y que me pertenece.

Y hay un dulce presagio

y un dios de chocolate

y un tiempo de amapolas

en el que fui feliz.

 

(De Intrusos en el tiempo. Teorema de la lírica)

 

 

 

Búsqueda

 

Y busco los porqués, los adjetivos

que puedan describir las inmutables

vertientes del axioma,

las alas verticales de los nombres

que no se nombran nunca,

las pequeñas huidas al fondo del abismo. 

 

Y busco un acertijo que adivine

a qué juego se juega cuando el día

se tiñe de silencios

y los ojos se llueven y se secan

y no respira el nuevo calendario

y tienen anorexia los delfines.

 

Y busco las palabras

que no encuentran refugio en otras bocas,

las que no necesitan

permiso de los días para seguir estando,

las que se catapultan

desde el tablón de anuncios de un te quiero.

 

Y busco por si acaso

alguien puede decirme donde queda

la estación de los trenes solitarios

-de los sueños perdidos-

para poder subirme a sus vagones

y volverte a encontrar.

 

(De La Magia de la voz)

 

 

 

Las palabras

 

No llueve y sin embargo

la humedad se nos cuela hasta los versos.

 

Las ropas empapadas de rocío

se descuelgan de todos los ausentes.

 

En el ambiente vuelan

las múltiples metáforas

que tienen su refugio permanente

en las páginas tristes de antiguos diccionarios.

 

Ellas saben cómo el poeta busca

ese momento mágico

en el que encaja el mundo en cada letra,

que viene a rescatarlas

de las páginas grises,

de los libros malditos,

antes de que los lirios se hagan sombra

y el weekend se les llene de turistas.

Las palabras se exhiben lujuriosas

desnudas,

desnutridas,

sedientas.

Buscan en los poemas un refugio

para poder vivir eternamente.

 

 

 

 

Tú y yo

 

Se abría la pared,

cada mañana se abría la pared

y se movía

el dolor en los huesos de la tarde.

 

Era una forma extraña de buscarnos

jugando al escondite por la casa.

 

Tus manos rodeando mi cintura

y mi sexo

y mi vientre

y el horizonte entero

pegado en un paisaje interminable.

 

Éramos dos fantasmas

agitando los cuerpos,

enredando los días y las bocas.

 

La voz era un silencio estremecido

y la piel un conjuro a mar abierto.

 

Se abría la pared

y se paraba el mundo

-tarde-mañana-noche-

en un bucle final y sucesivo,

un grito a tumba abierta

y un abismo de agua entre tú y yo.

 

(De Los íntimos secretos de la voz)

 

 

 

Mujeres

 

Hay mujeres que tienen la mirada
repleta de caricias,
que siembran la ternura con sus manos
y bordan en espejos de cristal,
mujeres cuyos nombres
derrotará el olvido.

 

Hay mujeres de arena que pregonan
su voz en los desiertos,
que sueñan con oasis diferentes
y dejan su palabra florecida
en las playas del tiempo
sin que nadie comprenda su razón.

 

Hay mujeres que sufren
el desgarro de sensaciones rotas,
que pagan la osadía de ser libres,
que mueren defendiendo su verdad
sin entender por qué
nadie ha escuchado sus gritos en la noche.

 

Hay mujeres anónimas:
poetas, escritoras,
esposas maltratadas,
amigas arco iris,
hermanas, madres, novias,
doctoras, alpinistas,
amantes del amor,
presas de un sueño o simples compañeras.

 

Mujeres que perdieron la sonrisa,
mujeres que han ganado la licencia
de seguir siendo
siempre
ellas.

 

Porque tú y yo sabemos que hay mujeres
como tú y como yo que están buscando
poder nacer personas
simplemente.

 

(De Con A de mujer)

 

 

 

 

Palabras, espacios, letras, C

 

Compartir, contar, conocer, crecer, cantar, causar.

 

Cada palabra tiene un lugar en los versos,

y cada espacio tiene una C

que deshace la calma.

 

Algunas interrogan al poeta,

otras sacan la lengua del artista

para desintegrar lo conocido

y generar lugares diferentes.

Instalación, verbena, bocas de ceniza.

Asoman las preguntas y enarbolan banderas de Bután,

un cubo negro ensaya sobre el miedo

y el saco de la risa abre caminos,

quieren saber por qué tienen fronteras

los poros de la piel.

 

Hay palabras, acciones,

que buscan cada noche colarse entre los muros

de relojes de arena solitarios.

Las hay arrepentidas de callarse,

las que lloran los días sin tristeza,

las que pretenden reventar los tímpanos

de quienes prostituyen su sonido.

Son fruto del dolor,

de la denuncia pública,

del silencio privado,

del arte en la metáfora plural,

del round trip y del golpe de martillo

en las afueras del interior del todo,

de la pericia nómada,

de los márgenes adscritos a la voz.

 

Hay palabras que sueñan con la vida

dentro de otros poemas,

dentro del arte, arte,

en la coreografía emocional,

dentro del compromiso irreverente.

Palabras que florecen en los campos minados,

palabras que aterrizan entre espinas,

palabras que no saben navegar

y desnudan al arte y al artista,

buscan la hibridación y el mestizaje,

desdibujar los límites,

desertar de toda la ortodoxia insoportable,

intimidante, insinuante y under construction.

 

Suelen vivir –algunas-

en diccionarios cómplices

de tópicos insípidos y fétidos insólitos.

 

Otras viven en bosques del glamour,

azul en la verdad y sed en el dolor.

No encontraron la puerta

para poder perderse, al fin,

cerca del paraíso,

y conciben la vida en la frontera,

se han exiliado en la ciudad pintada,

construyen realidades de cristal

dentro del desarrollo sostenido,

¡welcome! Infra-supra-estructural.

¿Y quién no llora?, ¿quién?

 

Y las hay que pernoctan en pensiones

cargadas de razones, mosquitos y belleza.

Se pelean, están enhebradas a punta de cruz

cerca de una estancia atemporal,

single,

concluyente.

Algunas son como aves migratorias,

no encuentran el lugar donde quedarse,

ni quieren que su tronco eche raíces

en daños colaterales de las guerras,

la cinética humana cavernícola,

de identidad fetiche.

Están entrecruzadas,

inmersas en la feliz dinámica del desorden,

atrapadas como insectos,

son tal vez mercancías, residuos,

luces ciegas, realidades sin ventanas,

ni memoria.

 

Las hay que están buscando verdades clandestinas,

que huyen de frases inventadas desde siempre,

las que van a nacer y se revelan,

las que quieren decir lo nunca dicho.

Las que están en la vida cotidiana

y no han salido nunca del salón.

 

Causar, cantar, crecer, conocer, contar,

compartir, compartir, compartir.  C

 

 

24 de abril de 2011 (inédito),

leído públicamente, al comienzo de la celebración del

Décimo aniversario de Espacio C (Arte Contemporáneo)

 

 

Datos vitales

Nieves Álvarez Martín, nació en Mingorría, Ávila. Vive en Cantabria. Es una escritora autodidacta y polifacética, ha tocado diferentes géneros literarios. Profesora enamorada de la lectura y de la Pedagogía, ha publicado más de doscientos materiales didácticos multimedia, algunos de ellos traducidos a otras lenguas. Ha obtenido una docena de premios literarios. Entre ellos destacan, en poesía: Primer premio Poesía en Castellano Vicente Martín (2006). Primer premio en el “XVII Premio Nacional de Poesía Mario López” (2009). Primer premio en el XIV Premio de Poesía ‘Nicolás del Hierro’ (2010).  Entre otras publicaciones: …y diez… Consejo de la Mujer. Santander 2003. Fantasmas en la boca. Santander, Tantín 2004. Trenes de cercanías, Santander. Caja Cantabria 2005. Geranios rojos. Consejo de la Mujer. Santander 2006. Navegando Fantasmas: tras las huellas de Gulliver, Madrid. Torremozas 2006. Íntima trinchera, Santander. EducArte 2006.  Intrusos en el tiempo. Teorema de la lírica, Madrid. Vitruvio 2007. La memoria del bosque, Santander EducArte 2007. Contrastes, Santander, EducArte 2007. Luces y sombras, Avilés, 2009. La Magia de la voz. Córdoba. 2010, “Los íntimos secretos de la voz” Ciudad Real. 2010. “Con A de mujer”. EducArte Santander 2011

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